La crisis política y económica en Venezuela está en la mira de los 22 países asistentes a la XXV Cumbre Iberoamericana que arrancó este viernes en Cartagena, Colombia, donde el mandatario Nicolás Maduro es esperado el sábado para el encuentro de presidentes.
La expectativa sobre la asistencia del mandatario de Venezuela crecía este sábado luego de que la reunión presidencial fuera instalada sin su presencia, en momentos en que su país atraviesa una fuerte crisis política.
Ante la ausencia del presidente venezolano, la paz de Colombia fue la protagonista de la apertura del encuentro en la caribeña ciudad de Cartagena, con el envío de mensajes por parte de los dignatarios a favor del fin del conflicto armado interno de más de medio siglo.
La asistencia de Maduro fue confirmada el viernes a último momento por los organizadores. Sin embargo, la inauguración de la cita presidencial comenzó sobre las 10H15 locales (15H15 GMT) sin su presencia.
Su llegada estaba prevista para las 08H30 locales, pero hasta el momento solo se encuentra en Cartagena su canciller, Delcy Rodríguez, y los organizadores no aún confirman si se trata de un retraso o de que finalmente Maduro no asistirá.
La posible participación de Maduro fue bien recibida por los cancilleres que se reunieron el viernes en el primer día de la cita iberoamericana para debatir sobre juventud, emprendimiento y educación, temas centrales del encuentro.
Junto a la preocupación por Venezuela, la atención de los dignatarios se centró también en la búsqueda de la paz en Colombia, un empeño del presidente anfitrión y flamante Premio Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos, que recibió numerosos apoyos.
El mandatario peruano, Pedro Pablo Kuczynski, dijo al llegar a Cartagena que ve "con mucho optimismo esta cumbre", entre otras cosas, porque se va a dar la oportunidad de tratar "los temas del vecino país, Venezuela".
Kuczynski había anunciado que aprovecharía la reunión para insistir en la activación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) al gobierno de Maduro y para pedir a los países de la región desplegar "un operativo de ayuda humanitaria a Venezuela", ante la escasez de alimentos y medicinas.
La Carta Democrática faculta a la OEA a intervenir en casos de alteración del orden institucional en un país miembro y, de aprobarse, podría acarrear sanciones contra la nación caribeña.
Además de la iniciativa peruana, se había anunciado una reunión del Mercosur -constituido por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela- en un aparte de los debates sobre juventud y emprendimiento, temas centrales de la cumbre, para hablar sobre la creciente tensión entre el gobierno de Maduro y la oposición.
Sin embargo, este viernes la canciller argentina, Susana Malcorra, dijo a periodistas que aunque no está prevista "una reunión formal de cancilleres del Mercosur" en el marco de la cumbre, "seguramente nos encontraremos y tendremos la ocasión de discutir temas de interés común".
Caracas había tildado de ilegal la posible realización de esa reunión del bloque.
En principio, Venezuela iba a estar representada por un viceministro en la cumbre, pero a última hora Maduro confirmó a la organización su asistencia a la reunión presidencial del sábado.
Malcorra aseguró que si llega Maduro, seguramente la situación de Venezuela "va a ser un tema muy importante" a tratar.
La canciller colombiana, María Ángela Holguín, también dijo al respecto que "muy seguramente tendrán la oportunidad los presidentes, si viene el presidente Maduro, de conversar con él y escucharle su presentación sobre la situación de Venezuela".
Este viernes se cumplió parcialmente en Venezuela una huelga general de 12 horas, convocada por la oposición como parte de una nueva estrategia de protestas tras la suspensión del proceso de referendo revocatorio contra Maduro.
El mandatario venezolano, que aseguró que el paro había "fracasado", amenazó con encarcelar a los líderes opositores si le hacen un juicio político, como había anunciado la mayoría opositora de la Asamblea Nacional.
Durante la cumbre, la canciller de México, Claudia Ruiz Massieu, anunció que su país, Chile y España presentarán "una propuesta de comunicado especial que tiene como fin expresar el respaldo de la comunidad iberoamericana y (su) solidaridad en este proceso de búsqueda de paz" en Colombia.
Aunque muchos asistentes pensaban que celebrarían con Santos la concreción de la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), como el acuerdo negociado con esa guerrilla fue rechazado en un plebiscito a comienzos de octubre, llegan mas bien mensajes de aliento.
El rey Felipe VI fue uno de los que expresó su "deseo de que muy pronto se alcance la paz" en Colombia y dijo a Santos que en ese "empeño puede contar siempre con el apoyo de España".
Los llamados se producen después de que el jueves la instalación en Ecuador de la mesa de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), segunda guerrilla del país, se viera aplazada por decisión de Santos hasta que ese grupo libere al excongresista Odín Sánchez.
Sobre la renegociación del acuerdo con las FARC, Santos dijo en la clausura del encuentro empresarial que se realizó en paralelo a la cumbre, que en reuniones con la oposición han "querido tratar de buscar el mayor consenso posible para tener un nuevo acuerdo muy pronto".
A la vez, confió en que el acuerdo salga "fortalecido, con más legitimidad" y dijo que buscará cuál "camino es el que menos polariza" para decidir de qué forma ponerlo en marcha, si a través de un nuevo plebiscito u otro medio.
Colombia vive un conflicto armado de más de medio siglo en el que han participado guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y agentes estatales, con un saldo de más de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.