En el pasado, las naciones y ciudades-estados tenían como héroes a caudillos militares que retornaban vencedores de sus campañas bélicas llenos de gloria después de haber derramado a raudales la sangre de los enemigos y de los guerreros propios. Esos personajes eran recibidos con júbilo por la muchedumbre y colmados de honores, convirtiéndose en los paladines de su pueblo.
Hoy somos bastante menos carnívoros escogiendo nuestros héroes y los hemos sustituido, en gran parte, con figuras descollantes del mundo del deporte.
En nuestra semi ciudad-estado de gran Miami hemos tenido varias figuras deportivas importantes que han brillado en nuestra comunidad. Algunas por la calidad y cantidad de su actuación y otros por su simpatía y carisma durante su trayectoria en el deporte local.
En las primeras dos categorías tenemos a Dan Marino en futbol americano con los Dolphins y a Dwyane Wade en basketball con el Heat. En la tercera categoría tenemos un Jeff Conine en béisbol con los Marlins, que si bien no fue una súper estrella como los dos anteriores, con su simpatía se ganó el mítico título de Mr. Marlin con los fanáticos de la península.
Hemos discutido entre nuestros compañeros de Radio Martí, cuál de estos señores es el de más relevancia en la historia de nuestra comunidad y que ocupa el lugar cimero en el olimpo deportivo local.
Mi opinión sin titubeos es que Wade está por encima de los otros, aun reconociendo lo grandes méritos que estos poseen.
Cuando Dwyane Wade terminó su último juego de la temporada regular en el American Airlines Arena contra los 76s de Philadelphia en abril 19 de 2019, concluyó una legendaria carrera de 16 años en la NBA que incluyó 3 campeonatos, 5 finales NBA, 13 apariciones en el All Star team y el liderato en más tiros bloqueados por un escolta en la historia, lo cual denota la determinación con que jugó. Wade está en los primeros lugares en asistencias, puntos y otras categorías.
Dentro del Miami Heat, Wade es dueño de casi todas las categorías ofensivas en la historia del equipo y hay que recordar que cuando jugó junto a Shackille O’Neal primero y LeBrond James y Chris Bosh después llevó a estos magníficos jugadores a ganar sus primeros campeonatos que nunca habían alcanzado en otras latitudes y con otros elencos.
Desde que Wade fue escogido por el Heat, en la promoción del draft de 2003, a la que pertenecen Carmelo Anthony, LeBron James, Chris Bosh y otros grandes de esa promoción, una de las más ricas en talento de la historia y comenzó a jugar en Miami, las otras franquicias locales tuvieron los siguientes resultados:
Los Dolphins han tenido 9 coaches y han alcanzado la victoria en post temporada en un solo partido; los Marlins no han ido nunca a la post temporada y han pasado por 10 managers; los Panthers del Jockey sobre hielo nunca han ganado una serie de post temporada y los antaño élites del equipo de la Universidad de Miami nunca han ganado un evento de su conferencia.
Pero no solo ha brillado Wade dentro del tabloncillo en ese ballet de gigantes que es el baloncesto profesional, también fuera de la cancha ha mostrado su estirpe y compromiso con nuestra comunidad. Wade ha participado en numerosas actividades de promoción de nuestra área y se ha convertido en un embajador del sur de Florida al tiempo que llevaba al Miami Heat a pasar de ser una gris franquicia local a una institución internacional reconocida en cada continente donde entienden algo de baloncesto: todos.
Hay que oír las manifestaciones de sus compañeros de equipo y aún de sus contrincantes en la duela sobre sus vivencias con Dwyane Wade para percatarse del lugar que le reconocen dentro y fuera del deporte. Pensé citar esas vivencias en este artículo, pero el espacio que tomarían sería más extenso que el del artículo en sí.
Wade se retira cuando está en la cima de su deporte, el mismo dijo que puede jugar 2 o 3 años más y su actuación de este año, saliendo del banco, evidencia esa aseveración. Pero se retira a tiempo, en grande, a una edad madura para el básquet, pero a mediados de sus 30s, edad para comenzar a impulsar los negocios que ha ido armando poco a poco mientras hacía un capital serio con sus entradas de la NBA y los patrocinios de productos que promociona.
Wade no comete el error de aquellos atletas que pretenden seguir cuando ya las facultades no le responden y siguen aferrados a lo que creen que todavía son ya, que la confianza es lo último que se pierde y el espejo es el último que se entera de la triste realidad.
Su gira de despedida ha sido maravillosa, fue recibido en cada última parada de cada ciudad de la NBA con ovaciones y vítores de los fanáticos del equipo contrario y él aceptando con simpatía la gratitud y homenaje de esos fanáticos que reconocen calidad y clase cuando las ven.
En cada cancha de cada una de esas ciudades, Wade siguió siendo el gran embajador de nuestra ciudad. Gracias Dwyane.