Seis presos políticos cubanos denunciaron en llamadas telefónicas una serie de violaciones de los derechos humanos que sufren en las cárceles de la isla. El Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba facilitó a nuestra redacción sus testimonios.
Desde la prisión Kilo Cinco y medio (5 1/2), en Pinar del Río, Carlos Manuel Pupo Rodríguez, de 68 años de edad, condenado por manifestarse en el estallido popular del 11 de julio de 2021 denunció la falta de atención médica: “Llevo seis días ahí con la diabetes esa alta, y a parte soy hipertenso, según ellos, no tienen medicina para dar, no me quieren llevar ni al hospital".
En esa cárcel de máxima seguridad, el fundador en la isla del Partido Unión por Cuba Libre (PUNCLI) cumple 6 años de condena por su participación en las protestas populares de San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa.
También desde ese centro penitenciario, Jorge Alexis Agüero Gómez, de 33 años de edad, condenado por el 11J, alertó sobre los abusos físicos que sufre, por parte de reos comunes que trabajan para la oficialidad del penal.
“Pertenezco al 11 de julio, presento varios problemas de salud y también la agresión física por los reos paramilitares. Hemos hecho quejas y denuncias pero todo eso queda impune, porque estos paramilitares actúan bajo el mando de la jefatura”, advirtió el recluso sentenciado por los delitos de atentado y desacato tras participar en la manifestación del 11 de julio en la ciudad de Camagüey.
El Centro de Documentación de Prisiones Cubanas denunció en noviembre que el hambre "continúa siendo una de las principales formas de maltrato" dentro de las cárceles de la isla.
"No solo afectan a los reclusos con las escasas raciones servidas por debajo de lo normado, la mala elaboración de los alimentos y su poca variedad, sino que en muchas ocasiones les dan comidas descompuestas y con gusanos. La situación es mucho más crítica en el caso de prisioneros que no reciben, debido a sus enfermedades, dietas diferenciadas por prescripción médica", indica el reporte de la organización.
Precisamente sobre este problema habló desde la cárcel de Canaleta, en la provincia de Ciego de Ávila, el preso político Orlando Almenares Reyes, quien aseguró que ya pasaron la Navidad y esperarán el fin de año totalmente desabastecidos de alimentos.
“He recibido torturas, he recibido palizas, he recibido confinamiento solitario, se me han cortado la comunicación, la limitación de visitas a mis familiares y toda esa series de cosas”, denunció el preso político oriundo de Cienfuegos, donde hizo activismo dentro de la oposición hasta que fue sancionado por un delito común, que alegan fue inventado por la policía política.
Desde la prisión de máxima seguridad de Boniato, en Santiago de Cuba, donde cumple siete años de cárcel, el activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), Maikel Mediaceja Ramos, denunció el hambre que padecen los reclusos: “Cuatro cucharadas de arroz, por eso la cantidad de hombres con bajo peso aquí es grande".
"La asistencia médica es mala, no hay medicamentos. Aquí siempre se ha reprimido a la gente, aquí reina mucho el miedo”, describió el opositor de 39 años de edad, condenado en el 2017 por los presuntos delitos de atentado y desacato a la autoridad.
Ramón Enrique Montero Meriño, está confinado en la cárcel de Kilo 8 en la ciudad de Camagüey, donde actualmente hay muchos presos enfermos con un fuerte estado gripal y sin atención médica.
“En un destacamento de 66 gentes, hay 40 con catarro, y para eso no hay nada”, alertó el condenado a 14 años de cárcel por su participación en la manifestación del 11 de julio de 2021 en la capital agramontina.
Desde la prisión provincial de Granma, Las Mangas, ubicada en el municipio de Bayamo, el activista Julio Cesar Vega Santiesteban, denunció que sigue sin atención médica especializada.
“Por acá me mintieron con el problema de llevarme a un conduce por el problema que tengo en la vista, que he perdido la visión en el ojo derecho y me ha afectado el izquierdo, prácticamente no puedo leer, no hay atención médica, con el problema de la presión, no hay medicamentos”, argumentó el prisionero de 52 años de edad y miembro de la UNPACU en el municipio de Contramaestre, en Santiago de Cuba.
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