La ausencia de agua potable y electricidad, la dificultad para conseguir alimentos y la falta de confianza en las autoridades son los problemas más acuciantes que enfrenta la población cubana, agravados tras el paso del huracán Melissa, según testimonios compilados por Martí Noticias.
“Llevamos casi un año sin agua potable, teniendo que ir a buscarla a pozos que la gente ha hecho, o comprarla. Un pomo de agua de esos de 20 litros te cuesta 60 y 100 pesos. La corriente nos la ponen 15 minutos y nos la quitan, después de haber pasado cinco y seis días sin electricidad”, señaló Sucelvis Díaz, desde Manzanillo, Granma.
En Bayamo, en la misma provincia Leydis Espinosa lamentó: “Con dos litros o tres litros de agua ‘para un resuelvo’ para tomar y agua no potable para tirársela arriba a sí mismo, aunque tenga parásitos. El agua es un fango, no tengo ni para lavar; los niños, enfermos con el virus, me vomitaban las sábanas”.
Los medios de comunicación estatales y los funcionarios del gobierno presentan una imagen de eficiencia y organización en la respuesta a la catástrofe. Sin embargo, residentes en las zonas afectadas se sienten abandonados a su suerte y denuncian que las autoridades no han acudido a evaluar sus daños ni a ofrecer ayuda.
“Aquí atrás no ha venido nadie ni siquiera a repartir agua, aunque sea por pipa. No ha venido nadie a preguntar, por ejemplo, madres con hijos, ancianos, personas encamadas”, destacó Espinosa.
El deterioro del servicio de agua se recrudeció después del cruce de Melissa por el oriente de la isla y cientos de miles de personas están en peligro de contraer enfermedades por el consumo de agua contaminada y la carencia de saneamiento a la vez que se agudiza la inseguridad alimentaria.
“Dieron una librita de pollo a los niños de 7 a 13 años y a los mayores de 65. Hace rato que no daban nada en la casilla [bodega]. La casilla era un museo”, agregó Espinosa.
En una sesión del Consejo de Defensa Nacional transmitida este jueves por la Televisión Nacional, Miguel Díaz- Canel admitió que los destrozos demorarán la normalización de los territorios afectados.
“Seguimos en la misma. No tenemos corriente, no tenemos agua potable. Todavía no han pasado los carros a recoger la basura, los potes de desperdicios están tirados por doquier y de alimentos no han repartido nada a la población, ni antes ni después del huracán”, dijo Elsa Litzy Isaac, residente en Palma Soriano, en la provincia de Santiago de Cuba.
En la capital santiaguera Carmen Ramos aseguró que no tiene ninguna esperanza de encontrar ayuda por parte del régimen: “No tengo ninguna fe porque cuando el ciclón Sandy, en 2012, la casa de mi papá se derrumbó y todavía no han dado materiales por esa casa”.
Del mismo modo, el periodista independiente Julio César Álvarez, en la ciudad de Holguín, resaltó la ausencia de una gestión eficaz por parte de dirigentes y gobierno en general.
“El agua potable no ha llegado, que yo sepa, a ningún barrio dentro de la ciudad. La basura está por montañas en todas las cuadras. Casas dañadas hay bastantes y las autoridades han ido a algunas familias a hacer falsas promesas y ahí se ha quedado todo”, denunció.
Muchos cubanos consideran que los fenómenos naturales solo muestran y empeoran los desastres sociales preexistentes, como la pobreza, la escasez y el deterioro de infraestructuras, que el desempeño gubernamental no logra mitigar ni siquiera a largo plazo.
También hay fuertes críticas en redes sociales y de una persona a otra, por la distribución de la ayuda humanitaria.
“No llega ninguna ayuda. El pueblo se está muriendo de hambre: una libra de pollo cuesta 450 pesos, imagínate yo cobro, con mi chequera de jubilada 3,300 pesos. No me da para comprarme un paquete de pollo. El carbón la gente particular lo está vendiendo a cuatro mil pesos”, detalló Manuela Contreras, una vecina del municipio holguinero Antilla.
Una queja frecuente de la población es que las reuniones de alto nivel se utilizan para hacer "propaganda política" en lugar de resolver problemas concretos como el déficit de alimentos.
En la reunión del jueves, Díaz-Canel advirtió que la restitución de la provisión de agua corriente es el daño “más complejo”, por la dependencia del servicio de electricidad.
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