Los movimientos de base inspirados en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) cubanos fueron la clave en Ecuador para la reelección del movimiento PAIS, del presidente Rafael Correa. Los Comités de la Revolución Ciudadana (CRC), y su trabajo “casa por casa”, ayudaron a que el movimiento del oficialismo venciera en 23 de las 24 provincias del país.
Propuestos al inicio de la presidencia de Correa, la variante cederista ecuatoriana tuvo una acogida tibia y la idea no prosperó, pero después de la Consulta Popular comenzaron a fortalecerse y trabajaron con las bases barriales de manera cada vez más sostenida aunque callada.
Recorridos a pie por los barrios, repartición de folletos, conversatorios, dádivas a discapacitados y gestiones para mejorar la iluminación de las comunidades fueron algunas de las acciones encargadas a los CRC.
“De principio a fin, todo, todito 35” era el lema que los cederistas de Correa llevaron en su campaña a los barrios populares. Los cuadros se reunían con las bases y escuchaban los problemas, se dedicaban a dejar formularios para acceder al llamado Bono de Desarrollo Humano, gestionaron planes de becas y hasta arreglaban focos en mal estado. Todo esto ayudó a armar una gran estructura nacional de “control y vigilancia” muy parecida a la de los Comités de Defensa cubanos.
El movimiento de Correa se dedicó a realizar convenciones provinciales para incrementar los grupos de simpatizantes y fortalecer las bases. Con la estructura aceitada, los Comités de la Revolución Ciudadana se centraron en el trabajo territorial y en las tácticas proselitistas para dar a conocer a los candidatos del Gobierno.
Otro punto que imitó Correa de los cubanos fue la creación de “circunscripciones electorales” (algo nuevo en estas elecciones) y del llamado voto “en plancha” para impulsar el voto por lista.
Esa es solo la primera etapa del proceso. Ahora vienen los cursos de formación política en 16 centrales, para miles de militantes del oficialista PAIS. Correa no se olvida que estos dirigentes barriales lo llevaron al triunfo. Y por eso tiene previsto entregarles un diploma de reconocimiento. Aunque muchos preferirían un pollo.
Propuestos al inicio de la presidencia de Correa, la variante cederista ecuatoriana tuvo una acogida tibia y la idea no prosperó, pero después de la Consulta Popular comenzaron a fortalecerse y trabajaron con las bases barriales de manera cada vez más sostenida aunque callada.
Recorridos a pie por los barrios, repartición de folletos, conversatorios, dádivas a discapacitados y gestiones para mejorar la iluminación de las comunidades fueron algunas de las acciones encargadas a los CRC.
“De principio a fin, todo, todito 35” era el lema que los cederistas de Correa llevaron en su campaña a los barrios populares. Los cuadros se reunían con las bases y escuchaban los problemas, se dedicaban a dejar formularios para acceder al llamado Bono de Desarrollo Humano, gestionaron planes de becas y hasta arreglaban focos en mal estado. Todo esto ayudó a armar una gran estructura nacional de “control y vigilancia” muy parecida a la de los Comités de Defensa cubanos.
El movimiento de Correa se dedicó a realizar convenciones provinciales para incrementar los grupos de simpatizantes y fortalecer las bases. Con la estructura aceitada, los Comités de la Revolución Ciudadana se centraron en el trabajo territorial y en las tácticas proselitistas para dar a conocer a los candidatos del Gobierno.
Otro punto que imitó Correa de los cubanos fue la creación de “circunscripciones electorales” (algo nuevo en estas elecciones) y del llamado voto “en plancha” para impulsar el voto por lista.
Esa es solo la primera etapa del proceso. Ahora vienen los cursos de formación política en 16 centrales, para miles de militantes del oficialista PAIS. Correa no se olvida que estos dirigentes barriales lo llevaron al triunfo. Y por eso tiene previsto entregarles un diploma de reconocimiento. Aunque muchos preferirían un pollo.