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Alicia Alonso será nombrada por la Unesco Embajadora Mundial de la Danza


Alicia Alonso, junto a dos primeros bailarines del Ballet Nacional de Cuba que fundó y dirige, Yoel Carreño (i) y Dani Hernández (d), recibe la ovación del público en París.
Alicia Alonso, junto a dos primeros bailarines del Ballet Nacional de Cuba que fundó y dirige, Yoel Carreño (i) y Dani Hernández (d), recibe la ovación del público en París.

"Me siento bien, con deseos de vivir y seguir siendo útil", asegura a sus 96 años en una entrevista con EFE Alicia Alonso, un mito de la danza del siglo XX, que el día 22 será nombrada en Segovia (España) Embajadora Mundial de la Danza por la Unesco.

Alonso, que llegó a España el mes pasado y que ha hecho una visita a París entre medias para asistir al estreno de "Giselle" a cargo del Ballet Nacional de Cuba (BCN), sufrió el pasado invierno una gripe que obligó a hospitalizarla y que "inquietó" a sus admiradores.

"Es cierto que tuve un estado gripal y de manera preventiva mi médico decidió hospitalizarme unos días, pero siempre que ocurre algo con mi salud se producen especulaciones. Muchas gentes se preocupan, lo cual agradezco. No creo que los comentarios confusos provengan de mis enemigos, porque, como dije una vez, soy tan feliz que mis enemigos no existen", asegura la coreógrafa cubana.

Se siente bien y no hace caso a su edad, ni, por supuesto, a la ceguera que le acompaña desde joven, ya que ha tenido que convivir "con ella misma" y acomodarse a las circunstancias: "Puedo decir que me siento bien", asevera.

Siempre que tiene ocasión le gusta acompañar al Ballet Nacional de Cuba en sus actuaciones por el mundo: "Lo siento como parte de mis responsabilidades y, además, es algo que disfruto".

"Ya no estoy físicamente en escena - lleva en su bolso un par de zapatillas de ballet siempre, aunque no se las calce -, pero siento que bailo en el arte de los jóvenes que mantienen en alto la tradición de la compañía, y siento los aplausos en el corazón", señala.

Está feliz no solo por poder seguir en sus actuaciones por el mundo a su compañía sino por reconocimientos como los que recibirá en la ciudad de Segovia.

"Esto siempre es una grata sorpresa y no le resta impacto emocional el hecho de haber recibido antes otras distinciones. Sentirme honrada por una ciudad tan noble como Segovia será siempre un recuerdo especial", subraya.

Además, que la Unesco, organización de la que es desde hace muchos años Embajadora de Buena Voluntad, quiera nombrarla Embajadora Mundial de la Danza, es "un honor" que agradece mucho.

Segovia y el Real Sitio de San Ildefonso acogen desde el pasado viernes a 600 delegados de 91 países con motivo de la celebración del trigésimo quinto Congreso Mundial del Instituto Internacional de Teatro (ITI-Unesco), una cita durante la que actuarán el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet Nacional de España.

Alonso afirma que España, donde fundó en 1992 una cátedra de danza que devino en el actual Instituto de Danza de la Universidad Rey Juan Carlos, ha estado en su vida desde que visitó el país con sus padres y hermanos cuando era una niña.

"Aquí aprendí, en Jerez de la Frontera (Cádiz), mis primeros bailes, que fueron del folclor español. Luego he visitado el país en infinidad de ocasiones con el Ballet Nacional de Cuba y hemos recibido el respeto y la admiración de su público. Sería muy difícil borrar esas experiencias y olvidar la presencia de tantos amigos", dice.

Sus proyectos para la próxima temporada, detalla, son, simplemente, "seguir adelante", tratando de "servir al arte" al que ha consagrado su vida, "ayudar a los jóvenes, participar en la aventura creativa que es una compañía de ballet... En fin, vivir" y participar de todo lo que le rodea, resume.

El pasado 20 de junio, la bailarina afirmó en una declaración escrita que el endurecimiento de la política hacia Cuba anunciado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, representaba "un paso atrás" y una "agresión" a las relaciones entre ambas naciones.

(EFE)

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