Han pasado 17 años desde aquel 19 de abril en que un grupo de artistas y escritores cubanos firmara una carta respaldando el encarcelamiento de 75 disidentes, el fusilamiento de tres jóvenes y las sentencias a cadena perpetua de otros cuatro por haber secuestrado una lancha con la intención de llegar a Estados Unidos.
La carta divulgada como “Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos” respondía a otro documento suscrito por decenas de intelectuales del mundo entero, incluyendo tradicionales amigos de la Revolución, en el que condenaban la represión por delitos de opinión en Cuba y ponían en entredicho la legalidad y la “justicia revolucionaria”.
Radio Televisión Martí buscó opiniones sobre el tenebroso ambiente de aquellos días de Primavera Negra y del fusilamiento de tres jóvenes que estuvieron encarcelados tan solo diez días.
“El 2003 fue un año definitivo, no sólo para la política sino también para la cultura y la sociedad cubana. Fue el año de aquel vergonzoso acto represor conocido como Primavera Negra que daría inicio al más importante de los movimientos de resistencia social de la oposición, las Damas de Blanco, y fue el año en que tres jóvenes que intentaron huir de Cuba en una lancha, fueron engañados prometiéndoles un juicio justo, y al final, en un proceso absolutamente ilegal e inhumano, fueron fusilados”, destacó Amir Valle, establecido en Berlín, Alemania.
Ya en 1961 Fidel Castro había resumido en una frase su política cultural: “Dentro de la Revolución, todo. Contra la Revolución, nada”. No Había alternativas. Los creadores, tuvieron que plegarse a tal mandato porque de ello dependía su supervivencia.
“Todos los que conocía, de todos los estratos de la cultura cubana, todos, pensaban que aquello era una aberración, lo comentaban en los corrillos no oficiales pero jamás levantaron sus voces y fueron muchos los que aceptaron esa afrenta que fue la carta en la cual personalidades como Alicia Alonso, Silvio Rodríguez, Miguel Barnet, entre otros, no sólo defendieron los fusilamientos sino que también tuvieron la indecencia de intentar que pensadores de otros países se sumaron a ese apoyo vergonzante”, apuntó el autor de “Los desnudos de Dios”.
A la carta inicial rubricada por 27 figuras destacadas de la cultura nacional y publicada en el diario oficial Granma, le siguió un llamamiento a todos los miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) y de las instituciones culturales y universidades de todo el país para que avalaran la decisión tomada por Fidel Castro.
En las semanas siguientes, Granma publicó periódicamente las listas de los firmantes que se sumaban a lo largo del país.
Al respecto, el escritor y activista Ángel Santisteban dijo desde la capital cubana: “Cuando se abrió la convocatoria, como mi apartamento está muy cerca de la sede de la UNEAC, muchos llegaban a mi casa a saludarme, y puedo asegurar que hasta los más fervorosos defensores del régimen me confesaron en aquella oportunidad no estar de acuerdo con el encarcelamiento de los 75, pero sobre todo, les indignaba el fusilamiento de esos muchachos”.
El gobierno cubano afirmaba que había una “agresión en ciernes”, que Estados Unidos pretendía invadir Cuba.
“La mayoría justificaba haber signado el “Mensaje” con el hecho de que no estaban de acuerdo con la invasión”, lamentó Santisteban, quien ya en 1995 había recibido el premio UNEAC por su libro de cuentos “Sueño de un día de verano”.
El ensayista Carlos Aguilera, radicado en la ciudad alemana de Frankfurt, recalcó que “aquella carta fue una infamia. Por una parte, un Estado despótico encarcelando, asesinando, reprimiendo. Y por otra, un grupo de cortesanos apuntalando todo el terror del castrismo. Cuando un día se puedan hacer preguntas y llevar a juicio a culpables, habrá que exigirle a la claque intelectual cubana no solo por haber firmado la proclama, sino por haber contribuido al crimen y haber favorecido el desmantelamiento de toda posición crítica, todo espacio de reflexión y discrepancia”.
Sin embargo, más que las contundentes declaraciones de figuras como Günter Grass, Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, tuvo un impacto mucho mayor en la intelectualidad nacional que artistas y escritores, abiertamente de izquierda, como Pedro Almodóvar, Joan Manuel Serrat, Fernando Trueba, Joaquín Sabina, Caetano Veloso, José Saramago o Eduardo Galeano hicieran duras críticas al régimen. Hasta Noam Chomsky pidió en el 2008 la libertad de los detenidos en la Primavera Negra.
“De pronto había una unidad manifiesta entre colegas de la izquierda y la derecha a nivel mundial. Fue una semilla pequeña que se sembró en la cabeza de muchos de nosotros y que floreció unos años después en la rebelión intelectual que se conoció como “Pavongate o Guerrita de los emails” en 2007”, señaló Valle.
“Por eso pienso que el 2003 marca un antes y un después, porque no sólo pasaron los hechos y no sólo la sociedad se conmovió sino que hubo cambios muy profundos en lo político, lo cultural y lo social en Cuba”, agregó.
“Nadie debería estar a favor de la pena de muerte, la vida humana es sagrada, en mi opinión", indicó el escritor Gabriel Barrenechea, natural de Encrucijada, Villa Clara. “Y me parece totalmente incongruente que un escritor o un artista apoye procesos contra la libertad de expresión; negarla es negar nuestra esencia como creadores”.
Silvio Rodríguez: "Nunca apoyé aquellas ejecuciones"
A través del Blog Segunda Cita, Radio Televisión Martí contactó con Silvio Rodríguez, a quien preguntó: “En abril de 2003, usted firmó el Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos. Diecisiete años después, ¿sigue apoyando las ejecuciones?”
A lo que el cantautor respondió: “Nunca apoyé aquellas ejecuciones. Y estoy seguro de que ninguno de los firmantes de aquella carta lo hacía”.
“Firmamos la carta cerrando filas con el derecho de Cuba a ser soberana”.
“Era 2003, cuando Bush se lanzaba contra Irak e inspirado en lo peor de la Florida le dijo a Collin Powell: 'Primero Irak y después Cuba'. Después tuvo que decir que lo había dicho en broma”.
“Jamás renunciaré a defender a mi país de los abusadores y de los amigos de los abusadores”, dijo Silvio Rodríguez.
En una entrevista concedida al diario español El Periódico en 2008, el trovador Pablo Milanés dijo que, a diferencia de otras personas, se negó "a firmar una carta de apoyo a los fusilamientos decretados en abril de 2003 y las penas de largos años de prisión a 75 disidentes.
A la pregunta de si se trató de "puro oportunismo" por parte de esos intelectuales firmantes de la carta, Milanés respondió que "sí, y de pura cobardía".