Los patrones climáticos diarios han cambiado en las últimas décadas, haciendo que el este de América del Norte, Europa y el oeste de Asia sean más propensos a olas de calor más extremas durante el verano, un fenómeno que va más allá del calentamiento global, reveló un nuevo estudio.
Un equipo de climatólogos de la Universidad de Stanford observó los patrones climáticos desde 1979 y encontró cambios en la frecuencia e intensidad en diversas partes del mundo, según un estudio publicado en la revista Nature.
El equipo estudió el tipo de patrones de la capa superior del aire que "puede amplificar la tendencia de calentamiento", señaló el líder del estudio, Daniel Horton.
El estudio no pretende explicar por qué están sucediendo estos cambios. Pero, en general, se atribuye al derretimiento del hielo marítimo en el Ártico, lo que altera en ocasiones la corriente en chorro polar, lo que contribuye a un clima más extremo, como la tormenta Sandy, señalaron expertos externos al estudio de Stanford.
En muchos de los casos, incluido el verano en el este de Estados Unidos y el oeste de Asia, algunos de estos cambios se han vuelto más notorios desde 1990, el mismo periodo en el que el nivel del hielo marítimo en el Ártico comenzó un declive más rápido, reveló el estudio.
Por ejemplo, el patrón de clima veraniego, con un sistema de alta presión en el noreste de América del Norte que mantiene el clima más cálido de lo normal en el este de Estados Unidos, solía aparecer durante unos 18 días por verano a inicios de la década de 1980. Ahora ocurre durante 26 días cada verano, reveló el estudio.
Pero los patrones climáticos estudiados fueron del mismo tipo del responsable de las ondas de calor que causó más de 50.000 muertos en el oriente de Rusia en 2010, y más de 70.000 personas en Europa en 2003, se indicó en la investigación.
En invierno, han ocurrido cambios en los patrones climáticos que han empeorado las rachas gélidas en el centro de Asia, dijo Horton. Pero el estudio también encontró un incremento en los patrones climáticos asociados con un cambio menos extremo de rachas gélidas en los inviernos del oeste de Asia.
Diffenbaugh dijo que los cambios podrían ser el resultado del azar, o un efecto secundario del cambio climático y el derretimiento del hielo marítimo, como otros han teorizado.
La climatóloga de la Universidad Rutgers, Jennifer Francis, elogió el estudio, el cual –dijo– era minucioso y "congruente con los cambios esperados asociados con el veloz calentamiento del Ártico".
"Esto demuestra que cada vez se dificulta separar más los patrones diarios del clima de los cambios a largo plazo en el calentamiento global", dijo el profesor de meteorología en la Universidad de Georgia, Marshall Shepherd, quien no formó parte del estudio.