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Denuncian corrupción y tráfico de drogas en prisiones cubanas


Fotos tomadas en la cárcel de máxima seguridad de Guanajay, Artemisa, Cuba
Fotos tomadas en la cárcel de máxima seguridad de Guanajay, Artemisa, Cuba

La reciente denuncia de Cubalex sobre el tráfico de drogas en las cárceles cubanas afecta a múltiples prisiones del país y no solo agrava la violencia y la negligencia médica, sino que también expone a los reclusos a condiciones aún más precarias y peligrosas.

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La circulación y tráfico de drogas en las prisiones cubanas, denunciados recientemente por el centro de asesoramiento legal Cubalex, muestran un modelo estructural de corrupción e indolencia de las autoridades penitenciarias, a la vez que agravan el entorno ya marcado por la violencia, la negligencia médica y la desprotección de los reclusos.

“Este es un patrón que no se circunscribe a un centro penitenciario, sino que, desafortunadamente, es una práctica que observamos en casi todos los centros penitenciarios del país. Es algo sistemático y generalizado”, indicó el abogado Alain Espinosa, miembro de la organización, asentada en Miami.

“Tiene como problema de fondo la complicidad de las autoridades penitenciarias y, en muchos casos, de los agentes de la Seguridad del Estado que operan dentro de estos centros”.

El grupo independiente de abogados asegura que recibió información sobre la operación de redes internas de tráfico de la droga conocida como “el químico” en diferentes prisiones habaneras como la 1580, en San Miguel del Padrón, la conocida como Ivanov, en El Cotorro; en el Combinado del Este, y el correccional con internamiento Ho Chi Minh. En Mayabeque, en la cárcel de Aguacate y en Holguín en “Cuba Sí”.

El preso político Oscar Luis Ortiz Arrovsmeth, dijo a una amiga que pidió no ser identificada, que en la 1580, pululan todo tipo de drogas con la anuencia de las autoridades.

“Dice que ahí la droga está por doquier, el papelito, el químico, el cristal hasta los guardias están en complot con los presos y como que eso es un relajo allí”.

De acuerdo a Espinosa, es frecuente la utilización de reclusos para impartir disciplina, para el control del orden interior dentro de las prisiones y, como beneficios los mandos penales les dan la posibilidad de que se involucren, impunemente, en el tráfico de drogas a cambio de dinero.

También, tanto la Seguridad del Estado que atiende los establecimientos carcelarios, como las propias autoridades penales, reclutan a los reos más desmoralizados para que ejecuten acciones como colocar drogas o estupefacientes a otros reclusos privados de libertad por motivos políticos o aquellos que denuncian las violaciones que se dan dentro del sistema penitenciario.

“En estos casos, se agrava la situación para ellos que le planten este tipo de sustancias y le imputen un cargo falso de tráfico o tenencia de droga, que son delitos para los cuales el marco sancionador que prevé nuestra legislación penal es bastante alto”, explicó el letrado.

En la prisión Las Mangas de la provincia Granma, la Seguridad del Estado procura inculpar de un delito relacionado con el consumo de drogas a varios de los manifestantes de la protesta ocurrida el 23 de mayo de 2025 en Bayamo que se encuentran en prisión provisional a la espera del juicio, según denunció el preso político Yoandris Gutiérrez Vargas, encarcelado allí.

El empleo de reos en este tipo de actividades quebranta las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos o Reglas Mandela de Naciones Unidas.

Cuba afirma que el sistema penitenciario se rige por las Reglas Mandela y que existen procedimientos rigurosos para castigar al personal que incumple esas normas, pero no reconoce la existencia de un problema estructural de narcotráfico interno.

El abogado se refirió además a un riesgo mayor para los internos atrapados en las redes de la adicción: el de la común negación de atención médica documentada por Cubalex y el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC).

“Cualquiera de estos reclusos que esté consumiendo este tipo de sustancia ante una sobredosis corre un riesgo alto de fallecimiento por no tener una atención rápida y adecuada de salud”.

Testimonios recogidos por Martí Noticias coinciden con Cubalex en que son los propios guardias y funcionarios penitenciarios quienes introducen las drogas en los centros y utilizan a reclusos para distribuirlas, operando un mercado interno con impunidad.

“Durante mi primera prisión ya existía tráfico de drogas, pero era escaso si se habla de sustancias como la marihuana o la cocaína. Era más bien tráfico de psicofármacos, pero en los últimos años, y en este tiempo que yo pasé en prisión, la marihuana es más fácil encontrarla dentro de la prisión que comprar carne de cerdo o de res en las calles de Santiago de Cuba”, expuso el líder opositor José Daniel Ferrer, quien hace poco más de un mes fue sacado del penal Mar Verde, donde estaba recluido y obligado a exiliarse en Estados Unidos.

“Dos de los delincuentes comunes, de los esquizofrénicos paranoides que me golpearon y torturaron por orden de la policía política, les estaban permitiendo pasar marihuana, pero un día uno de ellos, Tony tuvo problemas con el otro. Se sintió humillado y pisoteado en público y lo denunció con el oficial del Trabajo Operativo Secreto (TOS) y le dijo ‘fulano tiene marihuana, si vas ahora lo coges’ pero el funcionario le contestó ‘no me puedo meter en eso porque todo lo que pasa ahí lo sabe y lo ordena la Seguridad del Estado”.

Cubalex alertó sobre la circulación de "drogas altamente peligrosas, incluido 'el químico'", en varias prisiones del país, "con conocimiento e incluso participación de funcionarios penitenciarios y agentes de la Seguridad del Estado",

“El llamado ‘el químico’ en las cárceles de Santiago aparece, pero no con tanta profusión como me aseguran que ocurre en el occidente de Cuba. Estas drogas, los psicofármacos, las pastillas, el alcohol y otras sustancias prohibidas en la cárcel, las entran los funcionarios de orden interior, los carceleros en general, los jefes de las prisiones porque de ahí sacan mucho más dinero que el que les paga por su servicio el Ministerio del Interior”, recalcó Ferrer.

“En medio de la situación crítica que vive la nación y los salarios insuficientes, miserables que ellos también reciben, los tráficos, los sobornos, la corrupción es lo que les permite seguir viviendo”.

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    Yolanda Huerga

    Yolanda Huerga nació en Bayamo, Granma, Cuba. Se graduó en Filología y Lingüística en la Universidad de Oriente en 1989. Durante casi 20 años trabajó en el sistema de bibliotecas públicas de la isla. En 2003, fundó junto a otras mujeres el movimiento Damas de Blanco, organización que recibió en 2005 el Premio a la Libertad de Conciencia Andrei Sakharov del Parlamento Europeo. En 2005 viajó a Estados Unidos junto su hijo y su esposo, el poeta y periodista Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años durante la Primavera Negra de Cuba. Desde 2008 trabaja en Miami, en la Oficina de Transmisiones a Cuba, como periodista de Radio Martí. Recibió en 2021 el Premio Burke a la Excelencia Periodística que otorga la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales.

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