Tal y como estaba previsto, las elecciones al Parlamento de Cataluña se convirtieron, este último domingo, en un plebiscito, aunque legalmente no lo sea. Al final, el secesionismo promovido por el actual presidente de la Generalitat, Artur Mas, salió adelante según las votaciones al Parlamento regional, pero estos resultados no marcan otra cosa que un camino hacia la separación definitiva de Cataluña del resto de España, que tendrá que esperar unas elecciones generales para finales de año o principios de 2016.
La plataforma que lidera Artur Mas, Junts pel Sí, no llegó a la mayoría absoluta necesaria, pero en alianza con otros independentistas -la plataforma Candidatura d'Unitat Popular (CUP)-, sí la puede conseguir. El problema está en que, de unirse ambas fuerzas en pos del independentismo, estarían forzando un asunto básico que es la coherencia ideológica.
Nada tiene que ver la ideología de derecha de Convergencia Democrática de Catalunya (antes Convergencia i Unió), de Artur Mas, con la extrema izquierda que identifica a CUP, un conglomerado de grupos políticos que, muchos, salen del movimiento de indignados surgido a partir de la crisis económica española. Digamos que el denominador común es el sentimiento independentista, pero todavía no está claro si este sentimiento pueda ser más fuerte que una ideología, que en definitiva es lo que marca los programas políticos.
Cataluña, pues, corre el riesgo de quedar en manos de un gobierno inestable. De hecho, la cúpula de CUP ya ha dicho que no reconoce a Mas como líder. Si el soñado voto independentista era una meta, una vez lograda la mayoría en el Parlamento de la comunidad autónoma entrarían en otra desgastadora batalla por el liderazgo, en la cual, necesariamente, alguien tendrá que ceder.
Dicho todo esto, lo más significativo de los resultados este domingo es el ascenso del partido Ciudadanos, que en muy poco tiempo ha sido capaz de triplicar sus escaños en el Parlamento catalán. Fue la segunda fuerza política más votada con 25 escaños, después de Junts pel Sí que obtuvo 62. Si tenemos en cuenta que esta última no es un partido, sino un conglomerado de partidos, entonces queda claro que el ganador de las elecciones del domingo fue el color naranja de Ciudadanos (C´s).
¿Quiénes son los de Ciudadanos?
Se trata de un partido de derecha (también se dice que de centro-derecha) que representa a la nueva España, a un nuevo mapa político, no a la tradicional derecha del Partido Popular (PP) a la que todavía corresponden vestigios del franquismo. Esto quiere decir que Ciudadanos (comenzó siendo Ciutadans, en catalán) estaría rompiendo la alternancia entre PSOE y PP que tanto preocupa a los que quieren una España renovada.
Fundado en 2006 en Barcelona por el joven abogado Albert Rivera, Ciudadanos ha logrado trascender a toda España y alcanzar representación en el Parlamento Europeo. Con respecto a Cuba, desde muy temprano este partido ha sido aliado de la disidencia, con presencia activa a pie de calle de su líder Rivera. En Cataluña ha elegido como candidata al parlamento a la joven Inés Arrimada, considerada por la prensa frívola como una de las más bellas políticas españolas. Desde el momento en que se conocieron los resultados del domingo, Arrimada se pronunció enérgicamente a favor de la dimisión de Artur Mas. Y eso que ambos, en definitiva, representan a un mismo sector ideológico. Pero Arrimadas no representa el separatismo de Estado, sino lo que algunos políticos llaman la constitucionalidad.
El panorama político es complejo. El gobierno central está muy preocupado porque Cataluña se le va de las manos. Para entender grosso modo lo que sucede es recomendable hacer la división entre secesionistas y los que no, como mismo hicieron algunos periódicos el domingo para crear su mapa.
De acuerdo con este mapa, podríamos preguntarnos a quién representa cada político.
Artur Mas, cabeza de lista del conglomerado Junts pel Sí, actual presidente de la Generalitat de Cataluña, líder de Convergencia Democrática (antiguamente Convergencia i Unió), representa a la Cataluña independentista, burguesa, monárquica y tradicional. En fin, a los seguidores de Jordi Pujol que ahora pueden estar muy decepcionados por el escándalo de corrupción del legendario político catalán.
Oriol Junqueras, muy visible en el conglomerado de Junt pel Sí, prácticamente portavoz, líder de Esquerra Republicana de Cataluña, con cierto arraigo popular, como el nombre de su partido indica es de izquierda y antimonárquico. Representa al independentismo republicano tradicional. En su contra tiene la mala huella de Carod-Rovira, antiguo líder de ese partido que fue sorprendido en conversaciones secretas con la banda terrorista ETA.
Antonio Baños, periodista graduado de la Universidad Autónoma de Barcelona, es la cabeza más visible de las CUP, o sea, de una plataforma asamblearia que propone expropiaciones al sistema capitalista. Esta organización separatista catalana llega hasta Valencia y Baleares. En su contra tiene artículos de prensa que investigan el vínculo de las CUP con el dictador venezolano Nicolás Maduro.