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Rejuvenecer la UJC: una "papa caliente" para la pionera Yuniaski


Yuniaski Crespo, nueva Primera Secretaria de la UJC
Yuniaski Crespo, nueva Primera Secretaria de la UJC

La nueva primera secretaria de la UJC se encuentra al frente de una organización desgastada por los lugares comunes y sin "gancho" para los jóvenes.

“Y ahora la pionera Yudisleidis nos va a recitar el hermoso poema dedicado a nuestro Comandante en Jefe por el Indio Naborí: 'Se llama Fidel'. Adelante Yudisleidis".

¿Quién que haya cursado la escuela primaria en Cuba después del 59 no recuerda una escena como esa en los matutinos escolares? ¿A quién se le puede olvidar toda la mimética emoción de la pionerita –casi siempre destacada en las “actividades” político-ideológicas-- mientras repetía aquellos babosos versos al máximo líder?

Aunque no la conozco personalmente, me atrevo a asegurar que así empezó también la trayectoria política de la pionera Yuniaski Crespo, la joven tunera a quien le acaban de encomendar la “papa caliente” de rejuvenecer a la envejecida Unión de Jóvenes Comunistas, la UJC. En una larga entrevista para Juventud Rebelde, ella admite: "Siempre me han gustado mucho las cosas que tienen que ver con las actividades, y me era fácil, en el colectivo pioneril, tener alguna ascendencia".

Las “actividades”. El “colectivo pioneril”. Uno de los recuerdos más gráficos que guardo de la UJC se relaciona con una conversación casual que sostuve allá por 1987 con un primo de mi esposa en el Centro de Epidemiología de la calle Patrocinio, en la Víbora, donde los dos por diferentes vías –yo, tras cumplir prisión política-- habíamos entrado a trabajar en la campaña contra el Aedes Aegypti.

El muchacho, que era miembro del comité de base de la UJC del “centro” (de trabajo, se sobreentiende), conversaba con toda normalidad sobre las últimas novedades de la familia. Hasta que llegó otro miembro del comité de base. Ahí mismo el primo sufrió la metamorfosis de Gregorio Samsa, me hizo a un lado, y los dos empezaron a hablar con espuria pasión, en un lenguaje que a mí me sonaba ya como de fuera de este mundo, de un joven con “tremendas cualidades” al que le estaban preparando el “aval” para el “crecimiento” y para probarlo le estaban encomendando algunas “tareas”.

Leyendo la entrevista con la pionera Yuniaski me doy cuenta de que el lenguaje de la UJC de hoy sigue siendo el mismo: términos como “el colectivo”, “la dirección de la revolución”, el “proceso histórico”, la “conciencia revolucionaria”; y valores como “el antimperialismo”. También me doy cuenta de por qué muchos jóvenes cubanos rechazan afiliarse a la organización que se supone sea la “vanguardia” de la juventud cubana.

PERO... ¿NADIE VA A DAR UN PASO AL FRENTE?

En Cubaencuentro, la periodista independiente Miriam Leiva escribe desde La Habana que la simulación y la doble moral han deformado los valores del relevo generacional, que busca todos los pretextos imaginables para evadir el ingreso en la Unión de Jóvenes Comunistas, porque no cree en la “revolución”, o tiene la mente puesta en la tarjeta blanca, el permiso de salida del país. Incluso entre quienes se acercan, “no existen garantías de que lo hagan por convicción política, pues abunda el interés por escalar en los estudios, los puestos de trabajo y lograr una misión en el exterior”.

Leiva se pregunta: ¿Dónde está el programa de la UJC con la búsqueda de soluciones a los problemas que afronta la juventud? Y afirma que todo se reduce a las eternas directivas sobre comportarse en apoyo y reprimir cualquier opinión independiente mediante la calificación de contrarrevolucionaria.

La ex diplomática y fundadora de las Damas de Blanco apunta asimismo que tampoco les ha resultado tratar de cambiar a la UJC cambiando a su primer secretario, pues la organización ha tenido 10 máximos dirigentes, de los cuales al menos cinco [Luis Orlando Domínguez (1972-82); Carlos Lage Dávila (1982-86); Roberto Robaina (1986-1993); Victoria Velázquez (1994-97), y Otto Rivero Torres (1997-2004)] fueron defenestrados y sancionados o enviados al "plan Payama".

Y EL RELEVO ¿QUÉ?

Estas sucesivas “decapitaciones” de presuntos herederos políticos han puesto entre grandes signos de interrogación incluso la posibilidad de que alguien pueda llegar a través de la UJC a los máximos cargos del Partido Comunista y del Gobierno de Cuba.

Por estos días visitó a República Dominicana el dirigente del departamento de relaciones internacionales del PCC, Juan Carlos Frómeta. El titular de “Listín Diario” era prometedor: “Raúl Castro se prepara para el relevo en Cuba”. Pero también era puro gancho periodístico, pues en el primer párrafo nos enterábamos por boca de Frómeta de que ese relevo generacional se permitirá “dentro de cinco años”. El imaginario escenario sería un PCC abocado "a un congreso en el que se espera que un liderazgo colectivo asuma la riendas del partido y de la Revolución Cubana".

Similares esperanzas de relevo se cifraron en el Sexto Congreso del PCC, realizado 14 años después del anterior, en 2011. Al final, el Buró Político fue “renovado”: La mayoría de los observadores resaltaron entonces desilusionados la ratificación de los “históricos”, el elevado promedio de edad en el nuevo Politburó, y la casi absoluta ausencia de un relevo generacional, o de algún plan para implementarlo.

Por otra parte, junto con el desgaste de la “conciencia revolucionaria” entre la población, sobre todo a partir de las penurias del Período Especial, ha perdido vapor la “combatividad” dentro de las filas de la UJC.

Hace unos meses, en ocasión del aniversario 50 de la organización juvenil, el periodista independiente Orlando Freyre Santana reportó en Cubanet un diálogo a través de Internet –o su versión filtrada, Intranet-- entre jóvenes dirigentes de la organización en provincias y municipios, y miembros de su Comité Nacional.

Señalaba Freyre que en el debate afloraron temas como la rutina que padecen muchos comités de base, que solo se ocupan de cobrar la cotización y hacer reuniones; la escasez de actividades recreativas para la juventud; y la estrategia a seguir con los jóvenes que se afilien al trabajo por cuenta propia. Pero entre todas las inquietudes hubo una que –escribe el autor-- debe haber causado alarma en la cúpula del poder castrista: qué política podría aplicar la UJC para intentar disminuir el creciente número de jóvenes que, una vez que arriban a la edad límite para permanecer en las filas de la organización, no desean ingresar en el Partido Comunista.

La película de 1993 "Fresa y Chocolate" reflejó la distancia entre los cuadros de la UJC y el resto de los jóvenes cubanos.
La película de 1993 "Fresa y Chocolate" reflejó la distancia entre los cuadros de la UJC y el resto de los jóvenes cubanos.
Algo que ha contribuido a empañar la percepción que tienen sobre la UJC los jóvenes cubanos es que ser militante ha implicado, después de 1980, entregar las manos, los ojos y la lengua, como el hombre del poema de Heberto Padilla, para participar incondicionalmente en los impopulares actos de repudio que despliega la policía política, con el fin de castigar e intimidar a los opositores.

Militantes de la UJC eran los integrantes de la turba que reprimió al doctor Darsi Ferrer el Día Internacional de los Derechos Humanos de 2010 en el Parque Villalón de El Vedado.

SER MILITANTE DE BASE NO DA PARA VIVIR

Freyre Santana afirma por otra parte en Cubanet que ya los habitantes de la isla comprenden que la pertenencia a determinada organización política – salvo el nivel de la nomenclatura gobernante- “no resuelve los problemas de la vida cotidiana. Es necesario tener dinero, y dinero en divisas, esas con las que no le pagan al cubano promedio, para subsistir en medio de tantas carencias y limitaciones”.

El lema histórico de la UJC era “Estudio, Trabajo, Fusil”. Un reciente reportaje de la periodista independiente Ainí Martín Valero sobre la juventud revela el escepticismo de muchos jóvenes cubanos acerca de esos tres supuestos pilares de la vida en “el proceso histórico”

Yaima, de 25 años, comentó: "No voy a trabajar por 400 pesos moneda nacional, eso es una porquería, no alcanza ni para la mitad de mis gastos, así que prefiero que mis novios me paguen todo lo que necesito".

Yasmani, de 23 años, manifestó que no tenía ganas de seguir estudiando. "¿Para qué estudiar más? Terminé el 12 grado, pasé el Servicio Militar Obligatorio y no pienso quemarme las pestañas estudiando; total, si aquí el salario no alcanza para nada. Lo mío es irme de este país, como sea, esto no hay quien lo aguante", comentó.

Israel, quien no deja de soñar con irse del país, explicó que su familia en el extranjero lo mantiene y que él no tiene necesidad de trabajar, ni de estudiar. "No me interesa nada, no tengo aspiraciones, el futuro es algo incierto y solo vivo el presente intensamente. Paso los días jugando Dota en mi computadora, y los fines de semana salgo con los socios y algunas jevitas, lo demás no me interesa".

Como estos -afirma la reportera de Primavera Digital-- hay “miles de jóvenes que viven por vivir, sin la perspectiva de un futuro mejor. Las necesidades y las carencias hacen que se prostituyan o cometan delitos que los llevan a la cárcel, o que mueran en rencillas callejeras”.

Concluye diciendo Ainí Martín Valero que “hay que buscar soluciones para los jóvenes y los no tan jóvenes. Hay que pensar en soluciones para llenar la mente de deseos y perspectivas para el mañana. Hay que cambiar TODO por ALGO mejor; hay que vivir con ansias de futuro, deseos e ilusiones”.
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    Rolando Cartaya

    Rolando Cartaya (La Habana, 1952) periodista, traductor e investigador. Trabajó por varias décadas en Radio Martí desde 1989, donde fue periodista, editor y director y guionista de programas radiales. Actualmente labora en la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Fue vicepresidente en la isla del Comité Cubano Pro Derechos Humanos.

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