Más de un centenar de personas acudieron este sábado al Museo Americano de la Diáspora Cubana, en Miami, para recordar a las víctimas de uno de los más terribles acontecimientos que se conozcan en la historia de la revolución cubana: el hundimiento del remolcador 13 de Marzo, donde murieron ahogadas 37 personas, 10 menores de edad entre ellas.
En el evento se presentó la versión en inglés del libro El hundimiento del remolcador 13 de Marzo, escrito por el refugiado político Jorge García, quien perdiera a 14 familiares la madrugada del 13 de julio de 1994.
El texto narra lo ocurrido hace 25 años en aguas territoriales de la isla. “Entrevisté a los sobrevivientes, en medio de la vigilancia de la policía política pedaleé La Habana para dejar testimonio de este crimen”, recordó.
La historia en inglés
Para el autor de The Sinking of the Tugboat 13 de Marzo, impresionado por la emotiva respuesta de la comunidad cubana en Miami, “ésta fue una cita de dolor adosada con mucho amor. Cuánto índice de sentimiento se vio expresado en este 25 aniversario. Yo creo que una vez más hemos logrado revivir a nuestros muertos”, dijo García a Radio y Televisión Martí.
Medios de prensa locales, personalidades del exilio y líderes comunitarios, estuvieron presentes, entre ellos el fundador del Movimiento Democracia y la Flotilla de la Libertad, Ramón Saúl Sánchez.
“Creo que no hubo una sola persona a la que no se le salieran las lágrimas, del dolor que hay en el corazón de los cubanos por esta tragedia de 25 años de impunidad, de que los autores de estos crímenes todavía permanecen en el poder”, expresó Sánchez. “Pero también es una manera de expresarle nuestra solidaridad a los familiares de las víctimas”, acotó el activista.
Arte y testimonio
El dúo formado por los cubanos Oscar y Yasier interpretó su canción dedicada las víctimas. Un proyecto artístico realizado por Ana Olema, Annelys Casanova y Leah Chappell, mostró al público cómo podrían ser en la actualidad los rostros de los 10 menores de edad fallecidos en la masacre. Las fotos de los pequeños, montadas sobre cruces y ramos de flores, se pasearon por el museo, a manos de asistentes, y durante todo el acto custodiaron el escenario.
Se proyectó un video de carácter documental que relata lo sucedido hace 25 años a menos de 7 millas de las costas de La Habana. Además de testimonios de sobrevivientes, el video nombra a cada una de las 37 víctimas y expone la nota que el diario Granma y la radio cubana divulgaran para comunicar el hundimiento: “Zozobró embarcación robada por elementos antisociales. En la madrugada de hoy, elementos antisociales sustrajeron por la fuerza una embarcación del puerto de La Habana con el fin de abandonar ilegalmente el país”.
“Fue un crimen de lesa humanidad, un asesinato de Estado. Sabían que se iban a ir, los estaban esperando y los mataron para dar un escarmiento”, aseguró García.
Un crimen impune
Justificando el hundimiento del remolcador, Fidel Castro declaró en aquel momento: “¿Qué vamos a hacer con esos trabajadores que no querían que les robaran su barco, que hicieron un esfuerzo verdaderamente patriótico, pudiéramos decir, para que no les robaran el barco? ¿Qué les vamos a decir? ‘Oigan, dejen que se roben el barco, no se preocupen por el barco’”.
Tiempo después, en entrevista con el periodista español radicado en Francia, Ignacio Ramonet, Castro arguyó que los tripulantes de los tres Polargo que participaron en la operación actuaron “por su cuenta, sin comunicarse con nadie”.
“Castro siempre justificó este crimen como siempre hizo con todos los demás tal como siguen haciendo los responsables de esa dictadura. Esa siempre será su respuesta”, manifestó García. “Pero en cambio nuestra misión es mostrar la verdad, pedir justicia sin odio”, aseveró.
Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también han concluido que el Estado cubano es responsable por la tragedia, y que fue una operación del régimen.
Una década atrás, el opositor Oswaldo Payá Sardiñas, fundador del Movimiento Cristiano Liberación, quien falleciera en 2012 en un evento denunciado por algunas organizaciones como un “asesinato de Estado”, dijo lo siguiente sobre el hundimiento del remolcador:
“Los autores de este crimen son tratados como héroes por el Gobierno cubano. Ni siquiera llorar abiertamente en nuestra tierra se permitió a los dolientes, ni siquiera quejarse, ni siquiera protestar. ¿Ante quién reclamar? ¿Ante los tribunales que juzgan y condenan injustamente a los que levantan la voz para decir la verdad y a los que desfilan en silencio para denunciar estos crímenes?”.
García, narrador del recuento audiovisual proyectado en el museo, recordó la preparación de la fuga de los 68 cubanos, de la que el líder era su cuñado, Fidencio Ramel Prieto, directivo del puerto de La Habana, quien, paradójicamente había traído a Cuba desde Holanda los barcos Polargo, de fabricación polaca, con casco de acero y cañones de agua, que hundieron al 13 de marzo, donde perecerían él y 13 de sus familiares.
Mensaje de terror al pueblo
Según García, unos 3 meses les tomó preparar el escape, que debieron posponer tres veces “hasta tenerlo todo listo”. Habían estudiado minuciosamente detalles cardinales para la travesía: que el estado del tiempo no les jugara una mala pasada, dotar de motor y casco nuevos a la nave, tener el combustible suficiente para cruzar el estrecho y llegar a los cayos de la Florida, e incluso tenían con ellos a tripulantes habituales del remolcador.
A los niños les dijeron que iban a un “campismo popular”. Y tratando de que la Seguridad del Estado no descubriera la huida, subdividieron el personal en 4 grupos, cuyos responsables eran quienes únicos conocían el día y lugar exactos de la partida.
"Todo se planificó con el propósito de escapar sin grandes riesgos. Date cuenta que eran nuestras familias y había niños allí. Lamentablemente no pudieron y lo peor fue lo que les hicieron, cómo los mataron, cómo no tuvieron la menor compasión con las mujeres que salieron a cubierta con sus hijos en brazos. La respuesta a sus gritos fue lanzarle chorros de agua a presión, embestirlos, asesinarlos. La misión que tenían era enviarle un mensaje de terror al pueblo. Su actuación y los hechos lo confirman”.
Una de las sobrevivientes, María Victoria, hija de García, quien perdiera a su hijo y esposo, fue quien relató a lo acontecido a medios extranjeros. El fin del 13 de Marzo, según su testimonio, llegó cuando uno de los Polargo arremetió a toda máquina contra ellos. Con el demoledor impacto el barco hizo aguas y se partió. Los niños y adultos que estaban en la sala de maquinas, murieron al instante. Los tres Polargo rodearon a quienes lograron salir a flote, ocasionando fuertes olas. Al final abrieron paso a las lanchas de las tropas guardafronteras que recogieron a los sobrevivientes, quienes fueron detenidos, interrogados e intimidados.
Justicia para Cuba
La prensa nacional, controlada por el régimen, no hablaría del crimen más allá de la nota oficial. A los sobrevivientes se les amenazó con cárcel si daban declaraciones a la prensa extranjera, algo que algunos acataron, quedando todos vigilados por la policía política.
Los cuerpos de los muertos jamás les fueron entregados a sus familiares. Las autoridades de la isla nunca han esclarecido estos hechos. “No lo pueden hacer porque sería reconocer que han cometido un crimen de lesa humanidad. Pero la justicia, estoy seguro, ha de llegar, para que respondan los responsables de esta y otras matanzas, y para que Cuba finalmente se libere de tanto dolor y tanta opresión”, concluyó García.
La comisión Justicia Cuba, creada en 2017 por activistas de la coalición Asamblea de la Resistencia Cubana y abogados y defensores de los derechos humanos de otros países, se propone llevar a Tribunales Internacionales a los implicados en atentados contra la humanidad perpetrados por el castrismo, como son el hundimiento del 13 de Marzo y el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, entre otros crímenes que permanecen en la impunidad.