Un editorial del diario The Washington Post afirma que tras la normalización de relaciones diplomáticas de la Administración de Obama con Cuba, quedan pendientes dos diálogos "de más bajo perfil pero espinosos" con lo que llaman "clientes antiguos de La Habana: el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro y las FARC".
Según el editorial, "la diplomacia ha reforzado la doctrina del presidente Obama de compromiso con los adversarios de Estados Unidos" y recuerda que Maduro acusa a Estados Unidos de planear su derrocamiento y las FARC son una organización calificada de terrorista por el Departamento de Estado. Y "como en el caso de Cuba, sin embargo, los resultados de los diálogos hasta el momento han sido pobres", destaca el diario.
El editorial afirma que en ambos casos la iniciativa de dialogo no se originó en Washington; tanto Maduro como el presidente de Colombia Juan Manuel Santos lanzaron el pedido.
La Administración nombró al exdiplomático Bernard Aronson para las negociaciones colombianas que se realizan en La Habana y envió a Caracas a Thomas Shannon, consejero del Departamento de Estado. Y Shanon "se sentó con el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, a pesar de que es objeto de una investigación criminal de Estados Unidos sobre tráfico de drogas".
Dice el editorial que "esos contactos pueden ser útiles, si no llevan a injustificada y unilaterales las concesiones de Estados Unidos" como pasó con Cuba.
Los objetivos de la Administración con Colombia y Venezuela son adecuados, afirma el diario pues "llevan a las FARC a un acuerdo de paz" y con Venezuela a "liberar presos políticos y sostener elecciones justas a su Asamblea Nacional este año".
En Caracas esperan que con la fecha de elecciones y varias liberaciones de presos políticos se "inducirá a Obama a nombrar a un nuevo embajador en Venezuela y a levantar las sanciones impuestas recientemente a altos funcionarios".
Declaran que las negociaciones de Santos con las FARC "han ido hacia atrás", pues los narcoguerrilleros "rompieron un alto el fuego unilateral en abril y desde entonces han llevado a cabo una serie de ataques".
Y con la liberación de los cinco espías cubanos por parte de Obama, las FARC esperan que se levante la condena a uno de sus cabecillas (Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad) que cumple una condena de 60 años en Estados Unidos por su papel en tomar como rehenes a tres estadounidenses inocentes.
Concluye el editorial diciendo que "con un ojo en La Habana, las FARC y el régimen de Maduro parecen considerar la Administración de Obama como una fuente potencial de favores fáciles".