La oficialista XIV Bienal de La Habana continúa celebrándose entre claroscuros después de la cruzada instando a no asistir al encuentro mientras “haya artistas perseguidos, presos u obligados al exilio y en la Isla no exista libertad de expresión plena”.
Las autoridades han calificado la campaña como “un boicot contrarrevolucionario e imperialista”, pero la más importante fiesta de las artes visuales en Cuba ha enfrentado la renuncia de notables personalidades como la serbia Marina Abramovic, la franco-gabonesa Nathalie Anguezomo Mba Bikoro, la suiza Úrsula Biemann y los cubanos residentes en el extranjero Aimee Joaristi Argüelles, Coco Fusco, Tomás Sánchez y Consuelo Castañeda.
“Básicamente tomé la decisión porque la situación ya era de emergencia donde los artistas estaban presos, donde estaba omitida totalmente la libertad de expresión, donde se había ejecutado, la fecha de julio 11, la violencia extrema contra la población, simplemente, por expresar ideas”, dijo Castañeda a Radio Martí.
La artivista cubana Tania Bruguera valoró de inmoral la XIV Bienal de La Habana y denunció que son sus mismos organizadores los que reprimen y se han negado a escuchar a los artistas cubanos.
“Era, prácticamente, una actitud inmoral por parte de un pensador, un intelectual, un creador, participar en un evento festivo de las artes ante una situación de crisis y violencia y de violación de derechos humanos”, recalcó Castañeda.
Paralelamente se desarrolla en Viena la exposición “Obsession” diseñada para homenajear el inédito suceso del 27 de noviembre de 2020 en que cientos de artistas, escritores, activistas y periodistas se congregaron frente al Ministerio de Cultura para exigir libertad de expresión.
“Está habiendo, al menos una solidaridad de las personas, independientemente de que la Bienal está sucediendo; gente que ha firmado la carta diciendo ‘no a la Bienal de La Habana’, y hay una voluntad de muchas personas que quieren resaltar que se posicionaron ante el evento, que en definitiva es lo más importante de todo”, destacó desde Viena el artista habanero Julio Llópiz-Casal quien expone en la muestra de la capital austríaca.
“Es con artistas que, de una u otra forma, estuvimos vinculados con el 27N y todo lo que sucedió alrededor de eso. Tiene que ver con obras que fueron el resultado de ciertas ‘manías’ que nos creó el modo en que procesamos la ansiedad como artistas, esa experiencia”, señaló Llópiz.
La exhibición, curada por la cubana Solveig Font y la estadounidense Marilyn Volkman, se extenderá durante los meses de diciembre de 2021 y enero 2022 e incluye, además, a Luis Manuel Otero Alcántara, Juan Miguel Pozo, el colectivo Mujercitos, Camila Lobón, Raichel Carrión, Benjamín del Castillo, Kiko Faxas y Hamlet Lavastida.
“En la cultura cubana ha habido siempre un ímpetu muy poderoso por la irreverencia y todo creador que está entendiendo las dinámicas contemporáneas, también necesita de la irreverencia como una cuestión, una gestión que debe ser presentada, sobre todo si estamos hablando de la Bienal de La Habana, que está siendo instrumentada por el Ministerio de Cultura que, en definitiva, en la historia de la cultura cubana, desde que surge esta institución, trata sencillamente de defender los intereses del aparato político del Partido y no necesariamente de la ciudadanía. Creo que habría que reivindicar la noción de la irreverencia, de la resistencia y de la alternatividad”, indicó el creador Lavastida.
Lavastida pasó casi tres meses encarcelado en el cuartel general de la policía política en La Habana, a su regreso a Cuba desde Alemania en junio de 2021. En agosto fue proscrito hacia Polonia junto a su pareja, la escritora Katherine Bisquet.