En una intervención el pasado jueves en el espacio televisivo estatal Mesa Redonda, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca Díaz, expresó que “no existe ninguna limitación para que los cubanos residentes en el exterior inviertan en el país”.
Sin embargo, la actual Ley de la Inversión extranjera aprobada en el 2014 no ofrece garantías para los cubanos emigrados que estén interesados en invertir en algún sector de la economía nacional, por lo que el capital que lleven al país está en riesgo, alertan académicos y economistas entrevistados por Radio Martí.
Desde La Habana, el politólogo y economista Énix Berrio Sardá expresa que en Cuba, desde 1982, han sido creados tres instrumentos jurídicos que regulan la inversión extranjera y ninguno de ellos ofrece garantías al inversionista cubano que reside en el extranjero.
"(El emigrado que invierte) no tiene garantías de ningún tipo de que el Estado le incaute, le nacionalice (su inversión) o no le pague", afirmó.
Para Ángel Marcelo Rodríguez Pita, máster en Ciencias Sociales y exprofesor de la Universidad de La Habana, el derecho mercantil se basa en la personalidad jurídica y realmente sin una ley de empresas quienes pongan capital en la isla se colocarán en una situación muy vulnerable.
Esa ley, explica, "le daría (al inversionista) la oportunidad de adquirir una personalidad jurídica y un proteccionismo legal, un amparo, ante cualquier situación empresarial que pueda enfrentar".
Elías Amor Bravo, profesor de Economía de la Universidad de Valencia, destaca que este es otro intento desesperado de las autoridades cubanas en busca de dinero ante el delicado estado de la economía en Cuba, y agrega que los emigrados cubanos tienen muchas obligaciones para regresar como inversionistas a la isla pero ningún derecho.
De acuerdo con Amor Bravo, sobre "el cubano no residente recae un montón de deberes y obligaciones, pero no tiene derechos reconocidos en Cuba, y esto es importante que se sepa".
La economista Martha Beatriz Roque Cabello asegura desde la isla que las autoridades no respetan incluso lo que establece su propia ley y, cuando se trata de dinero y negocios, cualquier cosa es posible.
"Yo le recomendaría a todos los cubanos en el exterior que no vengan aquí a invertir en nada, porque van a perder su inversión", recalcó.
Un ejemplo de ello es el caso de Nivardo Jacinto Hernández, quien trabajó durante años en la planta procesadora de Alimentos Tysons, en el estado de Iowa y se repatrió a Cuba en el 2014 alentado por la apertura del cuentapropismo, invirtió 20.000 dólares y recibió un préstamno de 100.000 pesos por parte del Banco Nacional de Cuba.
Hernández abrió en junio del 2016 en Puerto Padre, en la oriental provincia de Las Tunas el restaurante privado La Cascada, que en poco tiempo se convirtió en el más exitoso del pueblo.
Un año después, durante un proceso considerado turbio, le fue retirada la licencia del negocio y su casa confiscada. Hoy está endeudado y perdió toda la inversión.