Trece individuos de nacionalidad rusa y tres entidades rusas fueron acusados el viernes de orquestar una compleja trama para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses del 2016 mediante propaganda en las redes sociales.
Cuando todas las miradas estaban puestas en la Casa Blanca, el fiscal especial Robert Mueller, encargado de investigar si el equipo de Donald Trump se coordinó con el Kremlin para dañar a Hillary Clinton, ha destapado la fábrica de las fake news y acusado a 13 ciudadanos rusos y tres entidades del mismo país por interferir en las elecciones de 2016.
El gigantesco operativo, bautizado como Proyecto Laktha, empleaba a cientos de personas y creó desde San Petersburgo una espesa red dedicada a la intoxicación política que actuaba en EEUU.
Los rusos acusados por la oficina del fiscal del fiscal especial Mueller, son: Yevgeniy Viktorovich Prigozhin, Mikhail Ivanovich Bystrov, Mikhail Leonidovich Burchik, Aleksandra Yuryevna Krylova, Anna Vladislavovna Bogacheva, Sergey Pavlovich Polozov, Maria Anatolyevna Bovda, Robert Sergeyevich Bovda, Dzheykhun Nasimi Ogly Aslanov, Vadim Vladimirovich Podkopaev, Gleb Igorevich Vasilchenko, Irina Viktorovna Kaverzina, and Vladimir Venkov.
La acusación, presentada por la oficina del fiscal especial Mueller, dice que los rusos crearon mensajes falsos en el internet haciéndose pasar por activistas políticos estadounidenses y compraron publicidad en forma fraudulenta, todo con el fin de inclinar a la opinión pública en una campaña fuertemente disputada.
Según los cargos presentados las operaciones rusas difundieron información falsa contra la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, y otros candidatos tales como Ted Cruz y Marco Rubio, apoyaron a Bernie Sanders y también al candidato Donal Trump.
De acuerdo con el acta de acusación, la Agencia de Investigación del Internet, una fábrica rusa de mensajes abusivos, insultos y amenazas empezó a entrometerse en la política estadounidense en 2014 y continuó hasta la elección presidencial de 2016.
Los acusados, “haciéndose pasar por estadounidenses y creando identidades estadounidenses falsas”, manejaban grupos en redes sociales creados para atraer a la audiencia del país.
Las empresas implicadas (Internet Research Agency LLC, Concord Management and Consulting y Concord Catering) estaban ubicadas en San Petersburgo. Pero a través de una red de compañías subsidiarias y tapadera, operaban tanto en Rusia como en otros países. Financiados con “millones de dólares”, sólo Internet Research Agency empleaba, según el FBI, a “cientos de personas”. Entre ellas figuraban especialistas en la creación de personalidades ficticias, utilizadas para sembrar sus mensajes sin ser descubiertos.
“Con el tiempo, estas cuentas en redes sociales se convirtieron en los medios con que los acusados llegaban a números significativos de estadounidenses con el fin de interferir en el sistema político estadounidense”, dice el acta.
La intención de la injerencia, dice el acta de acusación, era “sembrar la discordia en el sistema político estadounidense, incluso en la elección presidencial de 2016”.
En el operativo también se incluía la recluta de estadounidenses para que, como activistas de base, desarrollasen actividades políticas y participasen en protestas. Estos norteamericanos, según el FBI, desconocían que estaban tratando con rusos.
El “objetivo estratégico” de los rusos era sembrar discordia, dice la acusación. Para inicios a mediados de 2016, sus esfuerzos “incluían” apoyar la campaña de Trump y desprestigiar a Clinton.
Los rusos también se comunicaron con “individuos inocentes” asociados con la campaña de Trump y otros activistas políticos para coordinar las actividades.
La acusación presentada por el equipo de Mueller incluye ocho cargos. El de conspiración para engañar a Estados Unidos alcanza a todos los imputados. Luego también se incluye fraude bancario, robo y suplantación de identidad. Ningún ciudadano estadounidense ha sido acusado.
La vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders dijo que Trump había sido informado sobre la acusación, pero no hizo otras declaraciones.
Los cargos son congruentes con la evaluación de la comunidad de inteligencia, que meses después de la elección describió una campaña del gobierno ruso para entrometerse en la elección en beneficio de Trump.
Se les acusa de asociarse ilícitamente para “obstruir las funciones legítimas del gobierno de Estados Unidos mediante el fraude y el engaño”, incluso mediante gastos relacionados con la elección de 2016, el no registrarse como agentes foráneos que realizaban actividades políticas y la obtención de visas mediante declaraciones falsas y fraudulentas.
Algunos rusos viajaron a Estados Unidos “bajo pretextos falsos” para reunir información y utilizaron infraestructura informática radicada parcialmente en Estados Unidos para ocultar el origen ruso de su obra.
Según el acta, la Agencia de Investigación del Internet fue fundada por el empresario Yevgeny Prigozhin, de San Petersburgo, apodado el “chef de Putin” porque su cadena de restaurantes y catering organizaba las cenas del líder del Kremlin para dignatarios extranjeros. La agencia también era financiada por las empresas controladas por él, según el acta.
(Escrito con información de la agencia AP y el diario español El País)