El Centro para una Cuba Libre, con sede en Washington, hizo este jueves un llamado al Vaticano exhortando a los cardenales que participarán en el próximo cónclave para que inviten a líderes religiosos de todas las denominaciones a unirse en oración por la paz y el fin de la represión en el mundo.
Janisset Rivero, miembro del Centro, explicó a Martí Noticias que esta solicitud también insta a los cardenales a prestar especial atención a la situación de los derechos humanos en África, China, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
El mensaje está respaldado por seis académicos, activistas políticos y líderes de organizaciones religiosas y defensoras de los derechos humanos. Entre los firmantes se encuentran los cubanos Carlos Eire, profesor de Historia y Estudios Religiosos en la Universidad de Yale, y Rosa María Payá, activista pro derechos humanos nominada por Estados Unidos para integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El comunicado resalta que, en Cuba, continúa la persecución contra las Damas de Blanco, mujeres —madres, hijas y hermanas de más de mil presos políticos— que han sido acosadas, detenidas y golpeadas por la policía por atreverse a marchar silenciosamente hacia misa los domingos. Asimismo, denuncia que en julio de 2024 el Parlamento cubano aprobó una nueva Ley de Ciudadanía, la cual contempla disposiciones que permiten retirar la ciudadanía a quienes practiquen actividades religiosas pacíficas que contradigan la ideología oficial del régimen.
Durante la Semana Santa de este año, el régimen cubano negó el permiso solicitado para realizar la procesión del Santo Cristo de la Humildad y Paciencia en la ciudad de Trinidad, provincia de Sancti Spíritus. El sacerdote Lester Rafael Zayas Díaz, quien gestionó el permiso, denunció públicamente en sus redes sociales la prohibición impuesta precisamente en una de las semanas más significativas para la fe católica y cristiana.
En cuanto a Nicaragua y Venezuela, el mensaje advierte que la Iglesia Católica sufre severas restricciones y discriminación en estos países. En Nicaragua, "persisten los ataques violentos contra templos, alentados por el propio gobierno", incluyendo el incendio ocurrido en 2020 que destruyó un crucifijo de 400 años en la Catedral de Managua. Además, todas las monjas fueron forzadas a abandonar el país antes de diciembre de 2024.
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