El presidente ruso Vladimir Putin regresó a Crimea y allí hizo sesionar a su Consejo de Seguridad para analizar las relaciones con Ucrania.
El mandatario acusó al gobierno de Kiev de no cumplir con los acuerdos de Minsk para solucionar el conflicto del este de Ucrania.
Según Putin Ucrania se dedica a "desestabilizar a Crimea". Es como una sentencia para resolver el conflicto a la manera rusa o “la crónica de una guerra anunciada”.
Otra "guerra relámpago" por parte de Rusia le daría control sobre el este de Ucrania y una amplia región costera de esa nación, para consolidar el sueño del Kremlin por una "Novorrusia" o Rusia Nueva.
Las elecciones a la Duma son el venidero mes de septiembre, y el Partido Rusia Unida no tiene el favoritismo del electorado como hace tres años atrás.
Las sanciones de Occidentes y los disparates del premier Dmitri Medvedev contra los jubilados y maestros han mermado la imagen del equipo de Putin para aliviar la crisis económica rusa.
El ejército ruso ha concentrado en Crimea más tropas en las últimas semanas que en meses anteriores; lo que motivó a Ucrania a poner sus fuerzas en estado de alerta. A mediado de mes, el Kremlin ordenó el despliegue de misiles antiaéreos de última generación S-400 en esa zona.
Presuntos “terroristas” ucranianos fueron detenidos en la península con planes de "desestabilizar la situación social y política durante las elecciones federales y regionales."
A más de dos semanas del incidente las pruebas brillan por su ausencia. La reacción de Moscú fue echar por tierra la reunión del Grupo de Normandía, que supervisa los acuerdos de Minsk, prevista para el 4-5 de septiembre, en China.
Los planes de agosto del Kremlin
Ya en los juegos olímpicos de verano del 2008 en Pekín las tropas rusas cruzaron la frontera con Georgia y en 5 días ocuparon Abjasia y Osetia del Sur.
Tanques rusos llegaron a escasos kilómetros de Tiblisi, la capital de Georgia. Entonces culparon a los georgianos de iniciar hostilidades. Cuatro años después, en el 2014, durante los juegos olímpicos de invierno de Sochi, el Estado Mayor ruso planificaba la ocupación de Crimea. En cuanto se apagó la llama olímpica, los “hombres verdes” ocuparon aeropuertos, puertos, el Parlamento y luego bloquearon las bases militares ucranianas. No eran voluntarios separatistas, sino tropas especiales de la inteligencia rusa. Con pompa imperial el Kremlin celebró la anexión de Crimea.
Precisamente en agosto los militares rusos gustan de planificar maniobras, ofensivas, campañas y operaciones especiales.
El 13 de agosto de 1961 las tropas soviéticas de ocupación en Alemania Oriental orientaron, supervisaron y custodiaron durante la construcción del Muro de Berlín.
La Operación Danubio se inició el 21 de agosto. Su finalidad era acabar con la Primavera de Praga, y la ejecutaron las tropas del Pacto de Varsovia, con 500 mil soldados.
Y los neobolcheviques, renuentes a una perestroika, escogieron el 19 de agosto de 1991 para realizar el golpe de estado contra Mijail Gorbachev.
La Segunda Guerra de Chechenia comenzó el 26 de Agosto de 1999 con la orden del entonces primer ministro ruso Vladimir Putin no bloquear los accesos a Chechenia desde Daguestán. El 31 por la noche, una bomba explotó en el centro comercial de la Plaza Picadero de Moscú. Según el ex agente del FSB Alexander Litvinienko, el organizador de los atentados en Moscú fue ese organismo, en coordinación con el premier, ya candidato a la presidencia rusa. Entonces Putin, convertido en paladín de la guerra en el Cáucaso acuñó la frase “si los encontramos en el escusado, los dejamos tiesos allí”.
También este verano Rusia ha creado un nuevo eje de poder en la región junto a Irán y Siria. La alianza busca mantener en el trono al gobernante de Damasco, su aliado Bashar al-Assad.
El Kremlin ahora no sólo desafía las resoluciones de la ONU sino que entorpece los esfuerzos para la ayuda humanitaria a las víctimas del conflicto sirio.