El diario Cayman Compass de Islas Caimán aborda en un editorial el dilema que presenta para ese pequeño territorio insular bajo jurisdicción británica la corriente migratoria cubana que recala en sus costas: los caimanenses ven con simpatía los esfuerzos de los cubanos por buscar una vida mejor, pero las islas no cuentan con los recursos para albergarlos, detenerlos o asimilarlos en su pequeña sociedad, y el problema se hace insostenible.
Pone el ejemplo de Yoel, de 38 años, que abordó hace 15 meses una embarcación rústica de madera en Cuba con la esperanza de llegar a Honduras y de ahí seguir viaje a EE.UU. Sin embargo, desde mayo de 2016 se encuentra recluido en el Centro de Detención de Inmigración, en espera de respuesta a su solicitud de asilo político.
Esto, acota el diario, es lo que hacen la mayoría de los inmigrantes cubanos, desencadenando un proceso legal complejo y prolongado.
El Centro, que aloja actualmente a 38 migrantes, ofrece condiciones básicas, pero no fue diseñado para albergar a tantas personas y tiene problemas como el espacio común para hombres y mujeres y las deficiencias en la provisión de apoyo jurídico y la disponibilidad de traductores.
El diario se pregunta si es necesario alojar a los solicitantes de asilo en un centro de detención, ya que de acuerdo con las normas internacionales, sólo deberían ser detenidos si existiera una razón para temer que puedan esconderse o representar una amenaza para la seguridad pública.
También cuestiona que deban ser las Caimán, que no son una nación soberana, las que tengan que conceder el asilo a los cubanos cuando quien suscribió las normas internacionales al respecto fue el Reino Unido.
El Cayman Compass expresa asimismo su preocupación en torno a la capacidad de los cubanos que reciban el asilo, y con él la residencia permanente, para asimilarse y contribuir a la sociedad caimanense. Sugiere que Londres debería gestionar su reubicación en países mejor preparados para absorberlos como México y Estados Unidos.
Por último el periódico insta a involucrarse en el tema de los cubanos a la Comisión de Derechos Humanos local, encargada de promover la "comprensión y observancia de los derechos humanos en las Islas Caimán", pero que hasta ahora se ha mostrado renuente a hacerlo,
“Si la Comisión de Derechos Humanos no se involucra en el que podría ser el más significativo problema de derechos humanos en las Caimán ¿para qué tenemos una comisión?”, se pregunta el editorial.
Y concluye diciendo que, “aunque los funcionarios locales parecen tener la esperanza de que con el fin de la política de pies secos-pies mojados (en Estados Unidos) los cubanos dejen de aparecerse a nuestras puertas, la esperanza no puede ser parte de un plan, ni ayuda al abrumado aparato gubernamental de las Caimán, ni tampoco a los cubanos solicitantes de asilo, que ya están aquí.
[Reseñado por Rolando Cartaya, de un editorial del Cayman Compass]