Nueva York- Nací un 12 de octubre en Santiago de Chile... (y entre los nombres con que me bautizaron estuvo Pilar, por el día de la virgen de ese nombre).
En mi cumpleaños, salían los panaderos en sus vehículos de reparto, adornados con banderas de España y Chile, tocando música y bocinas.
Era un día de fiesta, en que se celebraba el Descubrimiento de América y a nadie se le hubiera ocurrido en esos tiempos, repudiar a Cristóbal Cólon y acusarlo de colonialista y racista. El mundo no había perdido su inocencia.
Plazas y calles fueron bautizadas en el pasado con el nombre del ilustre navegante genovés y se levantaron estatuas en su nombre.
Hoy, gracias a los liberales e izquierdistas de este mundo, los lugares son rebautizados y sus estatuas son sacadas de sus pedestales para colocar personajes más acorde con la triste época en que vivimos.
Los gobiernos que conforman el clan Caracas-La Habana han promovido muchas de esas medidas:
Argentina recientemente bajó de su pedestal una enorme la estatua de Colón, en una de las últimas maniobras conocidas para desacreditar la memoria del descubridor.
La estatua, de unos 10 metros de altura, quedó sobre una tarima de madera y hierro, al costado del emplazamiento de la enorme base del monumento, junto a dos grúas que permanecían atrás de Casa Rosada.
La estatua de Colón motivó recientemente una controversia entre los gobiernos nacional y porteño, ya que este último se negaba a trasladarlo a otro sitio para poner allí un monumento a Juana Azurduy que el gobierno boliviano obsequió a la Argentina.
Aquí en Estados Unidos hay estatuas de Colón decapitadas, destrozadas y pintadas de rojo en varios estados de la Unión.
Los que se llaman entre ellos "políticamente correctos" se olvidan la temeridad y valor del navegante, quien convenció a la Reina Isabel La Católica sobre la empresa, la cual empeñó sus joyas para patrocinar los viajes.
Eran otros tiempos de valor y entusiasmo por las causas, en las que un hombre desafió las teorías de un mundo plano -donde al final se podía caer en un abismo- para descubrrir un Nuevo Mundo.
Hoy prima el odio de unos contra otros. Triunfa la lucha de borrar la historia de varios siglos, para escribir una más de acorde con sus propias ideas de dominio, rechazo y represión a los que se le oponen.
Surgen dictaduras que oprimen a los pueblos y que eliminan sitios y estatuas del pasado para levantar las propias.
Los gobernantes de esos gobiernos autócratas cometen sacrilegios y profanaciones como Hugo Chávez y la exhumación del cadáver de Bolívar; y sacan a héroes de sus tumbas para satisfacer sus propias ambiciones, como lo fue Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales en Santiago de Cuba.
La nota de la prensa oficialista cubana dice que tanto el monumento funerario de Céspedes como la tumba de Grajales fueron "trasladados cuidadosamente" al área patrimonial central del cementerio santiaguero.
Asimismo, explica que el cambio obedece a que "en lo adelante el pueblo cubano y visitantes extranjeros puedan rendirle tributo a ambos (Céspedes y Grajales) de forma más expedita" y estarán junto al Héroe Nacional José Martí y Fidel Castro Ruz.
En Santa Ifigenia se encuentran desde diciembre de 2016 las cenizas de Fidel Castro, muy cerca del panteón donde reposa José Martí.
Sin embargo, era cosa de crear un itinerario y no perturbar la paz de siglos de los héroes
Pero sobre esto, nadie dice nada, porque no es políticamente correcto en los tiempos en que hoy gira la historia.
Hoy está también de cumpleaños el general venezolano Angel Vivas, prisionero, enfermo y torturado en las tétricas prisiones del estado venezolano, víctima del odio brutal de Nicolás Maduro, pero sobre esto tampoco se dice nada.
Por eso, ¡¡¡Viva Cristóbal Colón, Angel Vivas y... Yo!!!