La astronauta Serena Auñón-Chancellor, la primera mujer de origen cubano que irá al espacio, afirma que será un "honor" formar parte de la Estación Espacial Internacional (EEI), misión que, a su juicio, debe perdurar "el mayor tiempo posible".
En una entrevista a Efe, Auñón-Chancellor se mostró emocionada de poder contribuir a las investigaciones a bordo del laboratorio espacial.
Esta médica aeroespacial aseguró que uno de los mayores retos que afronta actualmente la agencia espacial estadounidense NASA es "mantener saludable" este centro de investigación en la órbita terrestre, que desde noviembre de 2000 ha sido habitado por más de doscientos astronautas.
Explicó, sin embargo, que se trata de una tarea difícil, "debido a la necesidad constante de reparaciones y actualizaciones".
Auñón-Chancellor se declaró también encantada con el avance en el desarrollo de vehículos espaciales por parte de las empresas Space X y Boeing, socios comerciales de la agencia espacial estadounidense.
"Estamos emocionados porque estamos llegando al punto en que ellos están listos para ir y nosotros vamos a rotar regularmente astronautas usando sus vehículos para viajar a la EEI y vivir allá", señaló.
Destacó y agradeció el papel que ejerció en su carrera su padre, Jorge Auñón, un cubano que llegó a EEUU en octubre de 1960 y se convirtió en ingeniero en Washington, y también hizo lo propio con su madre, una escritora estadounidense.
"La mayor lección que mi padre me enseñó fue a trabajar duro, nada reemplaza trabajar duro y la dedicación", subrayó.
La astronauta reveló que disfruta con comidas como "el picadillo cubano, la ropa vieja y los fríjoles negros" que compartía en familia, especialmente durante las fiesta navideñas.
"Mi madre aprendió a cocinarlos viendo a la mamá de mi padre para mantener viva la tradición, porque era parte importante para mi padre y para mi familia", indicó.
Por otro lado, Auñón-Chancellor, quien también es ingeniera eléctrica, dijo que la clave para que más hispanas estudien ingeniería, matemáticas, ciencias y tecnología es guiándolas cuando son niñas y jóvenes.
La astronauta, quien se unió a la NASA en 2006, cuando se convirtió en cirujana de vuelo, señaló que "muchas de ellas ni siquiera saben que hay esas oportunidades, nadie las impulsa a entrar a estos campos".
"Mi padre fue ingeniero y tuvo cuatro hijas y a todas nos impulsó a entrar en este campo. Mi hermana mayor es también ingeniera", matizó.
Auñón-Chancellor, quien será la segunda persona de origen cubano en coronar el espacio, después del guantanamero Arnaldo Tamayo Méndez, considera que los planes turísticos al espacio son positivos "porque reavivan el interés público" por ese ámbito.
"El turismo es otra salida para que el público sepa que, cuando el programa espacial de transbordadores terminó (en 2011), la exploración del espacio no terminó", explicó.
En su opinión, "la gente tiene que saber que hemos vivido y trabajado por muchos años en la EEI, haciendo buena ciencia".
En ese sentido resaltó el valor de la EEI para las investigaciones sobre "física, sociología humana, ciencias de los materiales y pruebas de medicamentos para farmacéuticas, entre muchas otras".
La astronauta fue asignada en marzo pasado junto con Shannon Walk, Joe Acaba, Ricky Arnold y Nick Hague para varias expediciones que se realizarán a la EEI a partir de finales de este año.
Auñón-Chancellor, quien se unirá en noviembre de 2018 a la tripulación de la expedición 58 y 59, junto con el astronauta de la Agencia Espacial Canadiense David Saint-Jacques y un cosmonauta ruso, aún desconoce cuáles serán "los experimentos específicos" que ella hará.
"Cuando estamos arriba trabajamos con varias naciones, es una tripulación muy internacional", manifestó la estadounidense, quien ya está perfeccionando el ruso, el idioma en el que se comunicará desde el espacio.