La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó este viernes el ingreso de militares de Cuba, Rusia, Venezuela, Estados Unidos, entre otros países, para realizar operaciones de adiestramiento e intercambio de experiencias.
La aprobación, que fue oficializada con 73 votos a favor y 16 en contra, se realizó durante una sesión extraordinaria. Se trataba de una petición "con carácter de urgencia" por parte del presidente Daniel Ortega. A la sesión parlamentaria de emergencia asistieron 89 de los 92 legisladores.
El decreto de Ortega permite a militares, aviones y embarcaciones de Rusia, Estados Unidos, Cuba, México, Venezuela, Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana y Taiwán "permanecer en el territorio de Nicaragua con fines humanitarios, con el objetivo de capacitarse, estudiar e intercambiar experiencias" en la segunda mitad de 2018.
De acuerdo con el documento, los militares foráneos podrán llegar a Nicaragua para participar en simulacros conjuntos con la Fuerza Aérea del país a fin de "prestar asistencia en casos de desastre" y "luchar contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional".
Los militares de los dos estados también intercambiarán experiencias sobre "operaciones contra actividades ilegales en el Caribe y el Océano Pacífico".
De la misma manera los diputados dieron vía al entrenamiento de militares nicaragüenses en México, Panamá y Rusia, en el mismo semestre.
Cada seis meses el Gobierno solicita a la Asamblea renovar el ingreso de efectivos y equipo militar de Centroamérica y otros países, que llegan para brindar entrenamiento a las tropas nicaragüenses en el combate al narcotráfico y crimen organizado.
El texto del decreto de la Presidencia no está disponible en la página web de la Asamblea , por lo que no ha sido posible precisar cuánto personal militar extranjero por país estará ingresando en los próximos seis meses y los programas específicos a desarrollar.
La decisión de la Asamblea Nacional nicaragüense, de mayoría oficialista, causó polémica en el país centroamericano, sumido en una profunda crisis sociopolítica que ha dejado al menos 285 muertos, a causa de la represión a protestas contra Ortega, según organizaciones humanitarias.
Desde el 18 de abril pasado Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de los años 1980, también con Ortega como presidente.
Las protestas contra Ortega y su consorte, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
[Con información de Asamblea Nacional de Nicaragua, EFE y La Prensa]
