La reciente suspensión temporal por el gobierno de La Habana en el otorgamiento de licencias para la apertura de nuevos restaurantes privados en la capital afectará no solo a los interesados en comenzar un negocio, sino a los emprendedores exitosos que ansían ampliarse o abrir otras sucursales en diferentes puntos de la ciudad.
Los restaurantes privados conocidos por paladares son dirigidos por emprendedores cuentrapropistas y nacieron a principios de los años 90, cuando el gobierno cubano comenzó a entregar las primeras licencias.
La mayoría de esos restaurantes se establecieron en un área dentro de las propias viviendas de sus dueños. Al inicio hubo muchas restricciones. Solo se podía atender a un reducido número de clientes simultáneamente, el menú era limitado, y debía ser dirigido por la familia inmediata.
Actualmente solo pueden tener un máximo de 50 asientos y deben comprar sus insumos en tiendas y mercados estatales minoristas a diferencia se los competidores estatales que no tienen restricciones de asientos y pueden acceder a mercados mayoristas.
En la reunión que el gobierno sostuvo con dueños de paladares también les mostraron una lista de violaciones que algunos cometen y argumentaron que no autorizarán licencias por ahora para que cuando lo hagan en el futuro esos problemas hayan sido resueltos.
Salvador Rodríguez, experimentado chef y propietario del restaurante privado habanero “Café Macondo”, concedió una entrevista al programa 1800 Online, de Radio Martí, sobre su experiencia como propietario de una paladar en la capital.
“La ONAT, y no lo digo yo, dicho por ellos mismos, ellos están todavía experimentando. Ellos creo que todavía no están muy bien preparados... porque antes en Cuba había 5 o 6 paladares, ahora hay, creo que reconocidas, 500 en La Habana solamente. No es lo mismo llevar 5 o 6 que llevar 500”, señaló.
“La esperanza que tenemos es que ellos mismos nos dicen que siempre están cambiando, que están viendo para mejorar, que están estudiando, pero por ahora lo que hay está mal formado. Eso de pagar el 10% de toda la venta no debe ser así”, señaló.
“Yo creo que una cosa que nos falta a los propietarios de los restaurantes acá es unión, porque es muy feo cada uno tirar solo para su lugar, y no creo que da ser así, creo que entre todos [debemos] unirnos, entre todos [debemos] ayudarnos. La competencia no creo que sea una guerra, la competencia creo que es válida y hay que ayudarse”, explicó Rodríguez.
Yanetsi Azahares, propietaria junto a su esposo italiano de la cremería Gelato, primera gelatería italiana en Cuba, y de la paladar II Pescatore, también accedió a participar en el progrma 1800 online, de Radio Martí, para hablar de sus éxitos y de los sueños futuros.
La propietaria de Gelato amplía el negocio y sueña con montar nuevas gelaterías por La Habana, después Varadero, Trinidad y otros lugares turísticos. A pesar de su triunfo, la joven heladera dice un poco en broma y un poco en serio: “En Cuba hay que estar listo para todo. Hay que usar la imaginación y adaptarse. Si fuera todo fácil, habrían un montón de heladerías, un montón de negocios y un montón de competencia, sin embargo como todo es tan difícil”.
“Hemos tratado de ampliarnos dentro de lo que tenemos… pero la idea es montar varias heladerías en La Habana, después seguir por Varadero, Trinidad, todos los lugares turísticos más importantes”.
Un mal precedente
Aunque Martí Noticias conversó con Tatiana una copropietaria de la paladar Primos Twice en la ciudad de Santiago de Cuba antes de la medida anunciada para la capital, ella habló del deseo de ampliar el negocio de la familia en el futuro.
La paladar cumple cuatro años de creada en noviembre y la familia se siente satisfecha con lo logrado hasta ahora. El lugar comenzó con capacidad para 20 personas, y ya está atendiendo a 50, y hasta ahora siempre tienen clientes, dijo la mujer.
La familia no desdeña la idea de ampliarse en el futuro, pero para eso necesitan un local “y prefieren que sea cerca de la casa”.
Las regulaciones en Cuba para abrir un nuevo local requieren de muchos papeles y permisos, y desde luego no debe estar a nombre del mismo propietario, pero eso para la familia no es el problema.
“Lo importante es conseguir el lugar cerca y que nos permitan abrirlo", dijo Tatiana, una posibilidad que podría no existir si la medida tomada en la capital se extiende a otros lugares del país.