El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) aceleró la integración de México, Estados Unidos y Canadá hasta el punto de que México es hoy uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, muy cerca de sobrepasar a Canadá.
Es también un inversor de peso, representado de manera importante en varios sectores de la economía: El mayor fabricante de cemento en Estados Unidos es la empresa mexicana CEMEX, que controla más del 10% del mercado norteamericano. La mayor panificadora del país pertenece al grupo BIMBO, también mexicano, mientras que TELEVISA tiene una presencia creciente. La cerveza CORONA es la marca importada que más se vende en el país, y el consorcio ALFA ha empezado las prospecciones de gas natural en Texas.
Un informe divulgado en Washington por la organización DIALOGO INTERAMERICANO señala que la atención de la mayoría de la gente se centra en la elevada cifra de inmigrantes mexicanos sin permiso de residencia, pero la realidad ha ido cambiando en la última década: el flujo de población de México a Estados Unidos ha desaparecido prácticamente, no solo por las dificultades legales, sino porque el mercado laboral norteamericano ya no atrae y la situación económica mexicana va mejorando.
Hoy en día, más del 10% de la población norteamericana es de origen mexicano, con 33 millones de personas. El número de indocumentados se cifra en aproximadamente 6 millones.
Si el TLCAN impulsó el crecimiento en los tres países, en México ha sido mucho más espectacular por varias razones. Por una parte, había más terreno por recorrer y la falta de desarrollo económico permitió índices de crecimiento mayores que en sistemas más ricos y evolucionados, como sus dos vecinos del norte. Por la otra, México ha visto aumentar su población de forma considerable, en aproximadamente 2 millones de personas anuales lo que constituye ya de por sí un estímulo económico.
La nueva realidad impulsa a una serie de expertos a sugerir un acercamiento mayor que beneficiaría a ambos países. Algunas posibilidades están en la explotación conjunta de las reservas petrolíferas del Golfo de México y las autoridades mexicanas están considerando seriamente si sería posible revisar las leyes que gobiernan las explotaciones de petróleo en su país.
Desde hace tiempo, está prohibida no solo la inversión extranjera, sino también la privada nacional, pues es un monopolio del estado. Este modelo es poco útil hoy en día pues la producción ha ido en descenso por falta de tecnología de punta y una administración moderna. Si las reformas pueden llevarse adelante, México podría convertirse en la cuarta potencia del mundo en gas y petróleo.
Para los tres países del TLCAN, los años de unión comercial han sido tan fructíferos que hoy en día superan a la Unión Europea en producción económica, a pesar de tener aproximadamente 50 millones menos de habitantes.
Los buenos resultados podrían llevar a un nuevo acuerdo comercial revisado entre los tres países para ajustarse a las realidades, pues el mundo ha cambiado mucho desde 1991, cuando se negoció el TLCAN. Más importante, quizá, es la probabilidad de que los tres negocien en bloque, y no individualmente, un tratado comercial con la Unión Europea que representaría la mitad del comercio mundial.
Esta convergencia de intereses económicos tiene también consecuencias en las relaciones internacionales y, aunque hay diferencias políticas y culturales, los tres países actúan de manera cada vez más integrada en los foros internacionales. En el caso de México, especialmente, esto significa una importante disminución de los enfrentamientos tradicionales con Estados Unidos.
Es también un inversor de peso, representado de manera importante en varios sectores de la economía: El mayor fabricante de cemento en Estados Unidos es la empresa mexicana CEMEX, que controla más del 10% del mercado norteamericano. La mayor panificadora del país pertenece al grupo BIMBO, también mexicano, mientras que TELEVISA tiene una presencia creciente. La cerveza CORONA es la marca importada que más se vende en el país, y el consorcio ALFA ha empezado las prospecciones de gas natural en Texas.
Un informe divulgado en Washington por la organización DIALOGO INTERAMERICANO señala que la atención de la mayoría de la gente se centra en la elevada cifra de inmigrantes mexicanos sin permiso de residencia, pero la realidad ha ido cambiando en la última década: el flujo de población de México a Estados Unidos ha desaparecido prácticamente, no solo por las dificultades legales, sino porque el mercado laboral norteamericano ya no atrae y la situación económica mexicana va mejorando.
Hoy en día, más del 10% de la población norteamericana es de origen mexicano, con 33 millones de personas. El número de indocumentados se cifra en aproximadamente 6 millones.
Si el TLCAN impulsó el crecimiento en los tres países, en México ha sido mucho más espectacular por varias razones. Por una parte, había más terreno por recorrer y la falta de desarrollo económico permitió índices de crecimiento mayores que en sistemas más ricos y evolucionados, como sus dos vecinos del norte. Por la otra, México ha visto aumentar su población de forma considerable, en aproximadamente 2 millones de personas anuales lo que constituye ya de por sí un estímulo económico.
La nueva realidad impulsa a una serie de expertos a sugerir un acercamiento mayor que beneficiaría a ambos países. Algunas posibilidades están en la explotación conjunta de las reservas petrolíferas del Golfo de México y las autoridades mexicanas están considerando seriamente si sería posible revisar las leyes que gobiernan las explotaciones de petróleo en su país.
Desde hace tiempo, está prohibida no solo la inversión extranjera, sino también la privada nacional, pues es un monopolio del estado. Este modelo es poco útil hoy en día pues la producción ha ido en descenso por falta de tecnología de punta y una administración moderna. Si las reformas pueden llevarse adelante, México podría convertirse en la cuarta potencia del mundo en gas y petróleo.
Para los tres países del TLCAN, los años de unión comercial han sido tan fructíferos que hoy en día superan a la Unión Europea en producción económica, a pesar de tener aproximadamente 50 millones menos de habitantes.
Los buenos resultados podrían llevar a un nuevo acuerdo comercial revisado entre los tres países para ajustarse a las realidades, pues el mundo ha cambiado mucho desde 1991, cuando se negoció el TLCAN. Más importante, quizá, es la probabilidad de que los tres negocien en bloque, y no individualmente, un tratado comercial con la Unión Europea que representaría la mitad del comercio mundial.
Esta convergencia de intereses económicos tiene también consecuencias en las relaciones internacionales y, aunque hay diferencias políticas y culturales, los tres países actúan de manera cada vez más integrada en los foros internacionales. En el caso de México, especialmente, esto significa una importante disminución de los enfrentamientos tradicionales con Estados Unidos.