Ecuador está sumido en una crisis luego de más de una semana de protestas letales, con enfrentamientos, saqueos, bloqueos, cientos de arrestos, una declaración de estado de emergencia, un estancamiento en la actividad económica y el traslado de las operaciones del gobierno fuera de la capital.
Las protestas surgieron tras anunciarse el fin de los subsidios a los combustibles, y mientras Ecuador intenta obtener un crédito por 4.200 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional para impulsar la economía y generar empleos, pero los manifestantes dicen que el gobierno está vendiendo a los pobres.
Miles de indígenas han convertido las instalaciones de la Casa de la Cultura y universidades católicas cercanas en su sede para permanecer en esta capital, donde el jueves mantuvieron retenidos durante todo el día a nueve policías y a casi 30 periodistas para obligar a estos últimos a transmitir sus declaraciones.
La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo haber recibido informes sobre medio centenar de ataques a periodistas que están cubriendo las protestas, en las que ha habido cinco muertos, más de medio centenar de heridos y cerca de un millar de detenidos.
En un comunicado emitido este jueves, el organismo de Naciones Unidas urgió a las autoridades de Ecuador a "realizar investigaciones prontas e independientes" en torno a los fallecidos en las protestas.
A continuación presentamos un vistazo a los actores clave en el conflicto:
EL PRESIDENTE
Lenín Moreno, de 66 años, tiene una licenciatura en administración pública por la Universidad Central de Ecuador y ha trabajado como profesor y en la promoción del turismo. Incapaz de usar sus piernas desde que fue baleado en un asalto en la década de 1990, utiliza una silla de ruedas, y en 2013 fue nombrado enviado especial de las Naciones Unidas para temas de discapacidad y accesibilidad.
Elegido presidente en 2017, Moreno heredó una amplia deuda pública de su predecesor y ha estado tratando de atender los problemas económicos resultantes. Para ello ha implementado recortes al gasto gubernamental, incluyendo poner fin a los 1.300 millones de dólares anuales en subsidios a los combustibles, y recurrir a instituciones internacionales como el FMI para solicitar créditos.
Al anunciar el recorte de los subsidios a los combustibles, dijo que propondría un proyecto de ley para un impuesto especial durante tres años a las compañías con ingresos superiores a los 10 millones de dólares anuales, fondos que serán destinados a la educación, la salud y la seguridad. Dijo que procura generar “más trabajo, más emprendimiento y mejores oportunidades”.
Moreno fue aliado durante largo tiempo del entonces presidente Rafael Correa, e incluso fue su vicepresidente en la primera parte del gobierno de 2007 a 2017. Pero después de asumir la presidencia, Moreno ha intentado llevar a Ecuador por un rumbo distinto al establecido por su predecesor izquierdista, gobernando con una tendencia más moderada y haciendo las paces con los líderes empresariales y otros sectores con los que Correa se enemistó. En la actualidad ambos hombres son enemigos acérrimos.
Ecuador está bajo estado de excepción decretado el 3 de octubre por el jefe de Estado para velar por la seguridad y evitar el caos en el país.
EL EXPRESIDENTE
Correa, de 56 años, es un economista con maestrías de universidades en Bélgica y Estados Unidos, así como un doctorado en economía por la Universidad de Illinois. Ganó las elecciones de 2006 como uno de los presidentes izquierdistas de la “marea rosa” que ascendieron al poder en Sudamérica.
En su presidencia impulsó una “Revolución Ciudadana” con generosos programas de salud y sociales, lo que le valió aplausos de los pobres. Sus dos períodos en el puesto fueron una época de relativa estabilidad política en un país con antecedentes de golpes de Estado y renuncias presidenciales. Pero Correa también se enfrentó con la comunidad empresarial, los periodistas, los ambientalistas y los grupos indígenas.
Era un firme partidario de los presidentes socialistas venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro y de otros líderes de la “marea rosa”.
Ahora radicado en Bélgica, donde nació su esposa, Correa ha calificado a Moreno de “traidor”. Enfrenta una orden de arresto en Ecuador por presunta corrupción. En un referendo impulsado exitosamente por Moreno en 2017 se acordó prohibirles a los presidentes estar en el poder más de dos períodos, reinstalando límites que Correa retiró de la Constitución.
Correa rechaza el alegato de Moreno de que él está conspirando con Maduro para desestabilizar al actual gobierno de Ecuador, diciendo que es “un disparate” y algo “absurdo”.
LOS MANIFESTANTES
En las calles protestan trabajadores del transporte y sindicalistas, así como estudiantes e indígenas.
Muchos han estado marchando pacíficamente. Otros se han enfrentado con la policía, atacando vehículos antimotines con palos y piedras en medio de nubes de gas lacrimógeno.
Algunos capturaron a varios policías el jueves y los pusieron sobre un escenario en un centro cultural de Quito donde los manifestantes indígenas se han instalado, rechazando las ofertas de diálogo del gobierno, que ha ofrecido ayuda agrícola y otros incentivos para intentar solucionar la crisis.
Los manifestantes indígenas alegan que las medidas de austeridad vinculadas al acuerdo con el FMI profundizarán la inequidad económica.
En declaraciones ante sus simpatizantes, el líder indígena Jaime Vargas afirmó el jueves que “con la sangre de nuestros hermanos no vamos a negociar”.
VENEZUELA
Maduro, de 56 años, es un exconductor de autobús y líder sindical convertido en político que ascendió a la presidencia de Venezuela después de que Chávez falleció de cáncer en 2013.
Rechaza también las afirmaciones de Moreno de que respalda un intento de golpe de Estado en Ecuador.
De todas formas, Maduro ha declarado sobre el conflicto, diciendo que los ecuatorianos están en las calles porque “el FMI quiere imponer en América Latina su modelo excluyente, generador de miseria, generador de pobreza”.
Exhortó a Moreno a que “eche para atrás ese paquete económico y dialogue con el pueblo de Ecuador”.
El líder venezolano ha estado enfrentando problemas mucho más graves en su propio país: un desplome económico, hiperinflación, escasez generalizada de bienes y un éxodo de millones de sus compatriotas.
A principios de año, el líder opositor Juan Guaidó y la Asamblea Nacional controlada por la oposición declararon ilegítimo al gobierno de Maduro y proclamaron presidente a Guaidó. Estados Unidos y otros 50 países en América y en otras partes reconocen a Guaidó, aunque el gobierno de Maduro se mantiene firme y tiene sus propios aliados internacionales.
(Con información de AP y EFE)