Aunque se encuentran en una fase experimental, las nuevas cooperativas cubanas de producción no agropecuaria nacieron limitadas en sus orígenes mientras algunos avisoran que son un paso más en el tránsito hacia una nueva sociedad.
“Es importante que las cooperativas sean autónomas y no dependan del Estado ni de ningún otro agente externo para poder surgir o desarrollarse”, expresó Inés Mendoza Padilla, directora de Desarrollo Cooperativo y de actividades académicas de la Alianza Cooperativa Internacional para las Américas.
“El apoyo, la promoción y la supervisión del Estado siempre es muy importante pero la autonomía es un elemento que define la propia identidad cooperativa”, agregó la experta quien manifestó su deseo de que Cuba utilice como referencia la Ley Marco para las Cooperativas de América Latina. Según el artículo quinto del citado documento las cooperativas deben gozar de “independencia religiosa, racial y político partidaria”.
Padilla recordó que el año pasado una comisión de la isla visitó a la sede de esa organización en Costa Rica y se mostraron “bastante emocionados con los cambios que iban a tener” y visitaron diferentes cooperativas “aunque los casos de acá son bastante diferentes”. La experta destacó la evolución “trascendental” de una economía “que antes solo se basaba en lo estatal” y que ahora “se abra un espacio a las cooperativas no agrarias”.
El ejemplo de Cuba “demuestra que el cooperativismo es una solución para el desarrollo económico y social de las personas en todo tipo de países y realidades políticas y que seguramente tienen mucho que aportar en un proceso de apertura gradual de la economía a través del fortalecimiento de la iniciativa privada”, concluyó Mendoza quien expresó su interés en contar con la participación de cooperativistas cubanos en el Congreso Internacional de Derecho Cooperativo entre el 8 y el 10 de octubre próximos en Brasil.
¿Y los profesionales…?
Mientras las cooperativas no agropecuarias recientemente aprobadas en Cuba solo incluyen a los trabajadores por cuenta propia y a los traductores, informáticos y contadores, el resto de los profesionales continúan desarrollando su trabajo en un clima desfavorable.
Con un salario promedio de 466 pesos en moneda nacional, menos de veinte dólares al mes, en el resto del continente las cooperativas abren las puertas a los profesionales para que desarrollen nuevas oportunidades de negocio.
“A los profesionales hay que ayudarlos a salir. Si el gobierno no da el empleo, el empleo uno lo tiene que buscar y la única forma de llegarle a través de una microempresa”, dijo Patricia Pérez Guerra, gerente de la cooperativa Microempresas de Colombia, única de su tipo en ese país. “Si es un médico y quiere montar un consultorio microempresas lo lleva de la mano y los orientamos para que desarrollen el negocio” y no incumplan en el pago del crédito, explicó.
La gerente de Microempresas de Colombia, que en los últimos cuatro años registró a 35 mil nuevos asociados, agregó que el único requisito para formar una cooperativa es que “tengan una microempresa y sean residentes en Colombia”.
“Quieran lo que estén haciendo, tengan pasión porque uno muchas veces crea una microempresa para la sobrevivencia pero a esa sobrevivencia uno debe meterle el componente futuro y saber que detrás de ello hay posibilidades para algo mayor”, recomendó Patricia Pérez a los cubanos. Hasta el momento La Habana solo autorizó a las cooperativas de trabajo y no a las financieras. Estas últimas son la mayoría que existen en el continente americano.
El debatido cambio
Fuentes oficiales del gobierno cubano dijeron que esta forma de gestión “no es el resultado de un proceso de privatización, pues el Estado —en representación del pueblo—, continúa siendo propietario de esos medios aunque ahora los administre y gestione una cooperativa”. A pesar de estas aseveraciones hacia el interior de Cuba algunos creen que se marcha hacia un nuevo destino económico y social para la isla.
Para Navit Fernández, ex miembro de la Contraloría General de la República de Cuba y ex especialista de inversiones de La Habana esto “no es más que una forma de rescatar el socialismo pero lo que se está haciendo es un tránsito paulatino de sistema”.
Fernández es muy optimista y cree que las cooperativas van a traer consigo resultados en un período muy cercano de tiempo y aunque el fondo inicial de las cooperativas debe provenir del patrimonio de los fundadores, “la mayoría de las cooperativas particulares reciben al capital extranjero, ya sea a través de los familiares en el extranjero o el envío de remesas”, aseveró.
“El Estado no tiene nada con que suministrarlas, por lo tanto, las cooperativas no agropecuarias seguirán delinquiendo porque dentro del país no se encuentran los recursos, se potencia una nueva forma de producción pero las condiciones son las mismas”, concluye Fernández.
Otros como Iván Guerra, fotógrafo cuentapropista de Mayabeque, están interesados en asociarse en una cooperativa “para obtener la materia prima lo más barata posible, ayudarse para hacer un trabajo más profesional y obtener mayor clientela o asociarse para rentar una casa para tirar las fotos de las quinceañeras”.
Iván Guerra explica que el Estado siempre va a tratar de tener el control sobre estas personas aunque sean independientes pero a él le gustaría asociarse “a una cooperativa que fuera autónoma que fuera no estatal porque en definitiva yo soy un trabajador por cuenta propia”.
Para Maida Donate, socióloga especializada en temas cubanos, las nuevas cooperativas no agropecuarias no modificarán la situación. “Se necesitan cambios estructurales y aunque aparentemente pueda parecer que es un cambio, el que provee los insumos y el que recoge el resultado final es el Estado. Para decirlo en cubano: le están dando agua al dominó”.
A partir del 1 de julio del 2013 comenzaron a funcionar en Cuba cooperativas no agropecuarias en diferentes sectores de la economía. Según datos de la Asociación Cooperativa Internacional para las Américas en Brasil las cooperativas de salud le prestan servicios médicos y odontológicos a 17,7 millones de personas, casi un 10% de la población del país y en Argentina existen unas 13 mil cooperativas registradas que reúnen a casi 9 millones 400 mil socios y le dan empleo directo a más de 265 mil personas.
A nivel mundial las cooperativas cuentan con casi mil millones de socios y generan 100 millones de empleos, un 20 % más que las firmas multinacionales.
“Es importante que las cooperativas sean autónomas y no dependan del Estado ni de ningún otro agente externo para poder surgir o desarrollarse”, expresó Inés Mendoza Padilla, directora de Desarrollo Cooperativo y de actividades académicas de la Alianza Cooperativa Internacional para las Américas.
“El apoyo, la promoción y la supervisión del Estado siempre es muy importante pero la autonomía es un elemento que define la propia identidad cooperativa”, agregó la experta quien manifestó su deseo de que Cuba utilice como referencia la Ley Marco para las Cooperativas de América Latina. Según el artículo quinto del citado documento las cooperativas deben gozar de “independencia religiosa, racial y político partidaria”.
Padilla recordó que el año pasado una comisión de la isla visitó a la sede de esa organización en Costa Rica y se mostraron “bastante emocionados con los cambios que iban a tener” y visitaron diferentes cooperativas “aunque los casos de acá son bastante diferentes”. La experta destacó la evolución “trascendental” de una economía “que antes solo se basaba en lo estatal” y que ahora “se abra un espacio a las cooperativas no agrarias”.
El ejemplo de Cuba “demuestra que el cooperativismo es una solución para el desarrollo económico y social de las personas en todo tipo de países y realidades políticas y que seguramente tienen mucho que aportar en un proceso de apertura gradual de la economía a través del fortalecimiento de la iniciativa privada”, concluyó Mendoza quien expresó su interés en contar con la participación de cooperativistas cubanos en el Congreso Internacional de Derecho Cooperativo entre el 8 y el 10 de octubre próximos en Brasil.
¿Y los profesionales…?
Mientras las cooperativas no agropecuarias recientemente aprobadas en Cuba solo incluyen a los trabajadores por cuenta propia y a los traductores, informáticos y contadores, el resto de los profesionales continúan desarrollando su trabajo en un clima desfavorable.
Con un salario promedio de 466 pesos en moneda nacional, menos de veinte dólares al mes, en el resto del continente las cooperativas abren las puertas a los profesionales para que desarrollen nuevas oportunidades de negocio.
“A los profesionales hay que ayudarlos a salir. Si el gobierno no da el empleo, el empleo uno lo tiene que buscar y la única forma de llegarle a través de una microempresa”, dijo Patricia Pérez Guerra, gerente de la cooperativa Microempresas de Colombia, única de su tipo en ese país. “Si es un médico y quiere montar un consultorio microempresas lo lleva de la mano y los orientamos para que desarrollen el negocio” y no incumplan en el pago del crédito, explicó.
La gerente de Microempresas de Colombia, que en los últimos cuatro años registró a 35 mil nuevos asociados, agregó que el único requisito para formar una cooperativa es que “tengan una microempresa y sean residentes en Colombia”.
“Quieran lo que estén haciendo, tengan pasión porque uno muchas veces crea una microempresa para la sobrevivencia pero a esa sobrevivencia uno debe meterle el componente futuro y saber que detrás de ello hay posibilidades para algo mayor”, recomendó Patricia Pérez a los cubanos. Hasta el momento La Habana solo autorizó a las cooperativas de trabajo y no a las financieras. Estas últimas son la mayoría que existen en el continente americano.
El debatido cambio
Fuentes oficiales del gobierno cubano dijeron que esta forma de gestión “no es el resultado de un proceso de privatización, pues el Estado —en representación del pueblo—, continúa siendo propietario de esos medios aunque ahora los administre y gestione una cooperativa”. A pesar de estas aseveraciones hacia el interior de Cuba algunos creen que se marcha hacia un nuevo destino económico y social para la isla.
Para Navit Fernández, ex miembro de la Contraloría General de la República de Cuba y ex especialista de inversiones de La Habana esto “no es más que una forma de rescatar el socialismo pero lo que se está haciendo es un tránsito paulatino de sistema”.
Fernández es muy optimista y cree que las cooperativas van a traer consigo resultados en un período muy cercano de tiempo y aunque el fondo inicial de las cooperativas debe provenir del patrimonio de los fundadores, “la mayoría de las cooperativas particulares reciben al capital extranjero, ya sea a través de los familiares en el extranjero o el envío de remesas”, aseveró.
“El Estado no tiene nada con que suministrarlas, por lo tanto, las cooperativas no agropecuarias seguirán delinquiendo porque dentro del país no se encuentran los recursos, se potencia una nueva forma de producción pero las condiciones son las mismas”, concluye Fernández.
Otros como Iván Guerra, fotógrafo cuentapropista de Mayabeque, están interesados en asociarse en una cooperativa “para obtener la materia prima lo más barata posible, ayudarse para hacer un trabajo más profesional y obtener mayor clientela o asociarse para rentar una casa para tirar las fotos de las quinceañeras”.
Iván Guerra explica que el Estado siempre va a tratar de tener el control sobre estas personas aunque sean independientes pero a él le gustaría asociarse “a una cooperativa que fuera autónoma que fuera no estatal porque en definitiva yo soy un trabajador por cuenta propia”.
Para Maida Donate, socióloga especializada en temas cubanos, las nuevas cooperativas no agropecuarias no modificarán la situación. “Se necesitan cambios estructurales y aunque aparentemente pueda parecer que es un cambio, el que provee los insumos y el que recoge el resultado final es el Estado. Para decirlo en cubano: le están dando agua al dominó”.
A partir del 1 de julio del 2013 comenzaron a funcionar en Cuba cooperativas no agropecuarias en diferentes sectores de la economía. Según datos de la Asociación Cooperativa Internacional para las Américas en Brasil las cooperativas de salud le prestan servicios médicos y odontológicos a 17,7 millones de personas, casi un 10% de la población del país y en Argentina existen unas 13 mil cooperativas registradas que reúnen a casi 9 millones 400 mil socios y le dan empleo directo a más de 265 mil personas.
A nivel mundial las cooperativas cuentan con casi mil millones de socios y generan 100 millones de empleos, un 20 % más que las firmas multinacionales.