Las denuncias de las condiciones infrahumanas en las que sobreviven los presos políticos en el sistema penitenciario cubano continúan llegando a nuestra redacción a través de sus familiares.
En la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, el preso del 11J Jorge Luis García García, condenado a 13 años de privación de libertad por su participación en las manifestaciones populares en Palma Soriano, recibió la visita este lunes de su hermano Daniel García.
“La comida que están dando es un arroz hervido con harina, y eso es el almuerzo. El desayuno es un té frío y ya. De tarde, un agua de sopa... y no hay ningún tipo de condiciones para tener tantos presos allí (...). Hay mosquitos y el calor es insoportable. El trato no es bueno para ellos, incluso un carcelero se metió con él. Lo tienen como enemigo de la revolución”, así describió las condiciones en que encontró al prisionero político.
García García, de 48 años, cocinero de profesión y padre de tres menores, presenta una protuberancia en la zona del cuello producto de la golpiza que recibió de manos de los boinas negras el día de la protesta, y no le han brindado atención médica especializada, explicó el hermano.
“Él fue duramente castigado por las tropas esas especiales que lo golpearon. Lo atendieron médicos del hospital de Boniato, le miraron lo que es la bola que tiene, pero le dijeron que allí no hay guantes, no hay de nada para hacer esa operación, porque ya decidieron que era de operación. No le han dado más ninguna respuesta”, dijo Daniel.
García García tuvo una petición fiscal de 12 años de condena por los presuntos delitos de “desórdenes públicos” y “desacato”, ratificada en la vista oral el día del juicio, y cuando le entregaron la sentencia firme, le aumento un año más.
Mientras, en la prisión provincial Combinado de Guantánamo siguen recluidos en espera de juicio los jóvenes Daniel Álvarez González y Luis Miguel Alarcón Martínez, participantes en la protesta popular del poblado de Caimanera, el pasado 6 de mayo. Los dos se encuentran "en pésimas condiciones", según contó Victoria Martínez Valdivia, madre de Luis Miguel, que acudió al centro penitenciario también este lunes.
“Estaba aquello colapsado, la prisión está que no cabe un preso más. Me quedé sorprendida por la cantidad de familiares con todos los presos, inclusive sentados en el piso, porque no había lugar donde poder hacer la visita. Tirados en el piso, con toallas puestas, y comiendo", detalló.
"Me dijo mi hijo que hay un brote de dengue y una de las cosas que aquello es terrible, y tiene a casi todos enfermos de la piel, es la chinche, por cantidad, por dondequiera. Apenas pueden dormir; los colchones están podridos de chinches”, añadió la madre del preso político.
Y sobre la situación legal de los jóvenes, dijo que “el abogado informa lo mismo, ya va a ser ahorita casi un mes que dice que ya está todo listo, que el expediente está cerrado, pero todavía está en fiscalía, es la respuesta que da”.
Además de los dos que permanecen encarcelados, otros cuatro manifestantes que habían sido detenidos tras la protesta en Caimanera, Freddy Sarquiz González, Rodolfo Álvarez González, Yandris Pelier Matos y Felipe Correa Martínez, ya recibieron un cambio de medida cautelar de prisión preventiva por libertad condicional bajo fianza.
Cientos de personas salieron a las calles en el poblado de Caimanera, en la provincia de Guantánamo, el 6 de mayo pasado para demandar libertad y mejores condiciones de vida. Las autoridades reprimieron con violencia a los manifestantes e interrumpieron el servicio de internet en casi todo el país.
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