La mayoría de las personas que habían respondido hasta las primeras horas del miércoles una encuesta informal del programa de Radio Martí El Revoltillo sobre el llamado “Parón de Enero”, que convoca Alexander Otaola en su espacio de internet Hola, Ota-Ola!, respaldan la idea de suspender el envío de remesas a Cuba el primer mes de 2020.
Algunos proponen extender la suspensión más allá de enero, varios hablan incluso de un bloqueo total a la isla –la política de Estados Unidos hacia el gobierno cubano establece un embargo comercial con excepciones humanitarias, no un bloqueo--, y otros recuerdan que, mientras Cuba recibía la subvención soviética, Fidel Castro mantuvo cerradas las puertas del país a los exiliados.
“Ojalá la dignidad superara al oportunismo y al falso amor filial”, escribió el martes Noemí Torres. “Claro que sí, por seis meses”, dice Pepe Portales, y añade: “Sé que muchos no quieren ser libres, pero es la única forma”.
Entre quienes se oponen, la respuesta suele limitarse a la palabra “No” o a la frase “No estoy de acuerdo”, pero hay también comentarios como el de David Monroy Sarabia: “Libertad para Cuba y todas las naciones del mundo; Estados Unidos, deje de invadir e interferir los países”.
El gobierno de Estados Unidos no tiene nada que ver con la convocatoria del programa Hola, Ota-Ola!
Para Roberto Dueñas Esquirol, el enfoque de la pregunta del sondeo pasa por alto la realidad de personas como él.
“Es increíble que no se vea que sólo cuestionar el tema es un problema de emigrante económico”, dice Dueñas Esquirol. “Recuerdo que de la prisión política me llevaron al avión, y volví a ver a mis hijos nueve años después y terminé de verlos a los 15 años”. Es que acaso, se pregunta, “¿Yo no quería a mis hijos?”
Hugo Sánchez recuerda que, durante casi dos décadas, el statu quo era algo como lo que ahora propone Otaola.
“Los cubanos olvidan que casi 20 años Fidel Castro prohibió vuelos, remesas, viajes, correo y otra comunicación”, hace notar Sanchez. ¿Quién se murió por eso? Hoy la entrada principal de la dictadura es la nuestra. Podríamos exigir, ya que el dinero lo ponemos los de fuera. Empezando por el pasaporte y terminando por liberar a todos los presos políticos”.
Los que vinieron en los 60 no podían ni enviar una carta, apunta Ricardo Damas, “así que no veo por qué no parar todo por un mes”. También Yolanda Orta pide tenerlo en cuenta.
“Muchos cubanos al principio de llegar aquí estuvieron años sin comunicación. Cuba no lo permitía. NO había viajes ni llamadas”, subraya. “Y muchos de los que ahora piden recarga tenían teléfono y no lo prestaban para llamar al Norte, como decían, porque los perjudicaba”.
Y en mayúsculas: “Muchos en la propia familia. Refresquen la mente”.
De acuerdo con Leonel Fernández Castro, no es el mejor momento para un boicot como el que propone Hola, Ota-Ola!
“En enero generalmente nadie manda dinero porque ya lo mandó en diciembre, y nadie va de visita porque ya esperaron el nuevo año allá”, escribe Fernández Castro.
Alguien que parece haber escrito desde Cuba manifiesta estar de acuerdo y explica por qué: “Es el dinero de ustedes los exiliados lo que mantiene esta dictadura”, dice Antonio Victorero.
Para Frank Fernández, merece todo respeto quien se acoja al Paro de Enero, así como el que no se quiera acoger.
“Cada uno es libre de asumir su propia responsabilidad y hacer valer su opinión”, dice. “El sacrificio que se va a hacer es en pos de la libertad de Cuba, pero me da coraje que la mayor parte de la población cubana no hace nada por esa libertad; viven entre en su zona de miedo y su zona de WiFi”.