Cuba y Panamá acordaron el miércoles en La Habana colaborar para garantizar un flujo migratorio "regular, ordenado y seguro" entre ambas partes e incrementar la cooperación bilateral en la lucha contra el tráfico ilegal de inmigrantes y la trata de personas.
El memorando de entendimiento en materia migratoria fue firmado por representantes de ambos gobiernos al final de la IV Ronda de Conversaciones Migratorias.
Las delegaciones encabezadas por la viceministra de Relaciones Exteriores cubana, Ana Teresita González, y el director general del Servicio Nacional de Migración del Ministerio de Seguridad Pública panameño, Javier Carrillo, evaluaron el comportamiento del flujo migratorio entre ambas naciones.
Panamá recibió en el 2016 más de 27.000 migrantes irregulares, muchos de ellos cubanos, aunque también haitianos, africanos y asiáticos, que entraron por la selva del Darién, frontera natural con Colombia, en su tránsito hacia EE.UU., según datos oficiales.
El paso de cubanos por Centroamérica y por países como Ecuador, Costa Rica, Guayana, Panamá y Colombia, con el fin de llegar a los Estados Unidos, es un fenómeno que ha crecido en los últimos años, con el deshielo entre La Habana y Washington.
Con el fin el pasado enero de la política "pies secos, pies mojados", que daba un trato preferencial a los cubanos al permitirles quedarse legalmente en EE.UU. pese a entrar indocumentados, se espera frenar este flujo por Centroamérica.
A finales de 2015 se produjo una grave crisis migratoria tras la decisión del Gobierno nicaragüense de cerrar su frontera, lo que provocó que unos 8.000 migrantes, sobretodo cubanos, quedaran varados en Costa Rica y Panamá.
Ambos países tuvieron que acordar con México un plan especial para trasladarlos en vuelos directos a distintas ciudades mexicanas, desde donde transitarían a Estados Unidos, aunque el flujo por Centroamérica continuó.
Panamá fue uno de los 9 países latinoamericanos que firmó una carta enviada en agosto pasado al entonces secretario de Estado estadounidense, John Kerry, en la que pidieron a EE.UU. revisar su política migratoria con relación a Cuba, en un intento por frenar la crisis migratoria creada por los isleños en la zona.
El 12 de enero pasado, una semana antes de concluir su mandato, la administración del presidente estadounidense Barack Obama decidió poner fin inmediato a la política de "pies secos/pies mojados", vigente desde 1995, que otorgaba en su país un trato migratorio preferencial a los cubanos.
A partir de ese momento, los cubanos que no califiquen para obtener ayuda humanitaria serían deportados a la isla. En esa fecha, las autoridades panameñas informaron que los cubanos que estaban en tránsito por Panamá no superaban los 200, la mitad de los cuales se encontraban en un albergue de la capital panameña gestionado por la organización católica Cáritas.
[Con información del Servicio Nacional de Migración de la Rep. de Panamá, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, EFE y Reuters]