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VII Cumbre de las Américas: el desafío de la unidad continental


Expectativa por proximidad de Cumbre de la Américas
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Expectativa por proximidad de Cumbre de la Américas

El gobierno de Panamá ha puesto todos su esfuerzos en despolitizar la cumbre y dejar cerrada una agenda de acuerdos viables y compatibles con las diferencias ideológicas existentes entre los diferentes bloques que conforman el mapa americano.

La VII Cumbre de las Américas, que se celebrará los próximos 10 y 11 de abril en Panamá, pretende sellar el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos e implicar a los grandes organismos financieros multilaterales en los mandatos que apruebe para que no queden en meras declaraciones de buena voluntad.

La cita ha alcanzado de antemano un carácter histórico por ser la primera que ha convocado a los 35 países americanos, incluido Cuba, ausente del concierto continental desde que en 1962 fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Barack Obama y Raúl Castro serán los primeros mandatarios de Estados Unidos y Cuba, respectivamente, que desde entonces se sienten en una mesa junto al resto de gobernantes americanos y firmen acuerdos que pongan a ambos países en una misma dirección junto al resto del hemisferio.

Castro y Obama anunciaron a finales del pasado año su intención de reanudar las relaciones diplomáticas entre sus países, poco después de que Panamá tuviera la iniciativa de invitar a Cuba a la VII Cumbre de las Américas, lo que fue aceptado por Washington y La Habana.

Alcanzado ese éxito político, el gobierno de Panamá ha puesto todos su esfuerzos en despolitizar la cumbre y dejar cerrada una agenda de acuerdos viables y compatibles con las diferencias ideológicas existentes entre los diferentes bloques que conforman el mapa americano.

Para ello, desde hace meses ha ejecutado un plan al amparo de la OEA consistente en definir una decena de mandatos en cuya ejecución se involucre a los principales organismos financieros multilaterales para que tengan carácter de compromiso.

El fin último es conseguir lo que reza el lema de la cumbre: "Prosperidad con equidad: El Desafío de cooperación de las Américas".

Esos mandatos están ya listos para que los aprueben los cancilleres americanos en su reunión previa a la Cumbre, en la víspera a la inauguración, también en la capital panameña, según aseguraron a Efe fuentes de la cancillería panameña.

A esos mandatos se les unirá un plan de desarrollo de infraestructuras en el que se pretende involucrar también a los organismos financieros multilaterales.

El gobierno panameño no ha avanzado el contenido de esos compromisos, ni ha explicado cómo es posible conjugar los intereses de desarrollo de países con realidades tan dispares como la de Haití y la de Estados Unidos, por poner como ejemplo los extremos de un área caracterizado principalmente por su diversidad socioeconómica.

Los organismos a los que asegura haber conseguido implicar el gobierno de Panamá en los acuerdos a firmar son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM), la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

Esos acuerdos estarán además bendecidos por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la OEA por supuesto, y los correspondientes organismos de la ONU.

La anterior Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en 2012, concluyó sin declaración final "por falta de consenso" y con la aprobación de 47 mandatos, sin propuestas concretas, la mayoría referidos a luchar contra la pobreza y de cuyo cumplimiento, tres años más tarde, no se ha dado cuenta alguna.

El gobierno de Panamá ya ha avanzado que en la VII Cumbre no habrá declaración política alguna, porque así se ha decidido previamente.

Conducidas por su canal propio las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba, aun así, será difícil de evitar la polémica política, abierto ahora el frente de las recientes asperezas entre Washington y Caracas.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien ha confirmado su asistencia a la cita en Panamá, parece dispuesto a hacer oír su discurso "antiimperialista", junto a su coro de adeptos, los países de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba).

La Alba está formada, además de Venezuela -fundador y patrocinador-, por Ecuador, Nicaragua, Bolivia y varios países del la Comunidad del Caribe (Caricom).

Lo cierto es que la VII Cumbre de las Américas ha despertado una atención y unas expectativas inéditas, hasta el punto de que han sido varios gobiernos europeos los que han pedido estar presentes.

Diversas fuentes diplomáticas explicaron a Efe que el gobierno de Panamá respondió a esas solicitudes con la exigencia de que, por tratarse de una reunión de jefes de Estado o de Gobierno, solo aceptaba representantes de ese nivel, pero que no iban a poder intervenir más que como observadores.

Dada esa condición, según las mismas fuentes, Holanda ha sido el único país no americano que ha decidido enviar a su primer ministro, Mark Rutte, quien solo podrá ver y escuchar.

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