Pese a los crecientes obstáculos a su paso, la entrada de cubanos desde Centroamérica a través de la frontera sur de México con el fin de obtener un salvoconducto que les permita llegar a Estados Unidos se ha incrementado en las últimas semanas.
Ni el cierre de la frontera de Nicaragua con Costa Rica el 15 de noviembre ha detenido a los cubanos, que viajan en grupos numerosos de hasta 500 personas y que, por un pago de cinco dólares, atraviesan en balsas a diario el río internacional Suchiate, que separa a México de Guatemala.
Nicaragua cerró su frontera a los inmigrantes tras acusar a Costa Rica de arrojárselos a sus puertas.
En la última semana entraron unos mil cubanos por Chiapas para entregarse voluntariamente a las autoridades migratorias
"Es un proceso difícil en que no saben si los dejarán continuar; están esperando a ver si se resuelve esa situación y los traen hasta Guatemala. Nosotros somos el primer grupo, creo, nos han dado salvoconducto y hemos llegado hasta acá", dijo a la agencia Efe Oricésar, un inmigrante que logró atravesar Nicaragua y llegar a tierra mexicana.
En ese grupo de 50 cubanos también viajan Luis Enrique y su esposa, quienes, ayudados por un "guía", llegaron en seis días a Chiapas, estado mexicano. Ellos denuncian que "se encuentran varados en Costa Rica más de 2.000 cubanos, y de no abrirse la frontera con Nicaragua el número llegaría a más de 3.000 en una semana".
Evitan hablar de la política de Cuba, pero coinciden en que han salido de la nación antillana por "la pobreza y el maltrato de las autoridades", sin importarles "sufrir vejaciones en el migrar por los países de América Latina" con tal de llegar a Estados Unidos.
En México el Instituto Nacional de Migración registra hasta el 18 de noviembre la entrada de 9.100 migrantes cubanos; de los cuales 7.317 fueron alojados en la Estación Siglo XXI de Tapachula, Chiapas; cifras muy por encima de los 1.817 que fueron recibidos durante todo 2014.
En la última semana entraron unos mil cubanos por Chiapas para entregarse voluntariamente a las autoridades migratorias y solicitar el oficio de salida que les permita transitar sin restricciones los últimos 3.000 kilómetros de la ruta a suelo estadounidense.
Efraín Hernández, de 22 años, es uno de ellos y relata a Efe que recorrió unos 5.000 kilómetros para llegar a México desde Ecuador, pasando por Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.
De esa lista de países, hombres y mujeres denuncian que la policía de Colombia es de la que padecieron más corrupción, porque cobran cuotas de $100 por cada uno para permitir el paso por esa nación suramericana.
Para llegar a la frontera sur de México, los cubanos invierten
entre $5.000 a $6.000 en pago de transporte, hospedaje y alimentos en "busca de mejorar la familia", cuenta Joan Peña, quien después de obtener el salvoconducto al cabo de tres días alista el tramo final de su viaje en un cuarto de hotel en el centro de Tapachula, donde ha pagado cinco dólares por noche.
Quienes viajan han vendido sus casas y dejado familia y trabajo, como Maybeli Fernández, originaria de Matanzas, y luego de entregarse a las autoridades son trasladados a las oficinas burocráticas de migración para tramitar el oficio de salida que les brinda 30 días para llegar a la frontera norte y a su destino final.
El subsecretario de Atención a Migrantes de la Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur del Gobierno de Chiapas, Víctor Moguel, descarta que exista una crisis humanitaria por el arribo de los miles de migrantes.
Contrario a ello, los cubanos mantienen la ocupación hotelera y agotan a diario los pasajes de avión y autobuses para viajar a la Ciudad de México y a Tijuana.
Por ahora, México y Cuba no tienen un tratado para la deportación
de los inmigrantes del país insular; sin embargo, movidos por el rumor de que ello pueda ocurrir, los cubanos llegan cada vez más por el temor de que en 2016 se cierren las fronteras de México con Centroamérica.