El congresista y excapitán del Ejército Jair Bolsonaro recibió casi la mitad de los sufragios el domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, en un importante giro a la derecha en la nación más grande de América Latina avivado por la ira de los votantes ante la corrupción.
En la que probablemente será una carrera profundamente polarizadora, Bolsonaro, enfrentará al izquierdista Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo, en una segunda vuelta el 28 de octubre.
Bolsonaro recibió el 46,3 por ciento de los sufragios válidos, muy por encima del 29 por ciento de Haddad pero no los suficientes para evitar un balotaje el 28 de octubre, dijeron las autoridades electorales.
Bolsonaro, de 63 años, trepó en las encuestas de opinión en la última semana, montado en una ola de antipatía hacia el Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad, cuyo líder, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, está en la cárcel por corrupción.
El candidato del Partido Social Liberal (PSL), que promete una fuerte represión contra el crimen y la corrupción, recibió impulso luego de un ataque a puñaladas casi fatal en un mitin hace un mes, que le impidió hacer campaña.
En sus primeros comentarios públicos celebrando su liderazgo en la votación, Bolsonaro se comprometió a reducir el tamaño del Estado, recortar el gabinete a 15 ministerios, bajar los impuestos a las nóminas y privatizar o cerrar muchas empresas estatales.
En un video transmitido en vivo a través de las redes sociales con el asesor económico Paulo Guedes sentado a su lado, Bolsonaro dijo que se habría asegurado la elección en primera vuelta si no fuera por las fallas en las máquinas de votación. No proporcionó detalles.
Seguidores de Bolsonaro frente a su casa en Río de Janeiro hacían ondear la bandera verde-amarilla nacional, coreando "¡Nuestro presidente!" cuando el candidato regresaba de votar, acompañado de una enfermera, en un convoy de camionetas negras.
En la elección más polarizada desde el final del gobierno militar en 1985, Bolsonaro cuenta con el respaldo de un grupo de generales retirados que aboga públicamente por la intervención militar si continúa la corrupción.
DEMOCRACIA EN RIESGO
La sede de campaña de Haddad en un hotel de Sao Paulo estalló en festejos cuando las encuestas a boca de urna mostraron que su carrera iría a segunda vuelta. Algunos sondeos recientes mostraron que podría ganarle a Bolsonaro en un balotaje.
"Iniciaremos mañana una campaña para salir victoriosos en la segunda vuelta", dijo Haddad el domingo por la noche a sus seguidores en su búnker de campaña después de conocer los resultados. "Creemos que hay mucho en juego".
El izquierdista dijo que la democracia está en riesgo y que ya ha hablado con otros tres candidatos minoritarios. "Queremos unir a los demócratas de Brasil", sostuvo.
Haddad, un exministro de Educación, se ha presentado en la contienda en representación de Lula, que está cumpliendo una condena por sobornos y lavado de dinero.
Los partidarios de Bolsonaro culpan al PT -que gobernó a Brasil durante 13 de los últimos 15 años- de uno de los mayores escándalos de corrupción del mundo, de la creciente delincuencia que ha llevado a Brasil a ser el país con mayor cantidad de asesinatos, y de políticas económicas imprudentes que contribuyeron a la peor recesión del país en una generación.
Los resultados preliminares mostraron grandes victorias en el Congreso de los representantes de Bolsonaro, incluido el excomandante de la policía militar, Olimpio Gomes, su jefe de campaña en Sao Paulo, quien fue elegido para el Senado.
Eso y las victorias en las carreras por las gobernaciones de Río de Janeiro y Minas Gerais subrayaron una ola de entusiasmo entre los aliados de Bolsonaro y una reacción contra la clase política.