El gobierno de Cuba empezará a reemplazar gradualmente, a partir del segundo semestre de este año, los actuales carnets de identidad de sus ciudadanos, anunciaron medios oficiales.
Los nuevos documentos serán tarjetas de plástico con elementos que permiten lectura electrónica.
La información no deja claro si será una banda magnética similar a las de las tarjetas de crédito, o un código de barras como los que se usan para escanear precios, o ambas cosas --también podría ser un chip--, pero la lectura electrónica permitirá a las autoridades acceder a información personal del portador, almacenada en diferentes bancos de datos.
Aunque las bandas magnéticas están muy extendidas en tarjetas de crédito y de débito, los expertos en seguridad electrónica planean sustituirlas por tarjetas con un chip, debido a que la banda ya es fácil de falsificar, y a que se desgasta en las lecturas por contacto con la cabeza lectora, a diferencia del chip.
La nueva tarjeta de identidad cubana presentará el número de identificación, la dirección de residencia, la foto facial, la firma y una huella dactilar de la persona.
Otras características del nuevo carnet son sus menores dimensiones, acordes con los estándares internacionales, y el hecho de que los datos reflejados (fotografía facial, número de identidad, nombres y apellidos, dirección particular y otras referencias) serán plasmados de forma automatizada. Desde la implantación del carné de identidad en la década de los 70 el proceso se ha realizado a mano.
Según las autoridades la progresiva sustitución del documento actual busca una mayor protección de los datos personales y evitar falsos levantamientos de identidad.
¿SE MODERNIZA EL "GRAN HERMANO"?
Sin embargo, el diario El Nuevo Herald publicó en noviembre de 2011 un reportaje que indicaba que los gobiernos de China, Cuba y Venezuela –y otros del ámbito del socialismo del siglo XXI-- se encaminaban a utilizar las nuevas tecnologías informáticas en función de un control más sofisticado y estrecho de sus residentes.
Según le dijo al Herald el ingeniero venezolano Anthony Dáquin, ex asesor del gobierno de Hugo Chávez asilado en Estados Unidos, el líder bolivariano tenía pensado implementar en su país un sistema chino, replicado en Cuba, para recolectar por vía inalámbrica información personal, mediante un diminuto chip insertado en los documentos de identidad.
Daquin, quien estuvo presente durante una demostración del sistema en la ciudad china de Shenzhén, aseguraba que vio cómo un agente caminaba por una concurrida calle con un aparente teléfono celular. Tras un breve recorrido, se acercó a los invitados a la muestra. En el pequeño aparato había registrado la información personal de decenas de personas que pasaron a su lado.
Todos los datos vinculados con sus carnés de identidad habían sido transmitidos por un diminuto chip R-F-I-D (que transmite por radiofrecuencia), incrustado en el carnet de plástico.
Según el reportaje de Antonio María Delgado, Daquin, un ex asesor del ministerio de Interior y de Justicia de Venezuela, le contó cómo una delegación cubana presente en Shenzhén captó de inmediato que la nueva tecnología podía emplearse para ejercer un mayor control sobre la población y aplastar brotes "contrarrevolucionarios".
El ingeniero venezolano, que trabajó en el sistema de cedulación de su país bajo el gobierno de Chávez, afirmaba que el sistema a implantar en Venezuela había sido diseñado en Cuba.
Según él, La Habana controla a través de la firma Albet Ingeniería y Sistemas S.A., --una división comercial de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba-- el sistema de emisión de cédulas de identidad y pasaportes de Venezuela, así como toda la información privada de los venezolanos, incluyendo propiedades, ingresos, domicilio y opinión política.
Los nuevos documentos serán tarjetas de plástico con elementos que permiten lectura electrónica.
La información no deja claro si será una banda magnética similar a las de las tarjetas de crédito, o un código de barras como los que se usan para escanear precios, o ambas cosas --también podría ser un chip--, pero la lectura electrónica permitirá a las autoridades acceder a información personal del portador, almacenada en diferentes bancos de datos.
Aunque las bandas magnéticas están muy extendidas en tarjetas de crédito y de débito, los expertos en seguridad electrónica planean sustituirlas por tarjetas con un chip, debido a que la banda ya es fácil de falsificar, y a que se desgasta en las lecturas por contacto con la cabeza lectora, a diferencia del chip.
La nueva tarjeta de identidad cubana presentará el número de identificación, la dirección de residencia, la foto facial, la firma y una huella dactilar de la persona.
Otras características del nuevo carnet son sus menores dimensiones, acordes con los estándares internacionales, y el hecho de que los datos reflejados (fotografía facial, número de identidad, nombres y apellidos, dirección particular y otras referencias) serán plasmados de forma automatizada. Desde la implantación del carné de identidad en la década de los 70 el proceso se ha realizado a mano.
Según las autoridades la progresiva sustitución del documento actual busca una mayor protección de los datos personales y evitar falsos levantamientos de identidad.
¿SE MODERNIZA EL "GRAN HERMANO"?
Sin embargo, el diario El Nuevo Herald publicó en noviembre de 2011 un reportaje que indicaba que los gobiernos de China, Cuba y Venezuela –y otros del ámbito del socialismo del siglo XXI-- se encaminaban a utilizar las nuevas tecnologías informáticas en función de un control más sofisticado y estrecho de sus residentes.
Según le dijo al Herald el ingeniero venezolano Anthony Dáquin, ex asesor del gobierno de Hugo Chávez asilado en Estados Unidos, el líder bolivariano tenía pensado implementar en su país un sistema chino, replicado en Cuba, para recolectar por vía inalámbrica información personal, mediante un diminuto chip insertado en los documentos de identidad.
Daquin, quien estuvo presente durante una demostración del sistema en la ciudad china de Shenzhén, aseguraba que vio cómo un agente caminaba por una concurrida calle con un aparente teléfono celular. Tras un breve recorrido, se acercó a los invitados a la muestra. En el pequeño aparato había registrado la información personal de decenas de personas que pasaron a su lado.
Todos los datos vinculados con sus carnés de identidad habían sido transmitidos por un diminuto chip R-F-I-D (que transmite por radiofrecuencia), incrustado en el carnet de plástico.
Según el reportaje de Antonio María Delgado, Daquin, un ex asesor del ministerio de Interior y de Justicia de Venezuela, le contó cómo una delegación cubana presente en Shenzhén captó de inmediato que la nueva tecnología podía emplearse para ejercer un mayor control sobre la población y aplastar brotes "contrarrevolucionarios".
El ingeniero venezolano, que trabajó en el sistema de cedulación de su país bajo el gobierno de Chávez, afirmaba que el sistema a implantar en Venezuela había sido diseñado en Cuba.
Según él, La Habana controla a través de la firma Albet Ingeniería y Sistemas S.A., --una división comercial de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba-- el sistema de emisión de cédulas de identidad y pasaportes de Venezuela, así como toda la información privada de los venezolanos, incluyendo propiedades, ingresos, domicilio y opinión política.