Human Rights Watch acaba de publicar su informe anual y en el capítulo dedicado a Cuba afirma que las prisiones están sobrepobladas, en condiciones antihigiénicas e insalubres, que causan malnutrición y enfermedades generalizadas.
Los presos en la isla son obligados a trabajar jornadas de 12 horas, y reciben castigos si no cumplen las cuotas de producción preestablecidas, según ex presos políticos consultados por Human Rights Watch.
Los reclusos no cuentan con un mecanismo efectivo que les permita presentar reclamos. Aquellos que critican al Gobierno o recurren a huelgas de hambre u otras formas de protesta son confinados en soledad durante extensos períodos y golpeados. Les restringen las visitas familiares y les niegan atención médica.
Human Rights Watch apunta que el Gobierno cubano continúa negando que organizaciones de Derechos Humanos internacionales o cubanas independientes accedan a las cárceles de la isla.
La Habana no reconoce la defensa de los Derechos Humanos como una actividad legítima y niega el estatus legal a organizaciones de Derechos Humanos dentro de Cuba.