Hoy se cumplen 63 años del asalto al Palacio Presidencial a manos de un grupo de jóvenes que intentó derrocar al gobernante Fulgencio Batista.
La acción del 13 de marzo de 1957 tenía como objetivo poner fin al estado inconstitucional que se vivía en Cuba y seguir el curso a la democracia interrumpida por el golpe de estado de Batista en 1952.
Varios grupos políticos luchaban para derrocar a Batista. La operación, que incluía ataques al Palacio Presidencial y a la estación Radio Reloj, fue dirigida por José Antonio Echevarría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, junto a otros opositores.
Echevarría en particular estuvo al frente del grupo que atacó Radio Reloj.
"Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo. Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo. Por eso este manifiesto que pudiera llegar a ser un testamento, exhorta al pueblo de Cuba a la resistencia cívica, al retraimiento de cuanto pudiera significar un apoyo a la dictadura que nos oprime y a la ayuda eficaz de los que están sobre las armas para liberarlo", escribió el líder universitario en su manifiesto testamento.
El joven hizo un llamado a todos los universitarios y al ejército: "A nuestros compañeros, los estudiantes de toda Cuba, les pedimos que se organicen, ya que ellos constituyen la vanguardia de nuestra lucha, y a las Fuerzas Armadas, que recuerden que su misión es defender a la Patria, no someter a sus hermanos".
"A José Antonio no lo mataron, él escogió morir. Y avanzó disparando contra las perseguidoras de Batista, uno contra veinte, solo como un Cristo, y esto solo puede entenderse, intentando establecer paralelos, con el idéntico y absurdo final de José Martí en Dos Ríos. Y fueron ambos imprudentes, ni Martí ni José Antonio debieron morir. Y algo que va dirigido a sus sobrinos, de haber estado vivo, Alfredito, su hermano menor, que yo respetaba tremendamente, hubiera muerto abrazado a su hermano porque jamás lo dejo solo a la hora de los hornos", rememora Nicolás Pérez Díaz Argüelles en una semblanza publicada en radiotelevisionmarti.com.
La acción no estuvo relacionada ni coordinada con el movimiento 26 de Julio, cuyo líder Fidel Castro llevaba tres meses alzado en la Sierra Maestra.