Medio centenar de cubanos acampan frente a la embajada de México en Quito, Ecuador, donde han decidido permanecer hasta que las autoridades mexicanas se pronuncien sobre su situación.
El diario El Comercio asegura que son alrededor de 50, entre los que se incluyen un grupo de cubanos que llegó desde Guyana, después de pasar por más de tres países.
"El sábado pasado eran 16, pero la tarde de este lunes 20 de junio ya eran más de 50. Su pedido es que les concedan una visa humanitaria para poder llegar a Estados Unidos", asegura la publicación.
Hombres, mujeres y niños soportan la inclemencia del tiempo y duermen sobre cartones en la acera empeñados en obtener una visa humanitaria para seguir camino a Estados Unidos.
Lilie Samper, una de las cubanas frente a la embajada, dijo a Martí Noticias que ellos no vieron a "hacer revueltas", y que solo quieren "una respuesta" por parte de México.
Mientras, cientos de sus compatriotas se manifestaron este lunes en el mismo lugar, para exigir una respuesta a la carta que enviaron a esa sede diplomática pidiendo un "puente aéreo" para llegar a Estados Unidos.
Peter Borges, coordinador del grupo de cubanos en Ecuador, dijo que hace ya una semana entregaron la misiva a las autoridades mexicanas y no han recibido aún una respuesta.
"Hay una situación desesperada en el orden migratorio y humanitario. No podemos esperar, tenemos que tocar las puertas", insistió Borges.
La presencia policial en el lugar no impidió que se efectuara la manifestación pacífica de los migrantes cubanos.
Desde el año 2000, miles de cubanos han llegado a Ecuador en busca de prosperidad económica, pero muchos encaran una realidad muy diferente a la que esperaban: desempleo, imposibilidad de regularizar sus estatus migratorio y hasta xenofobia.
Ante el sombrío panorama, han optado por realizar una peligrosa travesía por tierra a través de Colombia y otros países de Centroamérica. El endurecimiento de las medidas de control migratorio en la región ha puesto un freno a los cubanos, y cientos permanecen varados en zonas fronterizas, como es el caso de Turbo, en Colombia, sin poder continuar camino a Estados Unidos.
El caso migratorio de los cubanos se ha convertido así en una papa caliente que nadie quiere.
Forzoso regreso a donde todo empezó
A pesar de los riesgos y las vicisitudes que tuvieron que enfrentar en su periplo centroamericano, los migrantes devueltos a la isla están viviendo su peor pesadilla. De pronto se ha hecho realidad lo que más temían.
El sueño americano de Yaima Rojas terminó cuando fue deportada a Cuba desde Ecuador. Ahora se siente proscrita en su Habana natal, sin más esperanza que juntar algún dinero para alimentar lo mejor que pueda a su familia”.
La misma historia vive hoy Danay Galván, de Santa Clara, quien dice sentirse como un zombi, sin sus pertenencias ni un lugar propio donde vivir. Pero a pesar de todo, Galván no se arrepiente de la decisión que tomó.
“Si tuviera la oportunidad de volverme a ir lo haría, pero eso es muy difícil”, afirma, y explica que trabajaron durante mucho tiempo para juntar el dinero que les permitió salir de Cuba.
Miguel Ávila, de 30 años, devuelto a Cuba desde el hotel Carrión, en Quito, Ecuador, vive ahora en casa de unos amigos, en Marianao, La Habana. Según dijo a Martí Noticias, vendió su casa y hasta los equipos de trabajo antes de irse. Ahora tiene que empezar de cero.