Varias familias del barrio La Favela, al este de la ciudad de Guantánamo, perdieron sus viviendas y quedaron en la calle tras un brutal desalojo ejecutado por las fuerzas policiales de ese territorio, denunciaron vecinos del lugar.
El pasado 6 de febrero, la policía acudió al sitio con bulldozers y camiones y demolió las viviendas hasta arrasar el lugar, que ahora luce como un solar yermo, sin rastros de la antigua comunidad, según residentes afectados que ofrecieron sus testimonios a la agencia independiente Palenque Visión.
"Vinieron varios policías, estaba toda el área rodeada y el que salía no podía entrar", señaló Yunior Roquendo, vecino de la favela.
Roquendo explicó que muchos residentes no se encontraban en el sitio en el momento del desalojo, por lo que perdieron todas sus pertenencias.
"Entraron con bulldozers y desbarataron todo", afirmó Kerly García Baró, otro de los entrevistados. Agregó que los policías no tuvieron en cuenta si había o no personas dentro de las viviendas que echaban abajo.
"Los niños gritando, asustados", porque nunca habían visto nada igual, explicó.
Mientras los vecinos estaban en sus centros de trabajo, los policías "levantaban las casas y las echaban dentro de un camión", dijo Raúl Lafita, padre de dos jóvenes residentes en La Favela.
En el lugar residían niños pequeños e impedidos físicos, según testimonio de Roxana Elvis Romero, una de las víctimas del desalojo.
Todos los hombres de la comunidad fueron arrestados cuatro días antes del desalojo, acusados de supuestos delitos. Los residentes de La Favela dijeron a Palenque Visión que esa fue la estrategia de la policía para no encontrar resistencia a la hora del desalojo.
"Metieron presos a todos los hombres y después se aprovecharon de que estaban solas las mujeres", señaló Romero.
Una de las hijas de Lafita dijo sentirse destrozada tras ver perdido el fruto de su sacrificio para levantar una casa para sus hijos.
"Ellos no tenían que desbaratar (las viviendas), nosotros no somos unos perros", dijo dolida por la situación Silvia Sánchez, otra de las afectadas.
Los niños también la pasaron mal, señaló Yanieska Columbié, "porque ya ellos estaban ilusionados con tener una casita".
Lafita denunció que con las detenciones injustificadas y el desalojo posterior, los derechos humanos de los pobladores del lugar fueron violados.
No tuvo derecho ni a protestar.
"Cuando fui a hablar dijeron que eso era violencia. Eso me recuerda lo que decía mi papá y lo que veo por televisión, lo mismo que hacían los dictadores, lo que hacía Batista, que sacaban a la gente y les quemaban los muebles. Casi les faltó nada más meterle candela a las cosas allí", concluyó.
(A partir de un reportaje de Palenque Visión para Martí Noticias)