Corea del Sur advirtió este domingo que Corea del Norte podría intentar asesinar a desertores en respuesta a las recientes deserciones de responsables de alto nivel, como la del número dos de la embajada en Londres.
Estas advertencias se producen en víspera de las maniobras conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur, que generan cada año un aumento de tensión en la península coreana.
"Es altamente probable que Corea del Norte lleve a cabo varias acciones para prevenir futuras deserciones o cualquier agitación en la población", dijo un responsable del ministerio surcoreano de Unificación, citando posibles asesinatos de activistas de derechos humanos o de desertores que se encuentran en el Sur.
El responsable del ministerio, que requirió el anonimato, dijo a los periodistas que la deserción, anunciada la semana pasada, del número dos de la embajada de Corea del Norte en Gran Bretaña, Thae Yong-Ho, coloca al régimen comunista --que calificó de "criminal" al desertor-- en "una situación muy difícil".
"Dado el carácter (del dirigente norcoreano ) Kim Jong Un, la situación es muy peligrosa" afirmó. Entre las posibles acciones que atribuye a Corea del Norte, el responsable citó el riesgo de intentos de asesinato o de atentados contra desertores que viven en Corea del Sur, así como secuestros de surcoreanos.
Recordó los intentos por asesinar a Hwang Jang-Yop, antiguo tutor de Kim Jong-Il, que desertó hacia el Sur en 1997.
Varios especialistas consideran que Corea atraviesa uno de sus períodos más tensos desde el final dela Guerra en la península (1950-1953), y ello debido al ensayo nuclear norcoreano de enero pasado.
La situación puede crisparse aún más con el inicio el lunes de las maniobras conjuntas "Ulchi Freedom Guardian" entre Seúl y Washington, que movilizarán a decenas de miles de soldados durante dos semanas.
"Replicaremos sin piedad a las amenazas de invasión y a las provocaciones de los enemigos con nuestra disuasión nuclear", declaró un portavoz oficial norcoreano, según la agencia oficial KCNA.
El domingo, Pyongyang reaccionó por primera vez oficialmente al anuncio por las autoridades surcoreanas que una decena de norcoreanos, en su mayoría mujeres, que habían desertado en abril podían instalarse libremente en Corea del Sur.
El gobierno norcoreano sostiene que esos empleados fueron secuestrados, mientras que Corea del Sur afirma que decidieron libremente no regresar a su país.
"Los empleados norcoreanos fueron liberados por los servicios de inteligencia surcoreanos la semana pasada", dijo a la AFP un responsable del ministerio surcoreano de Unificación.
Ellos no "desean que se sepa el lugar donde se encuentran", agregó la fuente.
Este domingo, Corea del Norte denunció "un complot" vicioso para "ocultar la verdad sobre el secuestro del grupo". "Ocultarlos invocando 'razones de seguridad" muestra que el anuncio del gobierno fantoche es un invento", dijo un portavoz de un comité norcoreano creado para ayudar a los empleados, indicó KCNA.
"Seguiremos luchando para salvar y recuperar a nuestros ciudadanos", agregó ese portavoz.
El grupo, integrado por 12 camareras y su director, protagonizó la huida más numerosa de los últimos años.
La mayoría de los norcoreanos que llegan a Corea del Sur son interrogados durante varios meses por los servicios secretos surcoreanos (NIS) a fin de detectar eventuales espías.
Luego, antes de comenzar una nueva vida en Corea del Sur, pasan tres meses en un centro de reinserción. En este caso, el NIS informó que los trece empleados permanecerían detenidos por razones de seguridad en vez de ser enviados al centro de reinserción.
El martes, el ministerio de Unificación, responsable de los asuntos intercoreanos, anunció que los interrogatorios habían finalizado y que los empleados habían comenzado una nueva vida.
La deserción del número dos de la embajada de Corea del Norte en Gran Bretaña, Thae Yong-Ho, coloca al régimen comunista en "una situación muy difícil", y podría traer represalias, según un alto funcionario de Corea del Sur.