En medio del deshielo con Estados Unidos, el Gobierno cubano prometió el mes pasado eliminar un discriminatorio impuesto del 10% al cambio del dólar estadounidense en la isla.
Es un gravamen punitivo contra Estados Unidos, dictado en 2004 por Fidel Castro (20%) y luego reducido a la mitad por su sucesor, Raúl Castro. Pero, aparentemente, no era la única medida económica dirigida a castigar al "enemigo".
Aunque el "Convenio sobre aviación civil internacional" prohíbe a los Estados signatarios cobrar más a las aeronaves de otros Estados que lo que pagan las suyas por derechos de aterrizaje y otros, Cuba ha estado gravando los vuelos chárter procedentes de Estados Unidos con un altísimo impuesto de aterrizaje que se calcula entre el 40% y el 50% del precio de los pasajes.
El diario Tampa Tribune reporta que eso podría cambiar una vez que se inicien, probablemente en septiembre, los vuelos comerciales regulares programados a los que ambos países dieron luz verde en febrero pasado.
Los dos Gobiernos firmaron un acuerdo de aviación no vinculante que permite el aterrizaje en la isla de vuelos comerciales procedentes de Estados Unidos y establece ciertas pautas, entre ellas, prohibir la aplicación de tasas discriminatorias.
Dos operadores de vuelos chárter a Cuba, Michael Zuccato, gerente general de Cuba Travel Services, y Bill Hauf, presidente de Island Travel & Tours, relataron al Tribune que las autoridades de aviación cubanas les han dicho que una vez que comience el servicio comercial sus impuestos de aterrizaje se apegarán a las tasas internacionales.
A falta de vuelos comerciales programados de las grandes aerolíneas, los viajes entre los dos países se realizan en vuelos fletados. Pero, por tratarse de aeronaves estadounidenses, Cuba impone una tarifa de aterrizaje de $73 a $148 por pasajero, dependiendo de la edad y de que viaje a título individual o en grupo.
La tasa regular de aterrizaje internacional en el aeropuerto José Martí de La Habana es de $4.89 por cada tonelada métrica de peso de un avión. Los vuelos chárter suelen utilizar un Boeing 737-800 de 162 asientos con un máximo peso de despegue de 79 toneladas, lo que debería resultar en una tarifa de aterrizaje de aproximadamente $390.
Si el vuelo es gestionado por una empresa chárter estadounidense, para que el mismo avión totalmente ocupado pueda posarse en la pista del José Martí se deben pagar cerca de $24.000, reporta el periódico.
Entrevistado por el diario tampeño, el portavoz de American Airlines, Matt Miller, refirió que el año pasado la compañía aterrizó en La Habana 625 de sus 1.200 vuelos chárter con destino a Cuba. Partiendo del peso de un Boeing 737-800, el modelo estadounidense que se utiliza, los pagos por derechos de aterrizaje deben haber generado unos $14 millones en ingresos para el Gobierno cubano.
En comparación, el Aeropuerto Internacional de Tampa recaudó por el mismo concepto en 2015, de todos los aviones de pasajeros que recibió, $15.2 millones.
Mordida a los pasajeros
El desproporcionado gravamen cubano repercute en los altos precios actuales de los pasajes en vuelos fletados. En un informe reciente, la entidad de análisis con sede en Miami Havana Consulting Group, calculó que las aerolíneas comerciales podrían entrar en el mercado cubano cobrando entre $150 y $250 por cada boleto.
En comparación, Cuba Travel Services vende sus billetes de vuelo chárter de Tampa a La Habana por $459, mientras que ABC Charters y Island Travel Services cobran $439 cada una.
John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, estimó que el Gobierno de Cuba "retiene entre el 40% y el 50% del precio del billete (…) Son ingresos brutos", dijo.
Pero los expertos creen que Cuba podrá bajar la tarifa una vez que aumente el volumen de viajes. En virtud del acuerdo sobre los vuelos comerciales de Estados Unidos a Cuba, que prevé hasta 110 vuelos diarios a la isla, hasta 7.300 aviones podrían aterrizar en La Habana en el transcurso de un año.
Si cada uno paga la tasa estándar internacional ─unos $4.800 tomando como base el peso de un Boeing 737-800─ dejarían al Gobierno cubano unos $35 millones anuales, solamente por los vuelos a La Habana.