La escasez de agua en la capital cubana y las dificultades que enfrentan los residentes para obtenerla contrasta con la de los hoteles, “donde no falta” el preciado líquido, aseguran residentes en la capital.
Ni el periodista independiente Mario Hechavarría, ni sus vecinos residentes en La Habana Vieja, entienden por qué en el Hotel Saratoga no falta el agua, mientras que en su edificio de 8 pisos pasan serias dificultades para obtenerla.
“En mi edificio nos están abasteciendo con pipas, pero no es suficiente para tantos apartamentos”, explicó Hechavarría.
Otro capitalino, Pablo Morales, dijo que esos contrastes también se dan en el área donde está el recién inaugurado Hotel Gran Manzana Kempinski, también en La Habana Vieja, donde “no falta el agua”, ni siquiera para la lujosa piscina, mientras en los barrios aledaños los vecinos hacen malabares para conseguir el preciado "cubito" de agua.
Para María López, la única explicación que tiene el problema de la falta de agua es que las autoridades estatales priorizan los hoteles, mientras que la ciudadanía sigue siendo la más afectada.
El suministro del agua en la ciudad varía de una zona a otra. Algunos barrios reciben agua todos los días en determinados horarios. Otros, la mayoría, en días alternos. Y en diferentes barriadas de las afueras, el abasto es de tres o cuatro días.
Roturas en las líneas de suministros de agua en la capital afectaron drásticamente durante varios días a territorios como Guanabacoa, San Miguel del Padrón, Regla y Alamar.
El precio de los camiones cisterna, la única opción ante la interrupción del servicio regular, aumenta en la capital en dependencia de la escasez, y "una pipa que suele pagarse a 30 CUC puede llegar hasta 50”, advierte el periodista Iván García.
(Redactado por Idolidia Darias, con reporte de Adriel Reyes)