Varios cubanos en la isla aguardan la llegada del primer crucero de Estados Unidos a Cuba en más de 50 años y esperan que sea fuente de ingresos, empleos y que solidifique la reunificación familiar.
Entrevistados para Martí Noticias en La Habana dieron cuenta de las grandes expectativas que genera le llegada del barco.
Sin embargo, los cubanos y cubanoamericanos que viven en EEUU aprovechan el revuelo mediático que ha generado el viaje del barco Adonia, de la empresa Fathom de Carnival, para denunciar el requisito de visa que les impone La Habana para viajar a su propio país por barco o por avión.
La compañía anuncia en su web que obtendrá visas para todos los viajeros con el pago de 75 dólares por la llamada "tarjeta de turista" salvo para "los ciudadanos estadounidenses nacidos en Cuba".
"Si usted es un viajero de origen cubano o tiene intención de viajar bajo una actividad autorizada por separado (por ejemplo, prensa, reuniones de negocios o visita familiar), necesita una visa no-turística y / o el pasaporte cubano, ambos son emitidos por el Gobierno de Cuba", aclara Fathom y remite a los interesados al sitio web de la Embajada de Cuba en EEUU.
"Los cubanos debemos tener el derecho natural de entrar libremente al territorio nacional y salir del mismo sin que medie el proceso discriminatorio de visado o la llamada 'habilitación' del pasaporte, que es una modalidad de visado también", expresó a Efe Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia.
Se nos trata como extranjeros en nuestra propia tierraRamón Saúl Sánchez
"La visa es para discriminar a la persona basada en su opinión política", denunció el activista que organiza una flotilla para acompañar la salida del Adonia, que zarpará del puerto de Miami a la isla este domingo.
La intención es agradecer a Carnival por no haber cedido a las presiones del
Gobierno cubano y lograr que La Habana levantara la prohibición a los nacionales del país de entrar a Cuba por vía marítima y al mismo tiempo denunciar la "discriminación inaceptable" en el sistema de visas.
"Se nos trata como extranjeros en nuestra propia tierra", denunció Ramón Saúl Sánchez.
Otro líder del exilio, Orlando Gutiérrez, secretario nacional del Directorio Democrático Cubano, lamentó que que los cubanos tienen que comprar el pasaje sin saber si obtendrán permiso de entrada a la isla, pues "tarda hasta cinco meses y cuesta hasta 425 dólares para aquellos que dejaron Cuba después de 1970".
Por su parte, Frank Calzón, director del Centro para una Cuba Libre explicó a EFE que los cubanos deben hacer la reserva con 90 días de antelación y se arriesgan a perder su dinero en caso de que les nieguen la visa.
Sin embargo, Roger Frizzell, jefe de comunicaciones de Carnival Corporation, explicó a la agencia que reembolsarán el dinero a aquellos que reservaron y La Habana no les otorgó la visa.