El segundo juicio contra el exministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, concluyó este sábado en el Tribunal de Marianao, en La Habana, bajo total secretismo, sin anuncio previo y sin presencia de prensa internacional, confirmaron fuentes independientes y familiares a Martí Noticias.
A diferencia del juicio por espionaje realizado hace dos semanas —donde según familiares, la Fiscalía pidió cadena perpetua— esta nueva vista incluyó delitos económicos como malversación, evasión fiscal, tráfico de influencias y lavado de activos.
Junto a Gil hay una serie de acusados en este nuevo juicio de los cuales el régimen no ha publicado información.
En entrevista con Martí Noticias, María Victoria Gil, hermana del exministro, denunció la opacidad absoluta del proceso:
“Ni el noticiero dijo una palabra. Es una falta de respeto al pueblo de Cuba.”
Los hijos de Gil pudieron asistir a la vista, pero solo tras firmar un documento de confidencialidad, por lo que les está prohibido ofrecer declaraciones.
Vicky Gil asegura que su hermano admitió algunos delitos económicos, pero insiste en que es imposible que haya actuado solo: “Los verdaderos responsables han desaparecido del proceso. Alejandro es el chivo expiatorio”, comentó.
La hermana también reveló que el presidente Miguel Díaz-Canel compareció como testigo de cargo, un gesto que calificó de “traición” después de años de cercanía personal y política entre ambos. Según su versión, el caso estaría impulsado por sectores militares cuyos intereses fueron afectados por la Tarea Ordenamiento.
Otros temas polémicos discutidos en el juicio incluyen la posible confiscación de la vivienda del exministro en Miramar, pese a tratarse de una permuta estatal y no de un activo ilícito.
“Mi hermano está pagando por haber servido a una dictadura y por haberse lucrado. No era inocente, pero tampoco es el único culpable", indicó.
La hermana del exministro también criticó duramente a figuras del oficialismo, como el trovador Israel Rojas o el presentador Humberto López, a quienes acusa de haber abandonado a Gil desde el momento de su detención.
“¿Dónde están ahora todos esos que iban a la casa, que le pedían favores, que lo alababan? Ni un mensaje. Nada”, denunció.
El caso de Alejandro Gil es considerado el proceso judicial más delicado en la última década dentro de la cúpula del régimen cubano.
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