Cubanos entrevistados por Martí Noticias no se explican cómo un régimen totalitario, que ha controlado y vigilado por más de seis décadas a sus ciudadanos hasta el más mínimo detalle, ha permitido la proliferación del "kímiko" (también químico o kímico), la droga de rápido efecto que consumen los adolescentes en Cuba.
El soborno a oficiales de la policía, la debilidad de las leyes, y el foco de las llamadas fuerzas del orden en perseguir y vigilar a los detractores del régimen comunista, en lugar de a los fabricantes y distribuidores de este alucinógeno, han contribuido a su expansión, indicaron las fuentes al Programa Cuba al Día, conducido por el periodista Tomás Cardoso.
Al mismo tiempo, los entrevistados apuntaron al hecho de que este narcótico se consuma como un simple cigarro y de que sea tan barato y de rápido efecto.
El periodista independiente Vladímir Turró dijo el viernes en entrevista con este medio que el precio del cigarrillo en el que se consume se mantiene muy barato, entre los 100 y los 150 pesos cubanos.
"Cuesta menos que un refresco y por eso es tan accesible a la juventud. Realmente, hay muchos, muchos jóvenes que lo están consumiendo. Es una realidad muy dura eso de que se ha vuelto, como se diría en la redes, 'se ha vuelto viral'. Casi todos los jóvenes lo consumen y los efectos verdaderamente son bastante feos... horribles. Las personas se engarrotan, se tiran al piso, se arrastran y realmente es una situación muy triste y no creo que el régimen cubano está haciendo nada para impedirlo", dijo Turró.
"Realmente no hacen nada. No veo que haya una ofensiva contra esta situación. No veo que traten de contrarrestar la cantidad que hay en la calle circulando (...) Quizás, años atrás hubo una ofensiva muy grande, pero hoy, en la actualidad, la policía, el departamento antidroga, no creo que estén haciendo lo suficiente para acabar con este tipo de drogas", explicó el periodista residente en la capital cubana.
El problema se ha extendido a otras regiones de la isla, como indica el diario provincial de Las Tunas, en un artículo donde sugieren que esta provincia oriental se ha convertido en otro epicentro del consumo de drogas, con un pico de casos registrados a partir de la segunda mitad de 2024.
Las edades de los consumidores promedian entre los 13 y 17 años, señaló Jorge Rueda Gómez, psicólogo del Servicio de Adicciones en una entrevista publicada por Periódico 26.
Otro medio oficialista, el portal CubaDebate, entrevistó a la doctora Elizabeth Céspedes, directora de un centro de rehabilitación para adolescentes adictos, quien explicó que esta droga se elabora con ingredientes de bajo costo, muy tóxicos como el formol y los anestésicos para animales de gran tamaño. También cannabis sintético y otros elementos.
Preguntada sobre los efectos de este estupefaciente, la experta alertó: "No quedará nada que pueda mantenerse sin afectarse, se trata de tiempo y consumo y se irán experimentando efectos de menor a mayor frecuencia e intensidad desde euforia, relajación, desinhibición, dificultades en la autorregulación, alteraciones de la percepción y de la consciencia, somnolencia, nauseas, pérdida del apetito, convulsiones, taquicardia, hipertensión arterial, arritmias graves, cuadros anginosos que pueden llevar al paro cardíaco, ataxia con alteración del control muscular; de ahí las posiciones contracturadas por rigidez muscular y marcha tipo zombi que se presentan en algunos jóvenes".
Sobornos a la policía
En el municipio capitalino La Lisa, el joyero Vladimir Ríos Cruz dijo que en su localidad han hecho varios operativos pero "no cogían a nadie", porque un oficial de la policía les avisaba a los vendedores y traficantes a cambio de recibir un soborno de 10.000 pesos.
"Luego, cuando hicieron un operativo a otra escala, cogieron a cuatro personas. Estas cuatro personas dijeron que el Jefe de Sector (Policía Nacional) les avisaba cuando iban a hacer la redada (...) y tres días después del operativo se seguía vendiendo frente a un preuniversitario y frente a una escuela primaria y no pasa nada", relató.
Cruz Ríos cuestionó que las autoridades actúan rápidamente cuando se trata de perseguir a los opositores y activistas por los derechos humanos: "Si en este país yo ahora salgo en secreto a casa de José Daniel Ferrer, tenga la seguridad de que yo no llego, ni a casa de Ángel Moya. Olvídate que yo no voy a llegar. Entonces, si esta gente tiene un circuito tan cerrado y lo saben todo (...) no me explico por qué se vende la droga en la calle y no pasa nada".
A su juicio, la ciudadanía es quien tiene que tomar cartas en el asunto "porque al Ministerio del interior no le interesa esto y ellos saben quién vende y quién compra y no actúan".
"No es posible que se permita o que se hagan los de la vista gorda con un problema tan serio como este", sentenció.
En Santa Clara, el periodista independiente Guillermo del Sol coincidió al cuestionar "cómo es que se demora tanto el Estado en resolver algo que es público", que está en las redes y que se ha expandido rápidamente entre la población juvenil en toda la isla, poniendo en peligro la vida de tantos adolescentes.
Del Sol llamó la atención acerca de que las leyes cubanas castigan con más rigor a un manifestante antigubernamental, a los que condenan hasta 30 años de cárcel por sedición, que a un traficante de drogas.
"La gente anda zombie en la calle. Eso es alucinante, pero el problema de esa droga es que la reacción es muy rápida. Desde que tú la consumes hasta que se termina, es rápido y por eso la gente se engancha y además es barata, según tengo entendido", dijo Antonio Font, quien reside en La Habana.
"La Habana está inundada", afirmó el bicitaxista quien también corroboró que los mayores consumidores son los jóvenes.
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