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La cultura de EEUU se respira en Cuba más allá de Hemingway


El escritor estadounidense, Ernest Hemingway
El escritor estadounidense, Ernest Hemingway

La potencia del norte ha sido coprotagonista de la historia cubana desde su independencia de España en 1898 y ni siquiera medio siglo de enemistad tras la revolución de 1959 sirvió para borrar la presencia estadounidense.

La estatua de Ernest Hemingway y los viejos autos son dos de los principales atractivos turísticos de Cuba, pero la influencia cultural estadounidense es mucho más amplia en la isla, alcanzando incluso el lenguaje cotidiano.

La potencia del norte ha sido coprotagonista de la historia cubana desde su independencia de España en 1898 y ni siquiera medio siglo de enemistad tras la revolución de 1959 sirvió para borrar la presencia estadounidense en la isla gobernada por el Partido comunista.

"En Cuba, la presencia cultural norteamericana siempre ha sido fuerte (...), los cubanos la hemos asimilado e incorporado a nuestras tradiciones culturales, sin que por ello hayamos perdido nuestra propia identidad", dice a la AFP el académico y exdiplomático Carlos Alzugaray.

Esta presencia posiblemente se reforzará con el proceso de deshielo iniciado el 17 de diciembre, que tendrá un gran avance este lunes con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas en 1961, y la reapertura de embajadas.

Pero desde antes del deshielo las joyas de la industria automotriz estadounidense, los Chevrolet, Ford, Cadillac y Pontiac de los años 50, circulan por las calles cubanas como muestra tangible de la calidad -y perdurabilidad- de los productos "made in USA", que tanto atraen a los cubanos.

Los autos bien conservados pasean turistas por La Habana, mientras los semi-destartalados sirven de taxis colectivos para los cubanos.

En el hablar cotidiano hay mucho vocabulario importado de Estados Unidos: los cubanos llaman "pullover" a una camiseta o remera; "blúmer" (de bloomer) a un calzón o bombacha; "zíper" (de zipper) al cierre o cremallera del pantalón; y "escotéi" (de scotch tape) a la cinta adhesiva transparente.

A un pastel de cumpleaños le dicen "quei" (de cake) y a un centro comercial, "la shopping".

Del béisbol -pasión importada del viejo enemigo de la Guerra Fría- han tomado expresiones como "coger fuera de base" (pillar infraganti), "meter una curva" (desviar el tema de conversación) o "partir el bate" (dar en el clavo o meter la pata).

"La influencia cultural (estadounidense) es muy grande, hasta el punto que la considero un componente de nuestro ajiaco (sopa tradicional cubana). Eso abre puertas a la influencia actual y también es un antídoto, (pues) estamos acostumbrados a vivir con ella", señala a la AFP el académico y exdiplomático Jesús Arboleya.

Tras la revolución, Fidel Castro se esforzó por erradicar las costumbres 'burguesas' y las importadas de Estados Unidos.

La Coca-Cola pasó a ser la "bebida del enemigo", lo mismo que el whisky, aunque es originario de Escocia. La tenencia de dólares, la "moneda del enemigo", se castigaba con cárcel hasta 1993.

Todo lo que olía a "yankee" fue eliminado, con una salvedad: el cine y la televisión jamás dejaron de transmitir películas de Hollywood. Como no podían pagar los derechos, debido al embargo impuesto en 1962, las pirateaban.

Incluso el chicle vivió épocas complicadas en Cuba: quedó virtualmente prohibido, en particular entre los jugadores de béisbol.

Todo empezó a cambiar lentamente durante el 'periodo especial', la crisis económica de la década de 1990 tras el colapso del bloque soviético, y más aceleradamente desde que Raúl Castro sucedió a su hermano Fidel en 2006.

Las reformas de Raúl y medidas del presidente Barack Obama han favorecido los intercambios entre ambos países, lo que causa gran impacto en la isla, pues buena parte de los cubanos tienen familiares emigrados en la "Yuma" (Estados Unidos), incluso Fidel.

Hemingway, quien dio fama a la isla con su libro "El viejo y el mar" (publicado en 1952), es el estadounidense más venerado en Cuba.

Su casa habanera es uno de los museos más visitados y ningún turista deja de tomarse una 'selfie' junto a la estatua del Premio Nobel en la barra del bar 'Floridita'.

Incluso Fidel reconoció en 2008 la importancia de hablar el idioma del enemigo: "los rusos estudiaban inglés, todo el mundo estudiaba inglés, menos nosotros que estudiábamos ruso", se lamentó. Y el interés por aprender inglés ha renacido.

En las calles cubanas ahora se ve gente con ropa con la bandera de las barras y las estrellas, y bares cubanos organizan fiestas de disfraces por Halloween (noche de brujas), una tradición estadounidense.

"La forma en que se celebra Halloween me impresiona mucho. Solo nos falta celebrar el 4 de julio y el 'día del pavo'"(Acción de Gracias), dice a la AFP una exprofesora de periodismo de la Universidad de La Habana.

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