El presidente Rafael Correa agudizó más la crisis que existe con los médicos de su país y el Gobierno al exhortar este fin de semana a los familiares de quienes han sido víctimas de “mala práctica profesional”, a pronunciarse frente a la actitud de los médicos que han amenazado con renunciar si entra en vigencia un artículo del nuevo Código Integral Penal.
El artículo 146 de la norma, que reprime con hasta cinco años de prisión a los galenos que incurran en “acciones peligrosas, innecesarias e ilegítimas”, ha despertado la ira de los médicos ecuatorianos, quien se quejan por la posibilidad de ser encarcelados por la “mala práctica”, pero nadie les resuelve la falta de equipamiento en los hospitales.
Correa ha insistido en que existe una “manipulación política” del tema. “Independientemente de lo que hubiéramos hecho esto estaba preparado para hacer un incidente político, para ponernos en contra de los médicos, de sus familias”, dijo.
Amenazó con renunciar a su cargo antes que “ceder a las presiones”. Sin la más mínima intención de ceder en esta tirantez con los médicos nacionales, Correa ordenó a su canciller, Ricardo Patiño, y a la ministra de Salud, Carina Vance (que no es médico profesional) a que recurran a las embajadas y a los galenos de los “países amigos”, encabezados lógicamente por Cuba, lo cual refuerza la tesis de que ha sido el propio gobierno ecuatoriano quien ha precipitado esta crisis para llevar a cabo la traída de los cubanos.
Esto lo ha dado a entender Francisco Vergara, director del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), quien anunció que ya cuentan con un “plan de contingencia”, plan que ya está en marcha con el gobierno cubano.
Según Vergara, ya el IESS ha recibido unas 600 carpetas que se están evaluando para ser acreditadas.
Rafael Correa reveló que ya hay 750 médicos de esos “países amigos” (entiéndase en primer lugar, Cuba, aunque el Gobierno insista en que está priorizando a los nacionales), listos para venir si se producen las anunciadas renuncias en masa. “Hagan todo un instructivo de qué áreas necesitamos, los niveles de sueldo, las condiciones laborales, etcétera, para que nuestras embajadas en todos los países traten de reclutar médicos especialistas”, dijo Correa quien no ha descartado decretar una emergencia en la Salud.
Ecuador se ve abocado, así, a la que sería la emergencia médica más grave de su historia, y en la que son protagonistas los médicos locales de los hospitales públicos que ya comenzaron a renunciar a cuentagotas, y amenazan con seguir haciéndolo en masa.
Las primeras renuncias se dieron en hospitales públicos de Quito y Ambato, pero según fuentes de la Federación Médica Ecuatoriana las deserciones podrían hacerse masivas en todo el país. Por lo pronto, los profesionales de la salud del Hospital Metropolitano de Quito se negaron a reemplazar a los colegas que han renunciado, como señal de solidaridad con ellos.
Las cifras de la Federación Médica Ecuatoriana hablan de 500 especialistas que ya no van más. La inconformidad y las renuncias han venido, por ahora, solo del sector público, pero de acuerdo con la doctora Beatriz León, del Metropolitano de Quito, en los primeros días de febrero se extenderá al privado, con una suspensión progresiva de las consultas.