Impresionante el resort La Pradera, en La Habana. Amplitud, tranquilidad, limpieza y confianza se respira en esas fotos y ese video que ha publicado esta semana BBC Mundo. Se trata de un hospital para rehabilitar extranjeros, que promueve el Gobierno comunista en la modalidad de Turismo de Salud, muy buscada por ese arroyo de viajeros de todas partes, principalmente jubilados.
La promoción se aprovecha de que Cuba está de moda. "Hay que ver ese país antes de que caiga Castro", se escucha por ahí. Los precios de La Pradera son altamente competitivos. Según el reportaje, un tratamiento de fisioterapia cuesta mucho menos de lo que costaría en un país desarrollado.
"Por ejemplo, para una terapia neurológica en Canadá, un fisioterapeuta cuesta un promedio de US$150 por hora", dice Rosemary Toscani, de Global HealthQuest, empresa que se encarga de trasladar a los pacientes a Cuba. Mientras que si vienes a La Pradera (por el mismo dinero) puedes obtener un tratamiento para un día entero, de seis o siete horas al día. Es decir, en un periodo de un mes, puedes notar mejoras que te tomarían años lograr en cualquier otra parte", publica este último jueves BBC Mundo bajo la firma de Will Grant.
El periodista conversa con el director de la clínica, el doctor Henry Carreño. Este último tiene una respuesta rápida y concreta cuando se le inquiere sobre el pago en divisas en un país que se vanagloria de repetir que su sistema médico es gratuito y universal:
"Esta combinación de turismo y salud que ofrecemos en La Pradera es también una manera de generar fondos y subsidios para nuestro sistema de salud nacional, ministerio y gobierno, para que podamos atender mejor a los cubanos".
Claro, es muy fácil demostrar que el doctor Carreño miente. Tiene que mentir porque no es conveniente que un médico viva en una burbuja. Solo con un paseo por los centros hospitalarios cubanos se comprueba el abandono total del sistema de salud, la podredumbre, los focos infecciosos, la falta de insumos y hasta de medicinas.
Pero el Gobierno de la isla parece estar en una situación de liquidez grave. Tal vez por ello le haya abierto las puertas de La Pradera a un periodista extranjero, con el riesgo de que el reportaje pueda servir de comparativa. Pero el periodista ha sido honesto y eso dice mucho de la objetividad de BBC.
Un dato muy interesante es que en el resort –ubicado en la privilegiada zona de Cubanacán, donde hay mansiones construidas antes de la "revolución", al oeste de La Habana, se curan los venezolanos heridos de bala por la violencia callejera. El reportaje aclara que "los venezolanos, en particular, se benefician del centro en virtud de un acuerdo alcanzado en el año 2000 entre el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y Fidel Castro". Esto estaría indicando que son enviados los venezolanos que no están en la oposición.
"Hotel 5 estrellas" con terapia natural
Los pacientes están muy contentos, según se interpreta de la incursión de BBC Mundo. No solo se ahorran dinero, sino además reciben atención personalizada y un sistema terapéutico que combina técnicas usuales con "medicina naturopática, como magnetoterapia, ozonoterapia, acupuntura y terapia de masajes". Allí se atendió Maradona, uno de los amigos famosos de Fidel Castro.
La rentabilidad de una empresa como La Pradera está garantizada en Cuba. El salario promedio de un médico es de unos 60 dólares mensuales. La pregunta que uno se hace al leer el reportaje es adónde va a parar el dinero recaudado por el resort de salud. Evidentemente, no se gastan mucho dinero ni en la página web del centro asistencial.
La prensa independiente en la isla es la única que a cada rato publica imágenes terroríficas de hospitales públicos, donde se debe llevar el ventilador, la bombilla, toallas y comida, y en algunos casos hasta el agua potable. Algunos enfermos con cólera prefieren auto ingresarse en casa por miedo a adquirir bacterias mortales. De la falta de profesionales de la salud habla también el sitio de BBC, contrastando la noticia con el doctor Julio César Alfonso, de la ONG, con base en Florida, Solidaridad Sin Fronteras (SSF).
"Por supuesto –dice el galeno–, los extranjeros reciben un cuidado de mayor calidad, mientras que la población nacional tiene que conformarse con instalaciones en ruinas, falta de medicamentos y equipos y falta de personal especializado, ya que éste es enviado al extranjero para generar ingresos para Cuba".
En fin, parece que se trata de mundos diferentes que conviven bajo un mismo cielo, algo que, aunque existía, no era tan salvaje en la década de 1980, cuando la isla era un país "socialista" mantenido por la Unión Soviética.