El súper popular servicio en línea Airbnb para renta de viviendas privadas permitirá a los viajeros estadounidenses reservar alojamiento en Cuba a partir de este jueves, la más significativa expansión empresarial de Estados Unidos en la isla desde que a fines del año pasado se anunció que ambos países reanudarían sus relaciones.
El cibersitio y la aplicación para dispositivos móviles permiten a los usuarios reservar habitaciones en más de un millón de casas privadas en todo el mundo, las cuales van desde habitaciones en apartamentos compartidos hasta casas de lujo.
Durante medio siglo, el embargo ha impedido que ese tipo de negocios ingrese al mercado cubano. Sin embargo, en enero, el Gobierno del presidente Barack Obama relajó una serie de restricciones sobre empresas estadounidenses con el fin de alentar el crecimiento del pequeño sector privado de la isla.
Airbnb observó desde entonces un aumento del 70% en las búsquedas desde Estados Unidos de hospedajes para alquilar en la isla.
Ahora las que hagan los usuarios de Airbnb escribiendo "Cuba" en el buscador les devolverán más de 1.000 propiedades en diversas partes de la isla, el 40% de ellas en La Habana, y el resto en destinos como Cienfuegos, a unas horas de camino en la costa sur.
La compañía lleva tres meses enviando equipos de representantes a Cuba para negociar con propietarios de casas particulares y planea seguir expandiéndose en los próximos meses.
Fundada en agosto de 2008 y con sede en San Francisco, California, Airbnb es un mercado comunitario para inscribir, descubrir o reservar alojamientos en hostales (bnb proviene de "bed and breakfast", el término equivalente en inglés) apartamentos chalets y hasta castillos privados en más de 34.000 ciudades de 190 países, hasta ahora.
"Creemos que Cuba podría convertirse en uno de los mercados más grandes de Airbnb en Latinoamérica", dijo Kay Kuehne, director regional de la empresa. "De hecho, estamos conectándonos a una cultura de microempresas que ya existe en Cuba. Los hospederos en Cuba llevan décadas haciendo lo que nosotros empezamos a hacer hace siete años".
Uno de los elementos más desarrollados e importantes del sector privado de la isla es una red de miles de habitaciones y casas de alquiler para turistas de propiedad privada. Luego de la crisis económica de los 90 tras la desaparición de la Unión Soviética, dicha red comenzó como una alternativa hogareña de estilo casa de huéspedes a los grises hoteles operados por el Estado.
Estas llamadas "casas particulares", se han expandido hasta convertirse en un sector económico con opciones que van desde pequeños apartamentos en el centro de La Habana hasta casas en la playa con múltiples habitaciones y elegante servicio de comidas y camareras.
El anuncio de Airbnb es el más reciente de una serie de iniciativas empresariales estadounidenses para ingresar al mercado cubano.
En febrero, IDT Corp., con sede en Nueva Jersey, y el monopolio estatal de telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, acordaron viabilizar las llamadas telefónicas de Estados Unidos directamente al país caribeño. Anteriormente, eran trianguladas a través de otros países como Italia y España.
Netflix y MasterCard también han desbloqueado sus servicios en Cuba. Pero sólo un puñado de isleños tienen conexiones lo bastante rápidas como para descargar el contenido de Netflix y la mayoría de las empresas expedidoras de tarjetas de crédito aún prohíben las transacciones desde Cuba, lo que hace que la medida de MasterCard sea en esencia simbólica.
Las acciones emprendidas por Airbnb podrían ser así el avance más significativo en términos de hacer que el dinero fluya a los bolsillos de los microempresarios en la isla y darles un impulso dentro de una economía aletargada bajo el control del Estado, una de las metas más importantes detrás de la decisión de Obama de mejorar las relaciones con Cuba.
"Pensamos que eso va a ayudar a que nuestros negocios prosperen, y en definitiva mejoren. No sólo nuestros negocios por cuenta propia, sino todo aquí", dijo Israel Rivero, dueño de un apartamento impecablemente renovado en el centro de La Habana. Rivero cobra $25 por noche cada habitación, pero el precio subirá a $30 en Airbnb para cubrir las comisiones y los recargos por canje de divisas.
Kuehne aseguró que las autoridades cubanas y estadounidenses recibieron con beneplácito los planes de Airbnb. Desde que se anunció el restablecimiento de relaciones, Cuba ha estado pugnando con el problema de garantizar alojamiento a los viajeros, cuyo número ha aumentado. Las visitas a la isla se han incrementado casi un 20% en los últimos meses, en su mayoría de turistas no estadounidenses. Muchos hoteles están totalmente reservados, en especial los pocos que tienen la capacidad de ofrecer un servicio cercano a los estándares internacionales.
Por el momento, los viajeros de otros países no podrán usar Airbnb para hacer reservaciones en Cuba. Y debido a que persisten las restricciones impuestas por el embargo, la lista de las casas particulares disponibles en la isla sólo estará al alcance de turistas estadounidenses autorizados a visitar bajo alguna de las 12 categorías aprobadas por el Gobierno de Estados Unidos, desde investigaciones profesionales hasta actividades religiosas.
Anteriormente, casi todos los viajes desde Estados Unidos a Cuba requerían licencias individuales emitidas por el Departamento del Tesoro pero, tras los cambios normados en enero, el Gobierno prácticamente confía en la buena fe del público, ya que los viajeros sólo llenan un formulario en el que aseguran que su visita a la isla es por alguno de los propósitos autorizados.
Un gran inconveniente del negocio privado cubano de alojamiento ha sido la dificultad para alquilar desde el extranjero en una isla con una de las tasas más bajas de penetración de internet en el mundo y un sistema telefónico con constantes fallas.
Aunque decenas de cibersitios tales como TripAdvisor tienen listas de lugares para hospedarse, la mayoría sólo proporciona números telefónicos o direcciones de correo electrónico de los propietarios, en lugar de las ágiles reservas en línea garantizadas que ofrecerá Airbnb, como ya lo hace en más de 190 países. "Nuestro plan es hacerlo sustancialmente más fácil", dijo Kuehne.
Aunque eso puede aplicarse a los viajeros, los propietarios aún tienen que hacer frente a la falta de acceso a internet en toda la isla. La mayoría tendrá que recurrir a los costosos telepuntos operados por el Estado o a los vestíbulos de hoteles, para poder verificar reservaciones.
Y como gran parte del sistema bancario internacional está fuera del alcance de los cubanos debido a las sanciones de Estados Unidos, los propietarios dependerán de amigos o de socios para recibir pagos de Airbnb en cuentas bancarias no estadounidenses.
Collin Laverty, propietario de Cuba Educational Travel, una de las más grandes firmas que organizan excursiones a Cuba, dijo que los dueños de casas particulares ya han estado invirtiendo en comodidades tales como aire acondicionado central y mayor presión de agua con el fin de poder cobrar bastante más de $25 la noche por los servicios básicos.
"Uno está empezando a ver sitios que pueden competir con hoteles de tres y cuatro estrellas", señaló Laverty.