El diario The New York Times dedica un reportaje a la posibilidad, por ahora no autorizada, de que los estadounidenses viajen a Cuba para recibir tratamiento médico.
La publicación señala que miles de ciudadanos de otros países van cada año a la isla como huéspedes-pacientes del llamado turismo médico, en muchos casos porque el tratamiento que necesitan es más barato allí o no existe en el país donde residen.
Precisa, sin embargo, que entre las categorías de viajeros autorizados a visitar la isla bajo una licencia general, anunciadas en enero por la Administración Obama, no se contemplan el turismo ni los viajes para recibir atención médica.
Una portavoz del Departamento del Tesoro explicó al Times que los estadounidenses que deseen viajar a Cuba por razones no comprendidas entre las actividades permitidas pueden solicitar una licencia específica, peticiones estas que son evaluadas caso por caso.
La portavoz aclaró que a todos los estadounidenses que viajan a Cuba se les exige conservar los comprobantes relacionados con sus viajes durante cinco años, un tiempo en el que pueden ser objeto de una auditoría para que demuestren que se ajustaron a las regulaciones vigentes durante su estancia en la isla.
El diario neoyorquino cita a Jonathan Edelheit, ejecutivo principal de la Asociación de Turismo Médico con sede en la Florida. El directivo reveló que algunos hospitales en Estados Unidos han mostrado interés en asociarse con instituciones médicas cubanas, lo cual podría incluir el entrenamiento de profesionales de la isla. Edelheit explicó que tales sociedades con entidades de otros países suelen ir de la mano con el turismo médico, lo cual podría ocurrir eventualmente en el caso de Cuba.
Una página web de la corporación Cubanacán, que controla entre otros el Centro Internacional de Salud La Pradera del reparto Siboney, donde fue atendido el célebre futbolista Diego Armando Maradona, ofrece a los visitantes los que asegura son "tratamientos exclusivamente cubanos".
Estos incluyen terapias contra el vitiligo, psoriasis y alopecia; retinosis pigmentaria; drogodependencia; restauración y rehabilitación neurológica para enfermos de Parkinson, Alzheimer y esclerosis múltiple; y programas clínico-quirúrgicos en todas las especialidades, incluyendo cirugía estética, oftalmología y trasplantes de órganos y tejidos. Otra que se ha publicitado recientemente como un logro de la Medicina cubana es el tratamiento del pie diabético.
La efectividad de estos procedimientos ha sido cuestionada por no seguir el canon habitual de publicar los resultados en revistas médicas para que sean revisados por expertos independientes.
"Si usted no presenta sus resultados y los publica, hay algo que no está bien", dijo al periódico de Nueva York el Dr. Byron L. Lam, especialista en retinosis pigmentaria del prestigioso Instituto Oftalmológico Bascom Palmer de Miami.
El reportaje del Times cita a pacientes canadienses ─entre los que más recurren al turismo médico cubano─ quienes enumeran entre sus ventajas la cercanía y la buena preparación de los profesionales que trabajan en estas instituciones, así como precios mucho más bajos que en Canadá.
David McBain, un jardinero de Toronto que se fracturó la columna vertebral en un accidente, viajó tres veces el año pasado para recibir fisioterapia a Cuba, donde le cobran $200 diarios, comparados con los $98 la hora que cobra un fisioterapeuta neurológico en su país.
La calidad de los servicios colaterales, en cambio, no suele alcanzar los estándares internacionales.
Aunque Cubanacán promete que los programas "van siempre acompañados de la variedad y el confort de los mejores servicios hoteleros", un empresario canadiense del ramo, Ben Soave, de Global HealthQuest, dijo al Times que generalmente los pacientes regresan de Cuba con comentarios favorables acerca del tratamiento, pero quejándose de aspectos como el menú, el hospedaje y las dificultades con los teléfonos y la internet.
Instalaciones médicas modernas como La Pradera, la clínica Cira García y el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ), son reservadas por el Gobierno para la élite, las celebridades y los extranjeros, lo cual provoca malestar en el cubano común, constreñido a servicios médicos a menudo caóticos, mal abastecidos y con déficit de personal debido a la creciente sangría de profesionales enviados a cumplir misiones en el extranjero.
Pero para la cúpula gobernante eso parece ser secundario: Una arribazón de estadounidenses buscando tratamientos médicos más baratos o prometedores le permitiría afincar su política de derivar de los servicios profesionales, y principalmente médicos, el grueso de sus entradas de moneda dura, y reforzar al mismo tiempo el turismo, que desde hace años patalea por cumplir la meta de tres millones de vacacionistas anuales.
Anuja Agrawal dirige Health Flights Solutions, una compañía de turismo médico en Orlando, Florida. Ella ha estado al habla con dirigentes del sector del turismo de salud en Cuba acerca de la perspectiva de enviar clientes estadounidenses. Agrawal dijo al New York Times que los cubanos están muy entusiasmados con la idea. "Lo ven, literalmente como sacarse la lotería", comentó.