El acercamiento entre Estados Unidos y Cuba abre posibilidades para los vivos, pero también para los muertos: Empresas funerarias en Miami que han sorteado obstáculos e incluso críticas de exiliados, esperan ahora ver aumentar la repatriación de restos mortales a la isla.
La nueva realidad podría facilitar los trámites de envío, hacer más visible ante la enorme comunidad cubana la posibilidad de ser sepultado en su país de origen y, quizás, hacer que lo reconsideren muchos exiliados que rehusaban volver a la isla, incluso muertos, esperan las funerarias.
"Ha habido un interés mayor desde el momento en que la relación de Cuba con Estados Unidos ha cambiado. Ha habido más cubanos llamándonos con más preguntas sobre el traslado de los cuerpos humanos a Cuba", dijo a la agencia France Presse la presidenta de la Funeraria Nacional, la cubano-estadounidense Dayana Sosa.
La Nacional fue la primera en hacer los traslados en 1994 y, por un tiempo, enfrentó duras críticas de grupos anticastristas en Miami. "Decían que hacíamos negocios con el enemigo", recuerda su dueño, el trinitario Rafaiy Alkhalifa.
"Mientras otras funerarias latinas se han preocupado de la política, en la Nacional nos hemos enfocado en las familias y en el factor humano", señala un aviso a media página que publicó en estos días en la prensa local la funeraria, que es la que envía más difuntos a Cuba, unos diez mensuales.
Desde la década del 2000, a medida que la población cubana se hacía más heterogénea, con nuevas generaciones de emigrados de un perfil más económico que político, y más proclives a mantener contactos con la isla, otras funerarias se sumaron al negocio de la repatriación.
"Yo lo hice más que nada porque era un servicio que me habían pedido. (...) Dije: '¿Sabes qué? Yo dejo de lado el embargo y todo eso'. Yo pienso en los sentimientos de los familiares", señala Fernando Caballero, dueño de Ferdinand Funeral Homes, que ha hecho medio centenar de repatriaciones desde que comenzó en 2001.
Proceso engorroso
Aunque ya no reciben críticas, el puñado de empresas que ofrecen el servicio en Miami enfrentan aún un engorroso proceso, que incluye pedir un permiso al Departamento del Tesoro estadounidense, ir en persona a Washington a legalizar papeles en la Sección de Intereses de Cuba y usar parar el envío vuelos chárter. Todo por un costo no menor de $5.000.
"Puede tardar desde dos semanas hasta cuatro meses", lamenta Ken Adair, gerente de Florida Funeral Home, que envía una veintena de cuerpos al año.
Las regulaciones para flexibilizar los viajes y el comercio con Cuba, anunciadas en enero por el Gobierno de Barack Obama, no mencionan directamente los servicios funerarios pero las empresas confían en que pronto la nueva realidad les reporte beneficios.
"Uno esperaría que se abriera un consulado en Miami para que se agilice el papeleo", una vez que se restablezcan las relaciones diplomáticas, rotas en 1961, dijo Adair.
Que aumenten los vuelos a Cuba también facilitaría el traslado, que actualmente utiliza los aviones fletados o las conexiones a través de terceros países. Todo esto, en definitiva, abarataría los costos.
"Mucha gente evalúa desenterrar a sus seres queridos y enviarlos a Cuba, pero cuando consideran el factor dinero lo descartan", dice Caballero, nacido hace 57 años en Cuba.
"Que me entierren en Cuba"
Pero quizás lo más importante sea la posibilidad de que una nueva relación lleve a más personas en Miami, donde reside más de la mitad de los dos millones de cubanos en Estados Unidos, a pensar en ser sepultados en su patria.
"Una vez las cosas fluyan y comiencen a cambiar un poco, yo diría que más personas van a querer volver a su tierra a ser enterrados al lado de sus seres queridos", dice Sosa, quien viaja mensualmente a Cuba para supervisar la entrega de los cuerpos.
"Hemos tenido familias que han venido a contratar nuestros servicios para un entierro tradicional, y nos han comentado que su ser querido quiere ser repatriado a la isla cuando ya el régimen castrista no exista; lo dejan por escrito en el testamento", explica.
Para muchos, el ansia de retornar nunca se apagó. "Pese a las ideas políticas que tengan estos individuos, quieren ir a casa. Muchos de ellos dejaron Cuba cuando Castro llegó al poder, con la esperanza, el sueño y el deseo de regresar", dice Adair.
Si el negocio se facilita, más empresas ofrecerán el servicio, reconocen las funerarias. "Será más fácil, pero también habrá más competencia", agrega Adair.