Un grupo de 28 balseros cubanos que se encontraban detenidos en un Centro para Inmigrantes en Gran Caimán fueron deportados a Cuba, en un vuelo chárter el pasado martes. En el vuelo viajaban 22 hombres y 6 mujeres, escoltados por oficiales de la prisión, asegura el diario Cayman Compass.
En el recinto de Fairbanks permanecen 8 cubanos y todavía no se tiene noticias de 6 de los 11 que escaparon el fin de semana de Pascua. Bajo los términos de un memorando de entendimiento, Islas Caimán debe repatriar a los inmigrantes cubanos que ponen un pie en estas costas.
El centro de detenciones estuvo a tope de capacidad antes de la repatriación de los 28 cubanos. Un reportaje de James Whittaker publicado esta semana por el Cayman Compass, criticaba el hacinamiento en que vivían los retenidos.
En medio de filas de decrépitas de literas, los hombres yacen durmiendo en colchones andrajosos rodeados de las pocas pertenencias que llevaban con ellos en el peligroso viaje por mar desde Cuba.
El olor del tabaco impregna el sitio y el sonido de la guitarra española se oye suavemente en un canal de televisión. A través de las ventanas enrejadas, algunos hombres pueden verse sentados en el patio, fumando y hablando. Una mujer embarazada se encuentra en una litera de esquina, sintiendo la brisa fresca de un ventilador eléctrico.
Ropa lavada cuelga en todas partes alrededor de la vivienda de un solo piso, donde 36 inmigrantes cubanos viven en proximidad estrecha, luchando contra el aburrimiento y la frustración mientras esperan noticias sobre cuándo van a ser enviados de vuelta a casa.
Huyendo de la pobreza y la opresión del gobierno comunista en su país, los migrantes han soportado condiciones peores que estas, sobreviviendo días en el mar en embarcaciones caseras, destartaladas, en esfuerzos frustrados y sobrehumanos de llegar a Estados Unidos. Entonces, tenían esperanza; ahora no tienen ninguna.
Uno de los prisioneros que da su nombre es Ignacio de la Terga, hace un gesto indicando grilletes en sus muñecas y nos dice: "Estamos en la cárcel aquí. Todo el mundo que está aquí, está perdiendo el tiempo en este país. Lo único que queremos es salir".
La tensión se está gestando en el Centro de Detención de Inmigración de las Islas Caimán.
"Cuando salimos de Cuba, sabíamos que podíamos perder nuestra vida en el mar. Si ellos nos devolvieran el barco podíamos seguir nuestro camino", dijo De la Terga, un técnico de farmacia que dice que gana $30 al mes en Cuba.
Un grupo de 11 detenidos se escapó de las instalaciones durante el fin de semana de Pascua. Los funcionarios de prisiones encargados del centro reconocen que un número creciente de migrantes están poniendo tensión en el edificio, convertido en cárcel a partir de las bases de un proyecto de construcción de hospitales abortado a mediados de 1990.
Neil Lavis, el director de prisiones, dijo que es un difícil acto de equilibrio entre la exigencia de detener a los migrantes hasta que puedan ser enviados de vuelta a Cuba y el deseo de tratarlos con humanidad. A los detenidos se les permite pasear por los jardines y pueden jugar al fútbol en el salón o en el patio adyacente, pero las luces se apagan a las 10:00 p.m. y una cerca de alambre de púas rodea el recinto.
"Está claro que tenemos que contenerlos. No son prisioneros, pero tenemos que contenerlos o podemos tener situaciones como la que tuvimos la otra semana con ellos volando por encima de la valla", dijo Lavis.
La llegada de otro barco de cubanos probablemente sería suficiente para colmar el centro que ya está más allá de su capacidad.
Uno de los hombres, Osmani Humbert Daialo, apunta a una bolsa de barras de Snickers, galletas y bebidas energéticas, indicando que va a tratar de regresar de vuelta a Cuba con el cargamento para sus hijos. Como profesor de gimnasia en Cuba, dice que ganaba $23 al mes y tenía la esperanza de llegar a Estados Unidos para hacer algo de dinero para enviar a su familia.
Algunos de los cubanos como Rogelio Joel Santana han tratado de llegar a Estados Unidos varias veces. Dijo que problemas en el motor terminaron este, su tercer esfuerzo por escapar de Cuba. Él y sus compatriotas utilizaron una vela improvisada para poder llegar a Cayman Brac.
"Se necesitaron cuatro días para llegar aquí", dijo. "Si nos dieran un poco de ayuda, podríamos continuar. Eso es todo lo que queremos. Me siento estresado, me siento como si estuviera en la cárcel".
A los barcos que simplemente pasan por las aguas de la islas se les permite continuar su camino. Más de 160 inmigrantes cubanos se estima que han aparecido en aguas de las Islas Caimán en los tres primeros meses de 2015.
Los temores de que la ley de Ajuste Cubano, de la que gozan los cubanos que llegan a Estados Unidos para ser admitidos legalmente, pueda ser revocada como consecuencia de la normalización de relaciones entre los dos países parecen estar detrás del aumento de fugas desde Cuba.